La curiosa imagen del derbi del 12 de febrero de 1905

La curiosa imagen de un derbi de 1905

La curiosa imagen de un derbi de 1905 / Archivo Jordi Puyaltó

David Salinas

David Salinas

La historia del derbi arranca el 23 de diciembre de 1900 en el campo del Hotel Casanovas. El primer Barça-Espanyol dejó varias curiosidades. El equipo azulgrana, en este duelo de carácter amistoso, presentó un once plagado de reservas (del tercer y cuarto ‘team’) pero opuso gran resistencia a su adversario, que por aquel entonces se presentó como Sociedad Española de Fútbol.

No hubo goles, pero sí una cena de hermandad deportiva, habitual en aquellos tiempos. Como apunta Joan Segura Palomares en el libro del centenario del RCD Espanyol “las malas caras y la rivalidad, en ocasiones nada edificante, llegarían más adelante, cuando la competición se hizo presente…”.

Pasión, anécdotas e infinidad de historias

Desde entonces los derbis han dejado de todo. Pasión, anécdotas, curiosidades e infinidad de historias. El que hoy nos ocupa, el disputado el domingo 12 de febrero de 1905, dejó una imagen sorprendente: la de ambos equipos posando antes del inicio del partido en un patio o tejado cercano al terreno de juego. El partido se jugó en el campo de la Asociación de Clubs de Foot-Ball, ubicado en las calles de Córcega y Casanovas. Un terreno de juego vallado.

El partido, el último de la primera vuelta del Campeonato de Catalunya, finalizó con empate a uno. La poca información del duelo recuerda que “una gran multitud, expectante y carente de emociones, presenció el partido. Éste se desarrolló durísimo, aunque con remarcable corrección, rivalizando ambos contendientes en realizar jugadas de mérito” (Daniel Carbó, Correcuita, en el Historial del FC Barcelona). La Veu de Catalunya precisó que “la concurrencia podía pasar de las dos mil personas, la más elevada cifra de la temporada”.

En la crónica de Los Deportes se dieron más detalles del público y se destacó “la nutrida representación del sexo débil, ofreciendo las márgenes del terreno un espléndido golpe de vista realzado en la espaciosa tribuna, llena cual nunca por las hermosas notas de color de las toilettes de las damas”.

El Espanyol se adelantó en el marcador por mediación de Green (que también fue jugador azulgrana) en el primer tiempo tras un pase de Meyer. En el segundo niveló la contienda el Barça, con cinco extranjeros en sus filas por ninguno el Espanyol, gracias a un disparo lejano de Vidal (“casi desde la mitad del terreno”, precisó Los Deportes).

A partir de aquí, según La Veu de Catalunya el partido pasó a tener color azulgrana: “El Barcelona atacó con firmeza logrando un gol (el del empate) y continuó con empuje obligando a los del Espanyol a colocarse delante de la portería para defenderla de los continuos ataques del Barcelona, que dominó completamente hasta el final”.

Agrega que “el público siguió con grandísimo interés el partido, aplaudiendo las buenas jugadas y comentando desfavorablemente la decisión del juez, que anuló un gol del Barcelona”. En dicho gol, por lo expuesto en la crónica, parte del público vio claramente que el balón había entrado incluso en dos ocasiones.

En cualquier caso, empate a uno y el Espanyol que terminó con diez elementos por retirada de Meyer a consecuencia de un golpe recibido. En Los Deportes no mentaron al infractor pero sí le aconsejaron “procure evitar en lo que pueda los bruscos movimientos de brazos, con lo que su juego ganará en elegancia y se omitirá el disgusto de causar involuntariamente contusiones a los contrarios”.

Durante el partido, según Los Deportes, “las cargas se redujeron a la más mínima expresión, siendo sustituidas por hábiles jugadas, pero sin caer en el exagerado juego individual y de filigranas de otras ocasiones”. El Barça acabó ganando este Campeonato de Catalunya 1904-05 por un punto de ventaja sobre el Espanyol (12-11).