La cantera se doctoró en el Villamarín

El equipo que presentó Cruyff en el Villamarín en octubre de 1995, con ocho canteranos

El equipo que presentó Cruyff en el Villamarín en octubre de 1995, con ocho canteranos / IGNASI PAREDES

David Salinas

David Salinas

En la historia de los partidos Betis-Barça de Liga destaca, entre otros, el del sábado 7 de octubre de 1995. El equipo de Johan Cruyff firmó una actuación histórica en el Benito Villamarín ganando 1-5 con ocho canteranos en el equipo titular y cuatro en el banquillo.

Cuatro de los goles llevaron la firma de los chavales, maravillando el tanto de Iván De la Peña, el de la ‘manita’. El octavo proyecto del Flaco arrancaba con buenas sensaciones, pero acabaría estallando por los aires a solo dos partidos del final y después de no alcanzar ningún objetivo en forma de título.

El Barça se presentó en Sevilla con bajas sensibles en la delantera –las de Cuéllar, Prosinecki, Kodro y Jordi, todas por lesión– y otras dos ausencias de peso –Popescu y Hagi– por tener compromiso con la selección de Rumanía (no existía el calendario unificado). El equipo azulgrana viajó con 17 jugadores (uno más de los 16 que se podían inscribir entonces en el acta por arrastrar Bakero un proceso gripal que no superó, siendo el descartado).

Festival

Entre los expedicionarios, 12 canteranos y la Quinta del Mini casi al completo (solo faltó Quique Álvarez). Los elegidos por el ‘tulipán’ fueron: Busquets, Ferrer, Carreras, Sergi, Roger, Velamazán, Moreno, Òscar, Guardiola, De la Peña, Celades y Amor; los fichajes nacionales Nadal, Abelardo y Lopetegui y un extranjero, Figo.

Cruyff no le tembló el pulso y, con su valentía acostumbrada, alineó un once con ocho jugadores formados en el fútbol base más NadalAbelardo Figo. De entre los canteranos, el mayor era Busquets (28 años) –el padre de Sergio–, seguido de Amor (27), Ferrer (24) y Guardiola (24). Sergi Carreras tenían 23, Òscar 22, Moreno 20, De la Peña y Celades 19 y Roger Velamazán (debutante), 18. Un baby Barça.

El partido, que no fue nada fácil para el conjunto del Camp Nou, se le puso de cara al Barça gracias a los goles de Roger Velamazán y las paradas de Busquets. El sufrimiento azulgrana se acusó todavía más en el segundo tiempo, cuando Pier recortó diferencias en el minuto 47. Fue entonces, con el Betis volcado, cuando el talento de los jóvenes barcelonistas salió a relucir con toques exquisitos y profundidad.

En los últimos 9 minutos llegaron otros tres goles, obra de Celades (se estrenó como goleador), Velamazán De la Peña, después de recoger un rechace del meta Jaro a disparo de Roger y superarlo por alto con una exquisita, perfecta y colocada vaselina.

El Barça, que no conocía la derrota, superó una prueba de fuego con la gente de la casa, que mereció los más encendidos elogios de Cruyff: “Los jóvenes han estado fabulosos. Han hecho el partido de su vida. Cumplieron sobradamente. Están en su fase de formación y aún se les puede exigir más, pero quiero destacar su labor y su entrega. ¿Mérito mío? Es de todos, aquí hay una base de calidad y fuerza física muy buena”.

Para los chavales también fue un día inolvidable. “Es muy difícil que exista alguien más feliz que yo porque debutar así es más que un sueño”, confesó Velamazán. “La afición puede estar orgullosa”, dijo Carreras. “El mejor del partido no he sido yo sino el Barça, que ha logrado golear. ¿El gol? Bueno... si no chutas, no marcas. Eso lo aprendí de pequeño”, apuntó Roger. Por su parte, De la Peña confesó que “ha sido uno de los goles más bonitos que recuerdo”.

'Quintas'

Los resultados obtenidos superaron de largo las previsiones iniciales. La sensación era que Cruyff había dado con la tecla, que se había reinventado y que con la Quinta del Mini o la Quinta del Calvo había encontrado mimbres para armar el equipo soñado: un Barça de la cantera con tres extranjeros de etiqueta. Además, en la recámara esperaba la Quinta del BiberónArnau, Patri, Xavi Roca, Setvalls, García Pimienta y Mingo.

Mantuvo el tipo el Barça hasta casi la recta final, pero acabó cediendo. Se le escapó la Copa (ante el Atlético) el 10 de abril de 1996, después la Copa de la UEFA (contra el Bayern Múnich) el 16 y en la Liga, un 1-3 ante el Atlético en el Camp Nou, el día 20, enterró prácticamente sus opciones.

La decepción primero y la crispación después se adueñaron de la entidad y el final fue trágico. El terremoto fue de tal magnitud que acabó, de un plumazo, con una de las mejores etapas del barcelonismo, en la que, entre otros éxitos, se sumó la primera Copa de Europa y cuatro Ligas consecutivas.