El debut soñado de Irene Paredes

Cuando las estrellas que más brillan en el fútbol fichan por grandes clubes, suelen llegar con una mochila cargada de presión y miedo a no estar a la altura de lo que se espera de ellas. Se van dejando ver, poco a poco y tímidamente, hasta que se sienten cómodas en el terreno de juego con su nueva zamarra. No está siendo, para nada, el caso de Irene Paredes. 

Considerada el mejor fichaje del verano en el panorama del fútbol femenino, su estreno con el Barça el pasado domingo demostró que encaja a la perfección en este equipo. 

Que la central vasca no jugase ante el Elche en el primer amistoso de pretemporada, por unas aparentes molestias en la pierna, pareció obra de un destino caprichoso que le deparaba un escenario mejor para su puesta en escena: el Trofeu Joan Gamper, ante un rival de nivel Champions, en el Johan Cruyff, delante de 1.783 aficionados. 

Estreno inmejorable

Tuvo la de Legazpi su debut soñado. Salió de inicio ante la Juventus y tardó solamente doce minutos en marcar su primer gol como azulgrana a la salida de un córner. Su actuación en el global del partido fue excelente e hizo que los espectadores olvidasen que recién acaba de incorporarse al equipo. Parecía que llevaba años jugando con ellas. Y así es, de hecho. La mayoría de sus nuevas compañeras lo son también en la selección española. Evidenció, especialmente, una gran conexión con Mapi León, su pareja indiscutible en el eje central de la zaga en los partidos con la Roja. Defendían arriba pero sin perder de vista la jugada para poder responder a un posible contraataque del rival.

Fue sustituida por Ornella en el minuto 88, con un seis a cero en el marcador, y se llevó la ovación de las gradas de su nueva casa. Ella respondió con aplausos y una sonrisa. Irene Paredes es consciente de que llega al mejor equipo de Europa y quiere llevarlo a lo más alto. Todavía más, si se puede.