China, la última gran tentación del fútbol mundial

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Basta con echar un vistazo a la larga lista de jugadores de primer nivel que se han marchado a Asia en los últimos años para comprender las dimensiones de este huracán. La Superliga china ha irrumpido con fuerza en el fútbol de élite, y lo ha hecho no solo fichando a cracks en el ocaso de su carrera, sino también convenciéndoles de abandonar Europa en plena madurez. El potencial económico de una competición todavía a años luz del foco mediático se multiplica sin cesar y los clubes chinos satisfacen las altas fichas de los jugadores. La Major League Soccer estadounidense ya no es la única opción para lograr un (último) gran contrato lejos del Viejo Continente.

ESTADOS UNIDOS PIERDE FUELLE

Hubo un tiempo en el que la ruta parecía incluso ya fijada. Los Beckham, Keane y Henry abrieron el camino. Grandes éxitos en Europa para acabar dando los últimos coletazos en Estados Unidos. América no era sólo un lugar hambriento de fútbol de calidad, ya que su elección debía entenderse también en términos de marketing. Y personales, claro, pues la calidad de vida del país norteamericano resulta una inversión de futuro a nivel familiar. Sobre todo, pensando en los más pequeños de la familia. Ahora, con la explosión de la Superliga china, el sueño americano tiene algo menos de fuerza.

Los “sí, quiero” a los petrodólares catarís han perdido protagonismo en la última década (Pep Guardiola, Xavi Hernández, Raúl González y Fabio Cannavaro, entre otros, se decantaron por esta opción), algo que en menor medida también ha sucedido con el fútbol indio. La corta durada de la Superliga India, de solo tres meses, convierte el paso por dicho país en una breve aventura. Ésta, generalmente, precede la retirada definitiva. Roberto Carlos o Marco Materazzi optaron por ser jugadores y a la vez entrenadores de sus respectivos equipos.

INVERSIONES ASTRONÓMICAS

Mientras las otras aventuras pierden fuerza, la china crece cada día más. Y es que las inversiones económicas de sus clubes parecen no tener techo: traspasos de hasta 60 millones de euros (Oscar) y salarios a la altura de los de Messi y Cristiano Ronaldo que superan los 20 ‘kilos’ anuales (Tévez). Ni siquiera la nueva normativa, que obliga a desembolsar un impuesto del 100% en cada fichaje, parece frenado la dinámica. Hecha la ley, hecha la trampa, ya que el pasado mes de enero el Beijing Sinobo Guoan le dio el dinero a Cédric Bakambu para que comprara su carta de libertad. Una vez desvinculado del Villarreal, el delantero fichó por el conjunto chino, que se ahorró el tributo. La cesión con opción de compra obligatoria es otro tejemaneje que se está llevando a cabo para regatear al fisco.

Pero el dinero no lo es todo. Gran parte de los jugadores que se marchan a China no se adaptan a su nueva vida. Las plantillas cuentan con una mayoría de futbolistas locales, lo que dificulta la relación de los ‘forasteros’ con su entorno. En ese punto, el idioma supone un importante hándicap. Así, son muchos los que optan por regresar a Europa (o Sudamérica) cuando tienen la oportunidad. El caso de Didier Drogba, que en 2012 no aguantó ni medio año en el Shanghái Shenhua, sirve de claro ejemplo.