Benfica, 3 - Barça, 2

Berna 1961: Aquellos malditos postes...

La mala suerte y el mejor Benfica de la historia impidieron que el Barça conquistara su primera Copa de Europa. ¿Qué hubiera pasado si los postes de Wankdorf hubieran sido cilíndricos?

Lluís Payarols

El primer intento del Barça de conquistar la Copa de Europa fue frustrante por su desenlace. Pudo ser el mejor colofón a una de las épocas más exitosas de la historia del club -el Barça de les cinc Copes- pero Berna fue una pesadilla que aún recuerdan los aficionados más veteranos.

Quienes no vivimos en primera persona aquella final -por cuestión de edad-, tenemos la referencia de las imágenes y la leyenda de aquella 'final de los postes'. Las porterías del estadio Wankdorf fueron el jugador número 12 del mejor Benfica de la historia, un equipo que supo ser más efectivo que aquel Barça estrellado en aquellos palos cuadrados que pasaron a la historia después de aquel choque.

Un testarazo de Sandor Kocsis fue la efímera alegría barcelonista de aquella primera final blaugrana de la máxima competición continental. Efímera, porque duró diez minutos. Primero Aguas remachó bajo palos un primer disparo benfiquista. Poco después, la mala fortuna persiguió al Barça cuando Ramallets introdujo en su propia portería -deslumbrado por el sol- un rechace.

El Benfica había dado la vuelta al marcador de Wankdorf y tras el descanso, una volea de Coluna supuso el 3-1 parcial. A partir de ahí, los barcelonistas empezaron a perdonar ocasiones clarísimas, en unas ocasiones por la fortuna de la defensa portuguesa y en otras, por los palos de la portería de Wankdorf. El golazo de Czibor en el minuto 75 dio cierta esperanza, pero los de Enrique Orizaola no pudieron completar al menos una igualada que hubiera forzado un segundo partido. Fue una decepción histórica.