Historia SPORT

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Un Barça desesperado, pero que está muy vivo

Koeman: "No se pueden fallar tantas ocasiones"

El entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman, asumió tras el empate de su equipo ante el Alavés que tienen que ofrecer “más rendimiento” sobre todo de cara a gol, e incidió en que no pueden fallar tantas ocasiones. / EFE

German Bona

German Bona

El Barça de Mendizorroza fue la viva imagen de la desesperación, pero no hay que confundirlo con la falta de actitud. Si bien es cierto que el equipo no salió tan enchufado como en Turín, los problemas ante un Alavés que jugó su partido a la perfección fueron futbolísticos, de no saber en la primera mitad salir de los asfixiantes marcajes en un dispositivo con cinco defensas y múltiples ayudas, y de preocupante falta de definición tras el descanso y sobre todo con superioridad numérica.

En la desolación de un estadio vacío por la pandemia, los jugadores se fueron animando entre ellos cuando las cosas no salían. Querían ganar, eran conscientes de que el Real Madrid se escapaba y fue cuando llegó la frustración. El arbitraje de Hernández Hernández, ya no solo en la no señalización del penalti de Ximo Navarro a De Jong, los desquició todavía más. Sobre todo a Messi, cansado de que cada vez que tocaba el balón, le vinieran dos y hasta tres rivales sin miramientos. El Alavés es un equipo noble, pero el colegiado grancanario tuvo diferentes varas de medir. El equipo no se rindió, aunque lo que quedará es la imagen de brazos caídos al final del partido o cuando no había manera de que el balón entrara. Pero el 'vamos, vamos' también sonó al aire con insistencia.

Enfadarse también es estar motivado

Messi estalló. También Jordi Alba y Busquets. Pero enfadarse con el colegiado o porque el balón no circulaba como debía también es sinónimo de motivación y no de desidia. Leo fue el primero en echarse el equipo a sus espaldas y lo probó de todas las maneras. Buscó la jugada individual y cuando vio que no era posible, retrasó algo más la posición para combinar. Hizo lo que pudo y lo de la segunda mitad, con Pacheco vestido de 'Superman' y un chut al poste en la última jugada del partido que hubiera cambiado muchas crónicas y tweets, ya fue una cuestión de  mala suerte. Fue el primero en abrazar a Griezmann tras el gol del francés y motivar en busca del segundo. 

Es cierto que el Barça no estuvo a la altura y que en LaLiga se han sumado solo dos puntos de los últimos 12, pero el equipo no arrojó en ningún momento la toalla y trató de darle un vuelco a la situación hasta llegar a asediar la portería rival. Eso sí, con el pitido final quedó tocado, caras largas y la sensación de que no se pueden dejar escapar estos puntos.

Koeman no es todo lo que se vio en imágenes

La imagen de Ronald Koeman sentado en el banquillo y tapándose la cara le hará daño al holandés. Es evitable por su parte, pues esto es el Barça y cualquier detalle se eleva a cotas insospechadas, pero no es justa. El técnico empezó el partido en Mendizorroza sentado y a los diez minutos ya se quedó un buen rato en pie tratando de evitar la poca fluidez del equipo. 

Fue intervencionista después de que en el Juventus Stadium le achacaran que había reaccionado tarde a los cambios. Arriesgó con un triple relevo y algo debió dar con la tecla, pues el Barça mejoró. Después, ya poco más podía hacer que asitir atónito al vendaval de ocasiones sin recompensa de los minutos finales.