El chef de los presidentes

Comer en los mejores restaurantes del mundo es fácil. Solo hace falta tener dinero para pagar la cuenta. Sin embargo, no todo es la comida, no todo son los fogones; el lugar también cuenta. Y pocos espacios más singulares hay en el planeta para llenar el estómago que la Llotja President Sunyol, un espacio situado en el antepalco del estadio blaugrana en el que el presidente del club recibe a sus invitados a modo de anfitrión. Hay mucho protocolo, mucha corbata, también mucho fútbol e incluso negocios. Y nada de eso sería posible sin que, como mandan las normas de la buena educación, no hubiera platos rodeando a los invitados e invitándoles, valga la redundancia, a probar las recetas de los responsables gastronómicos del recinto.

Durante los últimos diez años el responsable de liderar el servicio ha sido Jordi Jacas, chef de ‘El Molí de l’Escala’, una meca culinaria para cualquier persona, pero especialmente si es culé. Allí, en L’Escala, ofrece una cocina de raíces catalanas con especial atención al Alt Empordà. Todo ello y mucho más lo trasladó en 2012, cuando ganó el concurso para inaugurar un espacio gastronómico separado del resto de los servicios que ofrece el Camp Nou.

El jardín del presidente

“Desde el primer momento pensé que aquello era el jardín del presidente, donde recibe a los invitados del club, allí es donde su función toma más sentido durante los días de partido”, asegura Jacas, para quien haber colaborado en con el club durante diez años ha sido un honor: “Ha llegado la pena haber llegado hasta aquí. Mi oficio ha sido tan generoso conmigo que me ha permitido vivir todo lo que he vivido en el Camp Nou”. Y ha vivido mucho. Una década da para infinidad de anécdotas, de momentos únicos y de recuerdos que guardará para siempre. También de relaciones que perduran en el tiempo. Ha conocido a tres presidentes del Barça y a infinidad de otros clubs, pero también a famosos como los Rolling Stones, Bono de U2 y a varios jefes de estado. Evidentemente ha dado de comer a grandes figuras del mundo del deporte. Jordi Jacas, diez años después, decidió no presentarse al nuevo concurso porque “tengo que hacer las cosas con mucha pasión y ya no me quedaba demasiada después de diez años. Una cosa es hacerlo con 34 y otra con 44. Ahora estoy en un momento de mi vida diferente”.

Residente en L’Escala, se ha desplazado hasta Barcelona todos y cada uno de los 300 partidos en los que ha sido el encargado de repartir alegría entre los comensales del antepalco. Después de una década, ha sabido reconocer “la educación y cordialidad” de Florentino Pérez, la “gracia y cercanía” de Cerezo o la “simpatía” de Ángel Torres. Pero a las personas, más que por sus palabras, se las conoce por lo que comen. Y ahí hay para todos los gustos. Del dirigente madridista asegura que “tiene un menú especial, con sus aperitivos distintos, absolutamente especiales. Cuida mucho su dieta”. ¿En qué consiste? “Básicamente comía jamón y poco más”. Además, el Madrid, como el Milan o el PSG, piden que se les habilite un espacio privado para degustar sus ágapes. Sus directivos no suelen dejarse ver por el especio común del palco. Algo similar ocurre con los jugadores del primer equipo, cuyo recinto reservado se habilita al descanso para aquellos futbolistas no convocados o lesionados.

Somos lo que comemos

Con quien más relación ha tenido Jordi Jacas es con Rosell y Bartomeu, aunque también ha coincidido con Laporta. Así que conoce bien sus gustos gastronómicos y sus manías durante los ágapes en el Camp Nou. “Sandro prácticamente no comía. Llegaba muy pronto, pero se iba al poco de acabar el partido. Eso sí, cuando llegaba marcaba el ritmo del palco y lo vivía mucho”. De Bartomeu asegura que “llegaba más justo, pero luego se quedaba bastante rato” y que “justo antes de empezar la segunda parte hacía una cañita y un poco de jamón”. Laporta en ese sentido no tiene rival: “Llega pronto y se va tarde y es el que más come. Bastante de todo, sushi, jamón…”. Eso sí, reconoce que “es con el que menos he coincidido”.

La cosa en la Llotja Josep Sunyol va de presidentes y no hubo día más especial para Jordi Jacas que el 2 de abril de 2016. Aquel día el Real Madrid visitó el Camp Nou en partido de LaLiga y acabó ganando 1-2, pero aquello no fue lo más importante. En el palco blaugrana se reunieron todos los presidentes vivos del Barça: Agustí Montal, Raimon Carrasco, Josep Lluís Núñez, Joan Gaspart, Enric Reyna, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. Y, de propina, también estaba Florentino Pérez. Cruyff había fallecido día atrás y el club quiso rendirle un emotivo y unitario homenaje: “Johan seguro que sonreía desde allí arriba pensando la que había liado. Aquel día pensé que había valido la pena ser cocinero para vivir algo así”.

Reñido por la UEFA

Porque Jacas, además de chef, es muy culé. Y no pudo reprimir la alegría cuando Sergi Roberto marcó el sexto gol de la remontada ante el PSG. “Empecé a correr por el palco, absolutamente enloquecido. El metre me cogió del brazo pidiéndome que me calmara”. Fue tarde porque los ‘controllers’ de la UEFA ya habían tomado nota y anotaron su euforia en el informe que realizan en cada partido europeo.

Cada final de partido es uno de los momentos críticos, sobre todo si el Barça ha ganado. Una de las normas no escritas del servicio gastronómico es servir una copa de cava si los blaugrana han ganado: “Se tiene que hacer muy rápido, pero el problema es que a veces el resultado está muy ajustado y hay que tomar una decisión. A veces me la he jugado y otras hemos tenido que correr mucho para servir el cava”. No es la única tradición. En toda la sala no existe ni un solo mantel de color blanco: “No existe el blanco en ningún tipo de mantelería del estadio, siempre debe ser negra o oscura”. Los detalles, en gastronomía, son lo más importante.