El Barça es un drama

El Rayo repitió, de inicio a fin, el plan que sirvió al Cádiz para ganar en el Camp Nou

Los blaugrana volvieron a mostrar una imagen muy alejada de lo que les pide Xavi

Resumen, goles y highlights del FC Barcelona 0 - 1 Rayo Vallecano de la jornada 15 de LaLiga Santander

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barça salió al Camp Nou solo porque solo él jugaba la jornada 21, aislada del resto. Parecía un regalo cuando llegó, conscientes todos de que los tres puntos servían para poner nueve puntos de distancia respecto al quinto clasificado y cumplir el objetivo, prácticamente hecho, de jugar la Champions la próxima temporada. En la grada, además, volvía la 'Grada d'animació'. O eso parecía porque la realidad es que el Gol Nord no estaba lleno. La realidad, normalmente, es más cruel de lo que percibe la mente, siempre dispuesta a edulcorarlo todo, sobre todo si quien piensa lo hace en positivo.

FC Barcelona - Rayo Vallecano
0
1
Alineaciones
FC BARCELONA
Ter Stegen, Dest (Lenglet, 46'), Araujo, Èric Garcia (Adama, 71'), Alba, Busquets, De Jong (Nico González, 60'), Gavi, Dembélé, Ferran Torres (Memphis, 60') y Aubameyang (Luuk de Jong, 71').
RAYO VALLECANO
Dimitrievski, Balliu, Maras, Catena, Fran García, Valentín (Óscar Trejo, 66'), Comesaña (Ciss, 55'), Isi Palazón (M. Hernández, 87'), Unai López (Mario Suárez, 87'), Álvaro García y Randy Nteka (Guardiola, 55').

Lo que ocurrió en el primero tiempo fue distinto a lo esperado. El equipo buscaba reconciliarse con el público y el público quería olvidar los pecados cometidos ante Eintracht y Cádiz. La voluntad de todas las partes era positiva. Y, sin embargo, no todo sale como uno quiere. El Barça tuvo el balón y lo movió de un lado a otro buscando espacios para dañar a los madrileños. Xavi, el primero en ver lo que estaba ocurriendo, se desesperaba en la banda al comprobar que nada salía según lo planeado. A los ocho minutos, un balón llegó tras un desmarque de Álvaro García y Ter Stegen encajó el 0-1. Como en la ida con Falcao, pero en el Camp Nou. Está todo por hacer y nada se hará con palabras.

Dembélé, otra vez él, un jugador que la próxima temporada es probable, muy probable, que no esté en el Barça, llevó la voz cantante del equipo en ataque. Suyas fueron las acciones de mayor peligro, pero ninguna logró acabarla con éxito. La conexión con Aubameyang no existió. Lo intentaron Gavi de lejos, Araujo por empuje, Ferran Torres desde la izquierda y Gavi, que apretaba sin descanso, era un martillo. Pero nada de nada. Todo seguía igual. Fue Gavi, de hecho, quien inició la mejor ocasión del primer tiempo, enviando un balón al palo que acabó rematando Ferran Torres a gol en posición de fuera de juego.

Sin capacidad de reacción

Tras el descanso, hablado lo que había que hablar en el vestuario, dejó Dest su sitio para Lenglet. Nada cambió porque al Barça le costaba muchísimo encontrar el camino. Parecía un sendero lleno de matorrales, de hierba alta y plantas frondosas antes las que ni los machetes de Dembélé servían para nada. Un drama. Xavi, ante el Cádiz, se quejó de actitud. Y llevaba razón. Ante el Rayo el tema era más futbolístico, mucho más preocupante porque el técnico lleva trabajando su método desde hace cinco meses y la plantilla no acaba de entender qué está pasando. Pocas excepciones.

El equipo lo intenta, apreta, suma, corre, suda y vive todo aquello que debe ser vivido sobre el césped, pero no le llega. Quizás el problema es otro, es de calidad. Xavi debe tenerlo claro, pero no es momento de menospreciar a sus futbolistas. Xavi habló con los cambios: sacó a De Jong para que entrara Nico, a Ferran por Memphis y a Aubameyang por Luuk. Y, a la desesperada, salió Èric por Adama.

En los últimos quince minutos el Barça apretó, síntoma de que quizás no todo es fútbol en la vida, sino también actitud. Cuando el Rayo empezó a perder tiempo, el Camp Nou se indignó. La historia se repite, pero no suele hacerlo con tan pocos días de diferencia. El Cádiz hizo lo mismo hace demasiado poco y el Barça no aprendió la lección. Ni siquiera el escandaloso penalti cometido sobre Gavi justifica que todas las grandes ocasiones se produjeran en los últimos diez minutos. Había tiempo, mucho antes, para hacer el trabajo.

Las pérdidas de tiempo del rival, las ocasiones falladas al límite del tiempo (fueron varias) o los arbitrajes sibilinos injustificables como el de Díaz de Mera, la impaciencia de la grada y la desesperación del banquillo son pautas repetitivas que pueden solucionarse de una forma muy simple: salir desde el minuto uno a comerse el mundo. Falta hambre, falta calidad y sobra drama.