César: 'fair play' en grado máximo

César Rodríguez, en una acción en Les Corts

César Rodríguez, en una acción en Les Corts / Antoni Campañà

David Salinas

David Salinas

La reciente visita del Murcia Barcelona, con ocasión del partido de Copa del pasado miércoles en el Camp Nou, permite desempolvar un sorprendente capítulo vivido por el público de Les Corts ante el equipo pimentonero el 21 de enero de 1951.

Fue el día en el que el capitán azulgrana, César Rodríguez, regaló un penalti en un arrebato de juego limpio elevado a su grado máximo. Una acción impensable hoy en día.

El Barça se presentó ante sus incondicionales después de perder 4-1 contra el Real Madrid en Chamartín. Y lo hizo con saludo versallesco desde el centro del campo como pidiendo disculpas. Ocupaba la octava posición de la tabla (16 equipos) con 19 puntos, a seis del líder (Atlético).

A falta de 12 partidos las expectativas no invitaban al optimismo. Les Corts recibió de uñas a los suyos y con una incesante música de viento. Incluso iniciado el partido siguieron las protestas.

Y en el minuto tres llegó lo inesperado. Penalti para el equipo de Ferdinand Daucik, cuñado de Laszi Kubala. El penalti, según las crónicas de la época, fue un obsequio del árbitro Francisco Bienzobas Ocariz. Vio falta en una caída fortuita de Basora dentro del área…

Se comentó que, de esta manera, compensaba el par de ellos que escamoteó al Barça en La Condomina en el partido de la primera vuelta (3-2) disputado el 1 de octubre de 1950.

¡Fuera, fuera!

El público, sin embargo, arrancó con gritos de “¡fuera, fuera!” y se alineó a favor del Murcia. El respetable entendió que su equipo, después del varapalo recibido en Madrid, no era merecedor de ponerse por delante tras un regalo.

La protesta fue tan unánime que César, por su cuenta y riesgo, sin consultar con nadie, se hizo con el balón, lo acomodó en el punto fatídico y… lo lanzó mansamente a las manos del portero Martí, que solo tuvo que agacharse para recoger el esférico.

En ese momento no quedó claro si César regaló el penalti por su generosa deportividad o por reconciliarse con el público. Sí hubo división de opiniones en la grada y abrazos de los visitantes a César por el insólito gesto.

En cualquier caso, con prácticamente todo el partido por delante, la acción, que dejó a Les Corts en fuera de juego, quedaba minimizada por el tiempo que restaba y la inferioridad del adversario, antepenúltimo (11 puntos) y 50 goles encajados en 18 partidos.

De todas formas, el Barça tuvo muchos problemas para superar al Murcia y, al final, solo pudo batir al cuadro del argentino Lino Taioli por la mínima (2-1). César respiró aliviado cuando hizo subir el 1-0 en el minuto 20, pero volvió a la intranquilidad, como el público, un minuto después con el gol de Raphy en fuera de juego “casi colectivo de toda la delantera”, apuntó ‘Vida Deportiva’.

Al final, un gol de Basora a ocho minutos para conclusión llevó la tranquilidad a Les Corts, pero no evitó que el equipo fuera despedido con silbidos y reproches por su juego pobre e ineficaz.

César, al final del partido, aseguró que regaló la pena máxima al exespañolista Martí porque “yo no vi penalti, ni siquiera grave falta”. Agregó que no consultó con nadie su decisión, que no creía que mereciera sanción o amonestación alguna y que “hubiera hecho lo mismo ante el Athletic o el Madrid”.

En caso de derrota admitió que “me hubiera llevado el más grande disgusto de mi vida”. Pero la prensa quería más: “¿Lo hizo cómo César o como capitán?” –le preguntaron. Y respondió: “Como deportista”.

Taioli destacó el gesto de César: “Dio un vivo ejemplo de lo que es un deportista que comprende que la decisión arbitral era un regalo; y le felicito calurosamente”. Daucik no quiso comentar la extrema caballerosidad de César. Bastante tenía con dar brillo al equipo, que por aquellas fechas no solo cosechaba resultados decepcionantes sino que aburría hasta a las ovejas.