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FC BARCELONA

El cambio de discurso de Nico Williams: ¿Cómo sentó en el vestuario del Barça?

Los compañeros blaugranas de selección del futbolista navarro daban por hecho su fichaje

Comunicado del Athletic Club

SPORT

Víctor González

Víctor González

El 4 de julio, ante la sorpresa de todo el mundo del fútbol, el Athletic anunció la renovación de Nico Williams hasta 2035. Bilbao estalló de alivio y Barcelona de frustración: por segundo verano el extremo dejaba plantado a un club que ya tenía listos los 58 millones de su cláusula y un hueco en su once.

Lo irónico es que, esta vez, y como adelantamos en exclusiva en SPORT, la puerta la abrió él mismo enviando a su agente, Félix Tainta, a expresar su deseo a Deco de unirse al Barça. A mediados de junio, tras la Final Four de la Nations League, el director deportivo reconoció que el navarro mostraba una fuerte voluntad de venir. En la concentración de España, Williams buscó a Lamine Yamal, Olmo, Cubarsí y Pedri y les repitió que este año sí vestiría de blaugrana.

El idilio no tardó en saltar a las redes: stories de Lamine (que fue el que más expresó en voz alta, como dijo la SER, que el fichaje etsaba hecho), filtraciones contractuales y salariales y un vestuario que ya lo daba por compañero. Mientras tanto, en Bilbao crecía el malestar entre la directiva y aficionados por una operación que les dejaba sin su jugador franquicia. El Athletic pidió a LaLiga que comprobara la capacidad inscriptora del Barça y los aficionados, indignados, vandalizaron dos veces el mural de los hermanos Williams en Lutxana.

El fichaje vuelve a caer

No era la primera vez que el club catalán vivía ese déjà vu. En 2024 la operación también parecía cerrada y se evaporó por la imposibilidad del club en ese momento, como ya se demostró con Dani Olmo, de inscribirle.

Este verano, entre el 1 y el 3 de julio, las negociaciones entraron en crisis pese a que esta vez el acuerdo personal era más claro que un año atrás. Sin embargo, el agente de Nico, Félix Tainta, exigía que la oferta culé diera garantías de inscripción o una cláusula liberatoria en caso de no cumplir, mientras la directiva rojiblanca blindaban por detrás un contrato de diez años con un salario récord.

En Can Barça se negaron en rotundo a la posibilidad de perder al jugador gratis. La cláusula liberatoria era una línea roja que hizo que saltaran las alarmas cuando las videollamadas dejaron de recibirse y Deco no obtuvo respuesta al borrador final; el silencio fue la primera pista de la voltereta.

La presión ambiental resultó definitiva. La madrugada del día 3, Nico se enfundó una sudadera negra, regresó al mural blanqueado y, protegido por la penumbra, roció un 2035 rojo para ya en casa descubrir su rostro ante la cámara. El vídeo, programado para la mañana siguiente, sellaba el giro.

Sorpresa en el vestuario del Barça

En el vestuario del Barça la noticia cayó con sorpresa. Aunque la relación personal no se ha resentido —Nico sigue teniendo buena sintonía con Lamine, al que avisó primero de su decisión final—, sí ha dejado una sensación de decepción por el cambio de discurso entre los días de concentración, donde el extremo no dejó de insistir en su deseo de vestir de blaugrana, con el desenlace final. Varios jugadores lo daban por hecho, se mojaron en público incluso por él y el giro de guion, aunque respetado, hizo saltar a más de uno como se comprobó en la reacción en redes de jugadores como Dani Olmo y Raphinha.

Al alba del 4 de julio, cuando el Athletic pulsó publicar, el discurso cambió para siempre: "Estoy donde quiero estar, con mi gente, este es mi hogar". Su nueva cláusula sube un 50 % y el Barça se queda sin su oportunidad de mercado, obligado a reactivar las vías Luis Díaz o Rashford para reforzar el ataque de Flick para la próxima temporada.