FC BARCELONA
Carles Aleñà, el niño que quería ser Rivaldo
Ésta es la historia de Carles Aleñà, el canterano que se estrena con el primer equipo tras brillar con el Juvenil A y debutar con el Barça B. Repasamos su trayectoria en el club
IVAN SAN ANTONIO
Su padre se llama Francesc Aleñà y fue futbolista. Jugó en muchos equipos, la mayoría catalanes como el Granollers, el Sant Andreu, el Lleida o el Mataró. Pero también militó en el Xerez, el Elche o el Mallorca B. Lo que se dice un trotamundos.
Todo lo contrario que su hijo Carles, que empezó jugando en casa, siguió en el club del colegio, el Valldemia, de los Maristes de Mataró, y a los 8 años fichó por el Barça. Ahí sigue, ahora ya con 18 años. Más de media vida de blaugrana.
"No me llamo Carles, me llamo Pivaldo"
Aleñà nació el 5 de enero de 1998, durante la primera temporada de Rivaldo en el Barça. Cuando Rivaldo se marchó al Milan, solo tenía cuatro años, pero el brasileño marcó a aquel niño, tanto que se enfadaba si le llamaban por su nombre: “No me llamo Carles, me llamo Pivaldo”.
Aún no pronunciaba bien según qué consonantes, pero tenía claro que quería ser futbolista. Ese es un deseo que le ha acompañado toda su vida. Cuando Jordi Condom, que entrenaba al benjamín blaugrana, lo vio jugar en Mataró, quiso ficharlo.
La maquinaria se puso en marcha y Aleñà inició un periodo de ocho años viviendo en un taxi, el que le llevaba del colegio a la Ciutat Esportiva y de la Ciutat Esportiva de vuelta a casa. Allí estudiaba, reía, dormía y descansaba para, al día siguiente, volver a empezar.
EL GRAN ESTIRÓN
Sus padres lo han machacado siempre con una idea: “La prioridad es estudiar, está bien que quieras ser futbolista, pero estudiar te dará seguridad”. Carles responde con resultados en clase y sobre el césped. Es buen estudiante y buen futbolista.
Quiso ser Rivaldo y empezó jugando de extremo zurdo. Con el tiempo retrasó su posición y acabó de interior, desde donde explota todas sus virtudes: visión de juego, llegada, buen disparo y, desde hace algunos, años, capacidad física.
Era pequeño, pero se hizo grande. Mide ya 1,80 centímetros y aún puede ganar algo más de altura. Un interior zurdo con todas las virtudes de los ‘bajitos’ que además es potente por arriba. Exactamente lo que le falta al Barça.
Todo dependerá de cómo evolucione. Ni él ni su padre, que es quien mejor conoce el mundo del fútbol, tienen prisa. Aleñà se ha fijado mucho en las carreras de Xavi e Iniesta y reconoce en ellos la virtud de la paciencia.
Para triunfar en este deporte y hacerlo en el Barça es imprescindible el talento innato con el que cuenta, pero también saber esperar el momento y, cuando éste llega, aprovecharlo.
UNA TEMPORADA EN TRES EQUIPOS
En la mentalidad de Carles no entran las prisas, sino la cocción lenta y segura que da vivir en La Masia. Ofertas no le faltan para correr en Inglaterra, pero él prefiere el blaugrana.
Esta temporada se ha convertido en la referencia del Juvenil A al lado del coreano Lee y ya ha debutado con el filial de Gerard. Esta miércoles puede debutar con el primer equipo de la mano de Luis Enrique.
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