Brillante punto y final a la carrera de Xavi

Así vive Xavi las últimas horas antes de colgar las botas

 Tras 1.042 partidos como jugador, a sus 39 años el de Terrassa dejará atrás su carrera como futbolista. SPORT ha estado en Teherán como único medio acreditado para vivir las últimas horas antes de que ponga punto final a su carrera / Albert Masnou / Valentí Enrich

Albert Masnou

Albert Masnou

La remota Teherán cuenta con el campo más grande de Asia, el Azadi Stadium, con capacidad para unos 85.000 espectadores. Lo presiden unas imágenes colosales de Ruhollah Jameini y Ali Jaminei, el ex y el actual líderes supremos de Iran. Bajo su mirada juega el Persopolis, actual campeón de la liga local, último rival de la carrera deportiva de Xavi. Las gradas no estaban llenas, todo lo contrario pero los que se acercaron al estadio fue solo para ver cómo Xavi se vestía por última vez de corto. Estaban desde dos horas antes del inicio del encuentro, con camisetas del Barça, gritando su nombre, felicitándole. Fue el gran protagonista de la noche pues la grada no se cansó de corear ‘Xaviiiiii’ en agradecimiento a una gran carrera.

El Azadi es un estadio habitualmente temible para los rivales pero en esta ocasión no fue así. Por la presencia de Xavi y porque el Persopolis ya carece de opciones en una fase de grupos que domina el Al Sadd. Xavi, próximo entrenador del equipo, no quiso perderse este encuentro que le permitía asegurarse el primer puesto  del grupo y afrontar con mayores garantías los deiciseisavos de final de dicha competición. Entonces ya Xavi estará en el banquillo dirigiendo a sus actuales compañeros. Será el primer título que perseguirá porque la final es a finales de 2019.

Homenajes

El propio club local le homenajeó antes del inicio del partido a Xavi con una camiseta del club con el dorsal número 6 y su nombre en la espalda y con una preciosa alfombra, tan característica de la región. El estadio aplaudiendo, los compañeros también y Xavi saludando a diestro y a siniestro. Él mismo fue quien dijo basta de homenajes y que empezara a rodar el balón. Con el brazalete de capitán saludó a los rivales, posó con su equipo y se dirigió al centro del campo donde se reunió con ellos para darles las últimas instrucciones rodeados entorno suyo en un círculo. Sabían que eran unos privilegiados y había que morir para que se despidiera a lo grande. Y empezó un partido en el que el Al Sadd fue a remolque desde el principio por un tempranero trallazo de Torabi (m.16) y el segundo tanto a mitad de la segunda parte.

De las botas de Xavi salieron las mejores ocasiones del Al Sadd. No es que hoy sea un jugador muy esforzado, ni tiene necesidad, pero su talento sigue intacto para dar el último pase o asistir a sus compañeros.

Tanta fue su implicación hasta el final que no quiso ser sustituido para recibir un último aplauso. Solo tenía la idea de remontar el partido, un último ejemplo a una magnífica carrera que causa admiración allá donde vaya. Sea en Catar, en Barcelona o en la remota Teheran.

El  partido acabó 2-0, un resultado que no empaña un bonito punto y final de carrera.