El Barça jugará en Tánger como en su casa

Jesús Malagón

A día de hoy, el FC Barcelona es una marca global que, vaya donde vaya y juegue donde juegue, siempre tendrá la sensación de jugar como si lo hiciera en casa.

A pesar de jugar a casi 1200 kilómetros del Nou Camp, <strong>el equipo dirigido por Ernesto Valverde jugará la final de la Supercopa el próximo domingo ante el Sevilla</strong> casi como en casa, arropado por un público local donde la afición blaugrana tiene ya una larga historia.

Las peñas con las que cuenta el Barça en Marruecos asistirán al encuentro en bloque: "Vamos a ser más de 700 personas de todo el país; iremos vestidos todos iguales y tenemos previsto desplegar un tifo gigante", explica Yusuf Bennani, de 44 años, especialista en marketing y presidente de la peña de Casablanca y de la federación de peñas blaugranas marroquíes.

El Barça, por cierto, ya jugó en Tánger en 2012 en un encuentro amistoso contra el Raja de Casablanca, al que infligió una humillante derrota por 8-0. Además de las peñas de Tánger, asistirán al partido del domingo las de otras ciudades marroquíes: Tetuán, Rabat, Fez, Marrakech, Casablanca, Chauen, Kenitra, Meknés, El Yadida y hasta de la ciudad de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental.

Únicamente el Real Madrid puede contar en Marruecos con una afición tan numerosa y entregada por todo el país; de los demás equipos españoles, solo cuentan algunos excéntricos aficionados del Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid.  Aficionados del Sevilla hay pocos, pero seguro que los aficionados merengues marroquíes apoyan al conjunto sevillista.

Los partidos entre el Madrid y el Barça se viven en Tánger y en el resto de Marruecos con tanta o más pasión que el fútbol local, llegando a paralizar avenidas enteras, y no faltan las disputas y reyertas (a veces a navajazos) entre marroquíes merengues y culés.

Bennani asegura que la Supercopa va a atraer a peñas barcelonistas de España, por supuesto, pero incluso de países del Magreb: veinte culés tunecinos de la peña de Sfax asistirán al partido, y posiblemente también una pena de Argelia.

El hecho de que el club catalán haya decidido minimizar su estancia en la ciudad de Tánger ha imposibilitado, hasta el momento, la organización de eventos de las distintas peñas en torno al partido mismo.

Y es que el club blaugrana no tiene previsto pasar ni una noche en Tánger, sino que aterrizarán en la ciudad a media mañana del domingo para seguidamente almorzar y descansar en un hotel local antes del encuentro, y tomar el avión de vuelta poco después del pitido final hacia la Ciudad Condal.

En Tánger se rumorea que Messi no participará en el viaje; también, que la tradicional rueda de prensa previa al encuentro se hará en Barcelona.

A algunos esta celebración bajo mínimo de la Supercopa no les ha sentado muy bien, como dice el corresponsal local del diario L'Opinion: "No es de recibo que se permita tal actitud: el evento no es solo el partido en sí, sino todo lo que conlleva: el antes y el después", se lamenta.

En cuanto al tifo gigante que los culés han preparado, el lema puede traer cola: traerá el mensaje en catalán de que "De Tánger a Lagüera, som tots culés".

Lagüera es el extremo sur del Sáhara Occidental administrado por Marruecos y reclamado por el Frente Polisario, un tema que para los culés marroquíes es aún más sagrado que los colores blaugranas. Cataluña, por cierto, es uno de los lugares donde el independentismo saharaui tiene más simpatizantes.

En una ocasión, el Barça mandó una aplicación para teléfonos móviles donde salía el mapa de Marruecos sin el Sáhara Occidental: la Federación de Peñas Blaugranas protestó inmediatamente ante el Barça y el club catalán rectificó, según asegura Bennani.

Por lo demás, no es la primera vez que Tánger acoge un gran evento futbolístico extranjero: en 2011 y en 2017 la ciudad del Estrecho organizó la versión francesa de la Supercopa, el 'Trophée des Champions', logrando un éxito más que considerable.

Los que en estos días se frotan las manos son los comercios de ropa deportiva y los vendedores ambulantes de gorras, bufandas, camisetas (casi siempre pirateadas) y todo tipo de mercadotecnia futbolística, que siempre merodean en las cercanías del Estadio Ibn Batuta de Tánger (43.000 asientos).

El presidente de la Real Federación Marroquí de Fútbol, Fauzi Lekjaa, prometió que no cabría ni un alfiler en el Ibn Batuta. Para demostrar al mundo "la pasión con la que los marroquíes viven el fútbol".