La Copa, objetivo prohibido para Dembélé

Los problemas musculares de Dembélé han sido una constante desde que llegó al Barça. El extremo francés ha ofrecido un rendimiento irregular y un porcentaje alto de culpa lo tiene el no haber disfrutado de la continuidad necesaria para acabar de explotar.

Su última lesión, sufrida a los pocos instantes de que arrancara el Celta-Barça del pasado 4 de mayo, supuso un gran problema para los blaugrana, que perdieron una pieza importante ante de Anfield. Las características del delantero parecían idóneas para enfrentarse al Liverpool en la vuelta de semifinales de la Champions. Tras someterse a pruebas médicas, el club anunció una lesión muscular en los isquiotibiales de la pierna derecha, sin definir el periodo de baja.

Descartado absolutamente para las jornadas que aún quedaban de LaLiga, la incógnita era saber si llegaría a punto para disputar la final de la Copa del Rey del próximo 25 de mayo en el Sánchez Pizjuán. Ese día se cumplirán tres semanas exactas desde que se lesionó en Balaídos, que sería la estimación más optimista de recuperación. Demasiado justo para una previsión de entre tres y cuatro semanas. Sobre todo teniendo en cuenta su historial. 

Así, es muy poco probable que Dembélé pueda disputar la final ante el Valencia. Salvo que acorte los plazos y se produzca una recuperación casi milagrosa, el francés causará baja. Lo único que obliga a no descartarle de forma definitiva es el hecho de tratarse de la disputa de un título y ser, además, el último partido de la temporada. Pero Francia juega ante Turquía y Andorra en el mes de junio dos encuentros clasificatorios para la Eurocopa 2020 y Ousmane es un habitual en las convocatorias de Deschamps. El caso del extremo no es tan distinto al de Luis Suárez.