Dembélé se gradúa con un golazo decisivo

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Ousmane Dembélé fue el elegido por Ernesto Valverde para completar la delantera en el 4-3-3 que dibujó el técnico blaugrana en la final de la Supercopa de España: el francés ocupó el costado izquierdo del ataque junto a Messi y Suárez, pero acabó por la banda derecha, desde donde marcó un golazo que refuerza su posición en el equipo y que, por encima de todo, permitió al Barça sumar su 13ª Supercopa de España.

Fue un partido muy intenso para Dembélé, que empezó con algunas dudas por la posición en la que lo colocó Valverde, como extremo zurdo, pero que acabó graduado, tras firmar un golazo con un gran disparo desde media distancia que decantó el partido y el título a favor del Barça.

Decantado a la izquierda, Dembélé fue claramente de menos a más: su pulso con Jesús Navas fue de lo más interesante que ofreció el partido, sobre todo en la primera parte. En la segunda, Dembélé ofreció aún más movilidad y supo sacar partido de los espacios que le ofrecía el encuentro. Pero lo mejor estaba reservado para el final, un epílogo inmejorable para un futbolista necesitado de momentos así. 

de menos a más

A medida que avanzaba el reloj, Dembélé le tomó el pulso al partido: se metió en el encuentro sin problemas, buscando casi siempre a Messi en la línea de ataque, y en menor medida, a Luis Suárez. 

En sus intentos de alcanzar la línea de fondo, Dembélé provocó una falta (que Lenglet estuvo a punto de rematar a gol) y más que desbordar en solitario, intentó asociarse. Perdió dos balones en su intento de combinar con sus compañeros, pero no pecó de individualista. Tampoco se acercó al gol, más allá de un centro chut sin consecuencias

Para Dembélé, jugar en la banda izquierda del ataque del Barça fue algo nuevo (solo lo había hecho de manera puntual), pero supo adaptarse con naturalidad: acostumbrado a jugar por la derecha y con más espacios, el planteamiento del Sevilla se le hizo complicado porque el grupo de Machín apenas dejó huecos

Ovacionado

Dembélé también protagonizó una de las curiosidades del partido, cuando en el arranque de la segunda mitad, una parte del público le ovacionó desde la grada. 

Sin embargo, su gran ocasión llegó poco después, en el minuto 62: se incorporó al ataque conducido por Messi, y el argentino le dejó un balón perfecto para el remate del francés, que disparó demasiado centrado, a los puños de Vaclik. Fue una de las mejores oportunidades del Barça. Le faltó el instinto asesino de un delantero centro para marcar el segundo del Barça.

Como si la ocasión de gol le hubiera reactivado, Dembélé se afinó y con más espacios por delante, sacó a relucir su fútbol más vertical: se convirtió en una de las grandes preocupaciones de la defensa del Sevilla. 

En una combinación con Suárez, Dembélé estuvo a punto de plantarse en solitario ante el portero del Sevilla, pero el pase del uruguayo fue demasiado impreciso: en cualquier caso, el francés ganó presencia en una segunda parte más abierta, con los rivales más cansados y haciendo gala de una movilidad que le sentó de maravilla al Barça

Acabó en la banda derecha

A falta de un cuarto de hora para el final del partido, Valverde retocó la posición del francés, que pasó a jugar como extremo derecho: Messi actuó en la media punta y Coutinho se decantó a la banda izquierda.

El cambio de piezas de Valverde resucitó al Barça, hasta el punto de que el propio Dembélé se encargó de anotar el 1-2 con un chut impresionante desde media distancia, cuando ni sus compañeros esperaban que pudiera inventarse un zapatazo así: el balón golpeó en el larguero antes de entrar en la portería del Sevilla.

Fue el gol que decantó el partido a favor del Barça: el gol de Dembélé sirvió para que la Supercopa de España vuelva a las vitrinas del Barça, después del mal trago del año pasado ante el Madrid.

Dembélé fue sustituido en el minuto 85 por Arturo Vidal, que debutó oficialmente con el Barça.