Historia SPORT

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Una Copa del Rey liberadora

El pasado jueves se cumplieron 35 años de un triunfo que abrió las puertas de Europa al Barça

La victoria de un Barça desahuciado ante la Real Sociedad (1-0) en el Bernabéu evitó que los azulgranas dejaran de tomar parte en los torneos continentales

El gol que dio el título al Barça en el Bernabéu, obra de José Ramón Alexanco en el minuto 61. El capitán azulgrana firmó una victoria balsámica

El gol que dio el título al Barça en el Bernabéu, obra de José Ramón Alexanco en el minuto 61. El capitán azulgrana firmó una victoria balsámica / Ignasi Paredes

David Salinas

David Salinas

El pasado jueves (30 de marzo) se cumplieron 35 años de una de las conquistas más liberadoras del FC Barcelona: la Copa del Rey de la temporada 1987-88. El equipo azulgrana, con este título, además de dar una puntual alegría a la entonces deprimidísima afición culé, se aseguró su presencia en las competiciones europeas —Recopa— del siguiente curso (1988-89), inalcanzable por otras vías. La victoria en el torneo del KO, ante el vigente campeón, la Real Sociedad, también salvo la cabeza del presidente Josep Lluís Núñez. El mandamás azulgrana estaba presionado por los jugadores (en el tema de los contratos de imagen) y por la oposición, que lo hacía responsable de la caída en barrena del equipo.

El FC Barcelona 1987-88 ha sido el conjunto con los peores registros en el Camp Nou desde su inauguración en septiembre de 1957. Los jugadores de Terry Venables, reemplazado por Luis Aragonés tras una derrota contra el Valencia (0-1) en casa en la cuarta jornada de la Liga, perdieron ocho partidos de los 27 disputados como locales. En el torneo doméstico, de los 38 puntos en juego, sumaron 21 (el 55%).

Caída libre

En la Liga el Barça arrancó con una victoria en Las Palmas (1-2). Sin embargo, cuatro derrotas consecutivas (Sevilla, Espanyol, Valencia y Athletic) evidenciaron la descomposición del equipo. Luis, de todas formas, dio una vida extra al Barça y lo llevó a ganar la Copa del Rey después de apear al Murcia, Espanyol, Castellón y Osasuna. El torneo del KO era la única puerta de entrada a Europa después quedar fuera de la Copa de la UEFA en cuartos (Bayer Leverkusen) y ocupar la decimoprimera posición en la Liga, a 22 puntos del líder y a 9 de las plazas europeas a falta de ocho jornadas.

En la final, avanzada al 30 de marzo de 1988 por ser año de Eurocopa, el Barça fue un equipo distinto sobre el césped del Santiago Bernabéu. Luis no inventó nada. Dibujó un 4-4-2 y apostó por la experiencia y un fútbol simple y práctico. Balones largos, de Zubizarreta desde atrás y Schuster desde el centro del campo, y sacar provecho de las jugadas aéreas y a balón parado.

El único gol de la final llegó, precisamente, a través de una falta lanzada por Schuster despejada por la zaga de la Real, llegando el balón a pies de Calderé. Así lo contó SPORT: “Balón colgado por Calderé al área donostiarra, entra al remate Urbano y el esférico queda muerto a pies de Lineker, que dispara, rechaza en corto Arkonada y Alexanco, que seguía atentamente la jugada, marca”. El Barça formó con Zubizarreta; Gerardo, Migueli, Alexanco, Julio Alberto; Urbano, Roberto, Schuster, Víctor (Calderé, min. 56); Carrasco y Lineker.

Cuando el árbitro Joaquín Ramos Marcos decretó el final del partido, Luis dejó el campo y se dirigió al vestuario azulgrana. “Me he emocionado”, dijo después, para agregar que “quería estar solo. No soy de piedra”. De nuevo en el rectángulo de juego, rescatado de su recogimiento por Julio Alberto, el ‘Sabio de Hortaleza’ fue manteado en contra de su voluntad por los jugadores.

El Barça salvó el complejo partido ante la Real Sociedad, que partía como gran favorito por su solidez y contar con jugadores como Arkonada, Zamora, López Rekarte, José Mari Bakero o Txiki Begiristain. Los tres últimos dejarían el cuadro ‘txuri-urdin’ a final de temporada para recalar, precisamente, en las filas del FC Barcelona.

Prueba del mal momento del equipo, y de la institución en general, se vio reflejado en la escasa movilización por parte de la afición. Apenas 3.000 aficionados barcelonistas —fieles y valientes— se desplazaron ese miércoles a Madrid. La Real Sociedad, por su parte, contó con el aliento de unas 30.000 gargantas. En las gradas del Santiago Bernabéu se vivieron momentos de angustia con diversas cargas policiales.

Crisis

La crisis institucional del Barça se materializó un mes después, concretamente el 28 de abril, en el llamado ‘Motín del Hesperia’. Un levantamiento de casi toda la plantilla barcelonista contra la junta directiva por el tema de los contratos de imagen de los jugadores, que se venía arrastrando desde tiempo atrás. En la final, la relación entre los futbolistas y Núñez ya era nula y el presidente no bajó al vestuario a felicitar al equipo. Lloró tras el éxito y dedicó la victoria a la afición y a su mujer por lo mucho que habían sufrido.

La junta directiva del Barça no celebró oficialmente el título porque cuatro días después al equipo le aguardaba un partido de Liga en Cádiz y no podía permitirse el lujo de dejar escapar más puntos. Frenó también los festejos el hecho de que si se celebraran en jueves santo la respuesta del público podría ser escasa. El equipo sí ofreció a la afición la Copa en el primer partido en el Camp Nou, el 17 de abril, curiosamente contra la Real Sociedad (2-0), que hizo el pasillo al Barça cuando saltó al terreno de juego.