Dembélé se 'autoinvita' al almuerzo de gala del clásico

¿Ha vuelto el mejor Dembélé? Así sentenció el francés su sensacional partido ante el Ferencvaros

Ousmane Dembélé fue el amo del encuentro desde que salió en la segunda paqrte y destrozó a la defensa del Ferencavros en cuanto concedió espacios / MEDIAPRO

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Si alguien es capaz de descolocarnos, de no saber nunca por dónde puede salir, de tener un destello de genialidad único en el mundo del fútbol y a la siguiente jugada realizar una pérdida que cueste un gol. Ese es Ousmane Dembélé. Es de los pocos jugadores en la plantilla del Barça que tan pronto puede desatar un gesto de admiración como un mueca de rabia e incomprensión en uno de sus clásicos cruces de cable. La pena es que hasta la fecha, cuando afronta su cuarta temporada ya vistiendo la zamarra azulgrana, el ‘lado oscuro’ del galo se ha impuesto a ese talento innato y a esa imprevisibilidad que deberían bastar para poder situarse entre los mejores atacantes del mundo.

FOGONAZOS

Nos ha dejado apenas a cuentagotas chispazos de ese desborde y esa calidad técnica tan refinadas que podrían ser un arma mortífera y un elemento que marcase la diferencia al servicio de un Barça que va muy falto de ello. Después de sus ilusionantes minutos el otro día ante el Ferencvaros el aficionado culé aún alberga algo de esperanza de que puedan servir para que esta vez sí el de Vernon dé ese paso al frente, tanto a nivel físico como (sobre todo ) mental.

El problema es que ya nos hemos visto en estas temporadas atrás, por lo que la cautela ya reina por encima de todo lo demás. Lo ‘normal’ es pensar que Dembélé quizás encadena un par de partidos buenos, algún golazo o alguna acción marca de la casa, pero que luego se lesionará y no reaparecerá hasta enero y protagonizará algún acto de indisciplina que vuelva a mandarlo todo al traste. En los días previos al cierre de mercado Koeman repitió por activa y por pasiva que Ousmane lo iba a tener complicado para contar con minutos y que lo mejor era una salida. Trincao y Pedri aportan más trabajo y sacrificio en defensa y eso es vital para el neerlandés.

Pero a pesar de las presiones del club el ex del Dortmund se negó a salir, por lo que a todos los efectos era jugador de la primera plantilla y Ronald puede echar mano de él cuando quiera. Lo que quizás no esperábamos es que ya frente al Getafe le diera la alternativa de inicio. Sin duda acusó la inactividad Ousmane, que perdió muchos balones. Pero en el rato que estuvo sobre el césped ante el Ferencvaros brilló con luz propia con una asistencia de cuento a Pedri y un gol.

No sabemos qué es lo que significa eso. Probablemente Ousmane nos esté dando otra vez el ‘quesito’ y luego vuelva a hacer de las suyas. O no. El tema es que el sábado en el Camp Nou hay una comida de gala en forma de clásico y el no esperará a que nadie le invite, sino que será un comensal más. Un arma que Koeman tendrá a su disposición para cambiar el signo del partido o introducir algo distinto si las cosas no terminan de salir con el planteamiento inicial. Vamos a creer que Dembélé nos mandará más señales. Ilusionarnos por enésima vez con que esta sí, esta es la buena…