Un Barça incompleto cede la iniciativa

Así se quedó a medias el Barça en Sevilla: el resumen

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Fue el Barça de Setién, pero todo el mundo pensó en el de Valverde. No es ninguna novedad.  Hace meses que el discurso del técnico azulgrana se parece mucho al de su predecesor. Y algo parecido ocurre con sus planteamientos. 

Qué lejos quedan aquellas primeras alineaciones que sacudieron al equipo. Qué lejos queda aquella derrota en Mestalla en enero que supuso un baño de realidad para Setién. Hasta entonces parecía estar flotando.

Asimilando todavía un  sueño que le había sido esquivo hasta entonces. Ajeno al entorno de un club como este. Familiarizándose aún con unas estrellas que había admirado desde el banquillo contrario. Pero con el entusiasmo y la ambición de querer dejar su sello.

Hasta que vivió de cerca lo cara que salía una derrota con esta camiseta. El temporal le llegó muy pronto con jugadores incómodos en el nuevo dibujo de tres defensas. Y críticas de la prensa.

Sin margen de reacción, y con la urgencia del que llega a mitad de temporada, Setién ajustó sus expectativas a la realidad de sus futbolistas. Y ahí sigue desde entonces. Una medida legítima y acompañada en muchas ocasiones de buenos resultados, aunque el equipo haya perdido desde hace tiempo encanto y seducción. 

Un teatro vacío

Algo parecido ocurre con el fútbol en general en la nueva normalidad. Sin público, ha perdido pasión. Sin los aficionados, los equipos locales ya no vuelan. Sin la gente, el fútbol es como un teatro vacío.

El Barça empezó con nervio en el Pizjuán pero fue perdiendo alegría y agresividad con el paso de los minutos. Empezó presionando con la energía de Suárez, titular por primera vez desde que se recuperó de su lesión. Pero fue perdiendo control y peligro. Ni siquiera Braithwaite, el más entusiasta del lugar, logró imprimirle picante al equipo y terminó siendo sustituido, fundido, por Arthur.

Un delantero por un centrocampista. Un movimiento que matizó la apuesta por el 4-4-2. Hasta ese momento del partido el dibujo para replegarse. Sin Braithwaite, Vidal hizo el trabajo en fase defensiva del danés. Y en ataque el equipo se desplegó con el mismo sistema pero con un rombo. 

Setién detectó el desorden del equipo y su fatiga. Y apostó por reforzar el centro del campo en detrimento de un delantero. Un movimiento no necesariamente defensivo. Pero que no sirvió para despertar al equipo.

No ayudó la predisposición de un Arthur que sigue sin encontrarse desde que se reanudó LaLiga. No son noticias alentadoras para el brasileño, que  está perdiendo la confianza del club, señalado incluso, como moneda de cambio en operaciones de futuro como Pjanic. 

Del brasileño apenas hubo noticias en la recta final del encuentro. Y se lamentaba el Barça, frustrado, incapaz de poner en aprietos al Sevilla, diluido con el paso de los minutos. También con Griezmann, que entró como refresco en el momento clave del encuentro pero no logró cambiarle la cara al partido.

Ni siquiera Messi, que lo intentó una y otra vez, sin suerte. El empate le puede salir muy caro al Barça. Que puede perder la iniciatgiva si el Madrid gana a la Real Sociedad en el nuevo Anoeta. Si los de Zidane logran los tres puntos, habrá nuevo líder, porque el goal average particullar es suyo.

La tuvo Suárez al final, pero se le fue arriba. Malas noticias para un Barça que empató una final, pero le quedó regusto de derrota. Le quedan ocho pero ya no depende de sí mismo.