Dani Alves se reinventa: un '10' de lujo para el Sao Paulo

Joaquim Piera

Joaquim Piera

No es ninguna casualidad que Dani Alves, en el Sao Paulo, lleve el dorsal 10 en sus espaldas. El ex del Barça es el líder de su equipo y ofrece las prestaciones de de lo que en Brasil tradicionalmente se ha conocido como ‘um camisa 10’. O sea, el articulador del juego ofensivo, el encargado de abastecer a los delanteros y de dar su sello creativo personal al juego colectivo.

Y es exactamente lo que está haciendo el bueno de Dani, que, a sus 37 años, se ha reinventado y está estrenando nueva función táctica. Su deseo es jugar el Mundial de Qatar 2022, en su posición natural – llegará con 39 años –, pero, de momento se destaca donde se cocina las acciones de ataque. Incombustible, ya ha disputado 51 partidos en este 2020, con 6 goles, y habiendo encarado un maratón de nueve partidos completos en octubre (un encuentro cada tres días)

Alguien que comparte su día a día en la capital paulista, ha explicado a SPORT que Dani se ha sacrificado para ayudar a suplir unas de las carencias de su equipo (la falta de creatividad) y para predicar el juego asociativo y la mentalidad colectiva. Dos conceptos que lo ayudaron a convertirse en el mejor lateral de la historia del Barcelona.

Alves desempeña un papel clave en la reconstrucción de un Sao Paulo que no levanta una copa oficial desde el lejano 2012, cuando venció la Copa Sudamericana (su último Brasileirao se remonta en 2008). Y el futbolista récord, con 40 títulos en su palmarés, está obsesionado en romper la mala racha del club del cual siempre fue aficionado. 

La torcida anda sin paciencia, los últimos años se pecó de inmediatismo en el Morumbí y las guerras en intestinas no ayudaron en nada a crear equipos competitivos. En un ambiente mediático conturbado y de máxima presión, Dani cuenta con el reconocimiento de quien comparte su día a día. “Estamos hablando de un icono, por los títulos que ganó y por cómo él es y por el papel interno que desempeña, que no llega al grande público”, destaca su entrenador, Fernando Diniz

“Dani llega, como yo, a la ciudad deportiva, dos horas antes de empezar el entrenamiento y es el último en irse, cuida de manera radical la alimentación y las horas de sueño, se entrega totalmente al Sao Paulo, a sus compañeros, al cuerpo técnico y a la institución”, señala uno de los técnicos brasileños, que mejor trabaja el juego posicional. 

Y Dani tira de galones y experiencia en pro del equipo. “Cuando las cosas no salen, él siempre da la cara, es un futbolista que está siempre a disposición para jugar y que, en campo, es de los tres jugadores que más kilómetros hace”, indica Diniz, que desde que aterrizó en el Morumbi, en septiembre de 2019, ha tenido a Alves como su extensión en el vestuario y dentro del campo. 

La concepción futbolística de Diniz – a quien ya se le apellidó como el Guardiola brasileño – y la de Alves es coincidente: “intento sacarle todo lo que tiene, porque tiene muchísimos a ofrecernos, estamos hablando de un jugador gigante”, señala, el técnico de 46 años.

ALVES: FELICIDAD 24 HORAS AL DÍA

Dani sigue siendo el Dani de siempre. Extrovertido, vital, irradiando felicidad y buen rollo y jugando al límite en las redes sociales, lo que le ha valido algún que otra reprimenda de una torcida no demasiado acostumbrada a lidiar con la irreverencia del personaje. 

El entorno se empieza a contagiar de su optimismo. El Sao Paulo, con su goleada 1-4 ante el Flamengo que dirige Domènec Torrent, presentó su candidatura a luchar por el Brasileirao, donde está yendo de menos a más, en una temporada con altibajos como la eliminación en la primera fase de la Libertadores. 

Con tres partidos menos que el dueto de líderes, Flamengo e Internacional, el equipo de Alves puede terminar como rey de la primera vuelta de una liga compacta por el coronavirus y con un calendario de locos, sin tiempo para respirar.