BARÇA, 0 - CELTA, 1

Mala suerte, mal juego, malas vibraciones

El Barça generó un sinfín de ocasiones y poco fútbol. Tras estrellar cuatro remates en los postes, perdió ante el Celta por el gol de Larrivey

Messi se lamenta tras una ocasión de gol no transformada en el Barça-Celta

Messi se lamenta tras una ocasión de gol no transformada en el Barça-Celta / sport

JUAN MANUEL DÍAZ

El Barça encadenó frente al Celta su segunda derrota en la Liga (0-1) y, además de dejarse el liderato, puso de manifiesto que la derrota del Santiago Bernabéu ha dejado desnortado al equipo. No hubo récord de Messi, ni debut con gol y triunfo de Luis Suárez. Sólo mala suerte, mal juego y malas vibraciones; una combinación pésima para un equipo que viene de cerrar una etapa dorada y busca su identidad.

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LIGA BBVA

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Alineaciones
FC BARCELONA
Claudio Bravo; Alves, Mascherano, Mathieu, Jordi Alba; Busquets (Xavi, 65'), Rakitic, Rafinha (Pedro,65'); Luis Suárez, Messi (c) y Neymar.
RC CELTA
Sergio, Hugo Mallo, Cabral (c), Sergi Gómez, Jonny, Radoja, Pablo Hernández (Borja Fernández, 68'), Krohn Delhi, Orellana, Nolito (Madinda, 88') y Larrivey (Charles, 75').

Ciertamente, los blaugrana pudieron ganar y quizás lo merecieron -hicieron cuatro remates a los palos y el meta Sergio brilló- pero la sensación futbolística que dejó fue muy pobre. 

Dos detalles al respecto: El Celta nunca había ganado al Barça como visitante en la Liga; y el Barça no se quedaba sin marcar en el Camp Nou desde el Barça-Sevilla de la Liga 2011-12, cuando el 22 de octubre de 2011 Javi Varas le paró un penalti a Leo Messi en el tiempo de descuento. El choque acabó 0-0.

CAMBIOS SIGNIFICATIVOS

Luis Enrique introdujo tres cambios respecto al once que cayó derrotado frente al Real Madrid, pero significativos. Alba entró en el lateral izquierdo, desplazando a Mathieu al eje y enviando a Gerard Piqué a la grada; Rakitic regresó al titular y la baja de Iniesta no la cubrió Xavi Hernández, sino Rafinha. En cambio, en ataque no hay dudas, a día de hoy, en el barcelonismo: la tripleta Luis Suárez-Messi-Neymar es inmejorable.

Sin embargo, el Barça ofreció una primera parte extraña y, en cierta forma, decepcionante; plagada de ocasiones de gol que solo la mala fortuna y la buena actuación de Sergio impideron una ventaja clara de los blaugrana; pero con muy poco fútbol en el centro del campo y una sensación de vulnerabilidad en la zaga un tanto preocupantes.

En estas circunstancias, Mascherano y Mathieu tuvieron que multiplicarse en sus salidas para tapar las bandas pues Alves y Alba siempre estaban demasiado arriba cuando el Barça no finalizaba las jugadas; y el centro del campo no daba abasto para neutralizar el juego combinativo del conjunto vigués.

Eso sí, la tripleta atacante dejó una sucesión de excelentes jugadas de ataque con un Luis Suárez especialmente motivado y activo. Fue Neymar el que dispuso de la primera ocasión clarísima de gol (11'). Una rosca espectacular que se estrelló en el larguero antes de salir fuera.

Sobre la media hora de juego llegó uan catarata de ocasiones de Messi: a los 30 minutos Sergio sacó una mano espectacular al remate de Leo tras la pared con Neymar; a los 32 Jonny desvió al larguero el remate del argentino cuando ya se cantaba el gol; y a los 33' remató fatal de cabeza un precioso centro de Luis Suárez desde la banda izquierda.

A todo este despliegue de Messi, se han de sumar dos excelentes actuaciones de Sergio a un disparo raso de Luis Suárez (42') y otro cruzado y envenenado de Neymar (43').

EL ESPEJISMO

Esta relación de ocasiones de gol puede hacer pensar en una excelente velada futbolística; incluso, el 64% de posesión de balón favorable al Barça. Pero la realidad es que fue el Celta el que puso el juego, tal y como se entiende en el Camp Nou. El Barça de Luis Enrique fue más vertical que nunca, sin transición cuando recuperaba el esférico ni capacidad para frenar las salidas con el balón jugado del equipo de Berizzo.

Es más, el Celta también dispuso de sus ocasiones: al cuarto de hora de juego, Mascherano tuvo que derribar a Nolito en la frontal cuando ya buscaba la portería; y a los 28', Hernández remató de cabeza un córner libre de marca; por suerte para el Barça, Claudio Bravo neutralizó el remate.

EL MAZAZO

Arrancó la segunda parte con los mismos síntomas y un mazazo porque Neymar volvió a disparar al larguero tras una buen centro de Jordi Alba; pero una desconexión defensiva barcelonista permitió a Larrivey remachar el 0-1 (55').  

El gol del Celta acabó de descomponer al Barça que se desesperaba al ver cómo Sergio le sacaba otro remate de gol a Sergio (65').

Luis Enrique tuvo que recurrir, una vez más, a Xavi Hernández para intentar recuperar algo de fútbol. Un mal síntoma porque el vallesano, una leyenda viva del barcelonismo y del fútbol mundial, tiene 34 años y es evidente que llegará el día en el que colgará las botas.

El caso es que el técnico asturiano recurrió en muchas fases a la defensa de tres con Alves-Mathieu-Alba y con Mascherano de pivote pues junto a Xavi entró Pedro y se retiraron Busquets y Rafinha (65'). Eduardo Berizzo respondió tres minutos después incorporando al joven Borja Fernández por Pablo Hernández y a Charles por el goleador Larrivey: pieza por pieza en ambos casos para no desmontar un equipo que funcionaba.

Y funcionaba tan bien el Celta que Claudio Barvo salvó el 0-2 (78') en una rápida salida del Celta. Alves volvió a dejar solo a Nolito que remató de primeras con la derecha, a pie cambiado y raso; el meta chileno sacó una mano espectacular y el remate posterior de Carles se fue a las nubes.

INTERCAMBIO Y MALA SUERTE

Tampoco tuvo suerte el Barça pues, por cuarta ocasión envió un disparo a los palos, fue un nuevo disparo de Messi, esta vez de falta directa, se estrellaba en la cruceta de la portería de Sergio.

Para colmo, el Celta replicó con una jugada estratosférica de Charles: le hizo un sombrero a Mathieu en el área y su suave remate lo tuvo que desviar a córner Bravo. De nuevo Luis Suárez puso a prueba a Sergio (84') que desvió su chut a córner.

Los nervios se habían apoderado del Camp Nou y del equipo que cargaba una y otra vez contra la portería del Celta dejando espacios atrás pero sin recompensa en ataque. Una auténtica fiesta de difuntos que acabó con una derrota dolorosa por la manera como se produjo.