Historia SPORT

La charla pendiente entre Cruyff y Menotti

Menotti y Cruyff confraternizaron durante la etapa en la que el argentino asumió el banquillo del Barça. Desde entonces, y pese a la distancia, ambos permanecieron siempre en contacto

César Luis Menotti y Johan Cruyff, una vida siempre relacionada alrededor de un balón y el mundo del fútbol

César Luis Menotti y Johan Cruyff, una vida siempre relacionada alrededor de un balón y el mundo del fútbol

Verónica Brunati

César Menotti siempre sintió una gran admiración por su amigo Johan Cruyff, con quien confraternizó cuando vivió en Barcelona y fue entrenador del equipo culé en las temporadas 1982 y 1983. Esa amistad se mantuvo en los años, y en varios encuentros. A veces, en casa de Rinus Michels; otras, en la de Johan. 

“La muerte de Johan fue inesperada para mí. Teníamos un desafío que yo debía cumplirle”, cuenta con la mirada fija en el piso. El ‘Flaco’ se frota las manos, respira profundo. E intenta no quebrarse. Su mirada ya no es la misma, sus ojos claros se inundan de tristeza mientras contempla una de las fotos de su oficina con su amigo holandés.  

Menotti se toma su tiempo. Piensa en silencio porque siente dolor por la pérdida de un gran amigo. ¿Yo le había prometido traerlo a Buenos Aires a dar una charla. Siempre que nos veíamos me decía: “¿Qué tienes preparado para mí Flaco?”. Y yo le decía: una casa hermosa, mi casa, junto a un campo de golf. Y hacemos una charla ahí, con unos amigos, para hablar de vos, de fútbol. El último Mundial me dijo: ‘Me parece que me voy a morir y no me vas a llevar a Argentina’. Las cosas fueron así. No lo esperaba”.

Al ‘Flaco’ se le corta la voz. Pero se resiste a pensar en que nunca más volverán a verse. “Para mí no murió. Como los músicos. Como Osvaldo Pugliese (una leyenda del tango). Fue tan grande y su obra tan compleja. Le dio tanto al fútbol que trato de pensar que hay un poco de Johan en el fútbol en el que creemos. Hay un poco de Johan en el Barcelona, otro tanto en el fútbol que intenta Guardiola. No están, pero siempre en las mesas aparece Cruyff. Su personalidad y el bien que le ha hecho al fútbol y le hace este tipo de apariciones lo trasciende. Cruyff jerarquizaba la profesión de entrenador porque se hizo respetar. Se revelaba a lo establecido con causas. Hay… el Flaco además tenía una ternura. Y a la vez un gran sentido del humor. Tenía chistes…”.

¿Por ejemplo? “Un día yo voy a saludarlo a Barcelona y pasa Guardiola, que era entonces uno de sus futbolistas. Y me dice para que Pep lo escuche: ¿¿Cómo vamos a ganar la Liga? ¡Mirá las piernas que tiene!”. Era muy gracioso. Y muy comprometido con plantearse y exigir que los jugadores intensifiquen en cada momento de su vida su relación con el público. Porque el escenario lo sostienen los artistas, en este caso los futbolistas y el público. La Scala de Milán es la Scala por los músicos que pasaron por ahí. El Camp Nou, como la Scala, es el conjunto entre el fútbol de élite que se juega allí, que practican sus futbolistas y la pasión por el futbol del público catalán. El jugador tiene que estar habituado a sentirla. Lamentó que el público en Argentina ya no respeta el escenario ni a los futbolistas. En una cancha de fútbol uno no puede ser agresivo. Puede ser burlón, divertido. No irrespetuoso. Por eso, me gusta tanto ir al Camp Nou”, sentencia Menotti.