El Barça del pueblo

El Barça había ganado diez Ligas a. de C., es decir, antes de que llegara ‘Déu nostru senyor’, como así define Juan de la Boque a Cruyff. Desde entonces se han conquistado, usando las palabras que usó Joan Laporta para analizar la que se acaba de ganar, “contra todo y contra todos”, un total de dieciocho. Todas ellas amenizadas con cinco Champions y muchos otros títulos.

De "La Masia no se toca" a "La Masia es innegociable"

Décadas atrás quedaron el “en un momento dado” del propio Johan Cruyff en 1991, el “ciutadans de Catalunya” de Guardiola con la primera Copa de Europa un año después, o el “blancos, llorones, felicita a los campeones” de Figo tras ganar la Copa en 1998. Todas esas celebraciones y muchas más tuvieron en la plaça Sant Jaume un escenario que pasó a la historia para dar paso a la rúa, una alternativa que permite a muchos más barcelonistas disfrutar de la celebración que se vive por las calles de Barcelona.

El Barça, tras poner el cierre al título en Cornellà, acertó mandando subir al día siguiente a sus futbolistas a recorrer los seis kilómetros que separan el Spotify Camp Nou del Arc de Triomf en autocar. Las mejores fiestas siempre son las inesperadas. La noche anterior fue larga y arrancó cuando llegaron a la Ciutat Esportiva que lleva el nombre de quien fundó la mejor institución deportiva de la historia, el Futbol Club Barcelona. Se llamaba Joan Gamper.

Pero había ganas de más y, pocos minutos después de las seis de la tarde, Hansi y sus chicos empezaron a recorrer el camino que les llevó desde Arístides Mallol a Travessera de Les Corts, Numancia, París, Balmes, Pelai, Fontanella y Trafalgar hasta el Arc de Triomf, que en castellano se traduce como arco de triunfo, el del Barça en una temporada histórica de la que muy pocos esperaban algo. Las expectativas lo condicionan todo, para bien y para mal, pero la realidad es una.

El Barça no del pueblo; es el pueblo

La Guardia Urbana cifro en 670.000 personas las que salieron a la calle no solo a ver a sus ídolos, a quienes han honrado el escudo de la religión que profesan, sino también a honrar la historia del Barça, esa que dice que este club nació por y para el pueblo barcelonés. La globalización y los años han querido que este club sea hoy universal y que haya llegado a cualquier rincón del mundo, pero el epicentro de todo lo que se pinta de azul y grana es la Ciudad Condal, la capital de una Catalunya orgullosa de una institución que luce orgullosa en el pecho la ‘senyera’ y la ‘creu de Sant Jordi’. Sí, el Barça es del pueblo.

Y lo es porque en el autocar Flick miraba cómo Fermín López, nacido en El Campillo (Huelva) atendía en un perfecto catalán a ‘Barça One’, pero también viendo cómo Gavi ha convertido el escudo blaugrana en su forma de vida, que Lewandowski ha acogido la fe barcelonista en su credo, que Ter Stegen lo hizo hace años y que Lamine aprendió a hacerlo en La Masia mientras Èric Garcia, Casadó o Pau Cubarsí lo llevaban de serie. El Barça es una familia y ese y nada más es el secreto de su éxito, compartido ayer con quienes dan sentido al todo, su gente. En el fondo, el Barça no es del pueblo, es el pueblo.  

Comunión total

Fueron casi cuatro horas de rúa en la que futbolistas, técnicos y todos los que la recorrieron subidos al autocar mantuvieron una conexión constante con quienes esperaban en las calles. No solo la afición tomaba imágenes, sino que también lo hacía, por ejemplo, Hansi Flick, al que se le vio disfrutar muchísimo de la fiesta. Varios seguidores lanzaron banderas, camisetas o balones para que los recogieran desde el autocar y los firmara alguno de los protagonistas de una temporada histórica. Íñigo Martínez incluso agarró una ‘estelada’ colocada en un largo mastil que movió desacomplejado para hacer ondear la bandera. 

Fue una fiesta celebrada por centenares de miles de personas que confirmaron, como dijo Piqué, que Barcelona es blaugrana.