Una 'Granada' de efectos devastadores

El vestuario nunca acabó de sobreponerse al mazazo que supuso la remontada nazarí en el Camp Nou

El estado de máxima ilusión derivó en dudas, frustración y una sensación global de daño irreparable

El 'picotazo' de Dembélé al Cornellà que desatascó el partido

El 'picotazo' de Dembélé al Cornellà que desatascó el partido / RFEF

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

El Barça nadó durante muchos meses a contracorriente pero la Liga se acabará escapando. El conjunto azulgrana hizo lo más difícil y remontó hasta 10 puntos de diferencia con el Atlético, pero el día del 'sorpasso', ante el Granada en el Camp Nou, implosionó cuando lo tenía todo en su mano para colocarse en lo más alto de la tabla. En realidad, aquel día murieron gran parte de las opciones culés de acabar levantando el título. No por una cuestión matemática, sino porque aquella derrota tuvo unos devastadores efectos en la moral de la plantilla.

Con 1-0 en el marcador y el Barça líder en ese momento, el Granada se encontró con dos regalos que le permitieron remontar un partido que parecía liquidado. Tras el pitido final, el rostro de los jugadores azulgranas eran más de incredulidad que de otra cosa. En SPORT ya explicamos que, tras esa enorme decepción, Koeman y los pesos pesados del vestuario tuvieron una breve charla en caliente. El tono y las conclusiones de esa conversación no fueron ni muchos menos positivas. Más bien todo lo contrario. En aquella conversación, la misma noche del partido, imperó la negatividad, el enfado y la frustración. "Hemos tirado por la borda el trabajo de meses", se pudo escuchar aquel día en el vestuario.

Pasadas las horas, como es normal, al grupo solo le quedó encajar el revés y tratar de centrarse en ganar al Valencia para seguir metidos en la pelea. Sin embargo, el vestuario sintió como aquel estado de ánimo de ir lanzados hacia el título se había frenado en seco. Llevar meses tratando de recortar puntos desgasta y mucho, tanto a nivel mental como físico. El calendario a lo largo de 2021 ha sido infernal y vencer al Granada era saborear una ansiada recompensa. Nada más lejos de la realidad. El equipo se quedó con la miel en los labios y se vio otra vez obligado a tener que ir a remolque. Haciendo un símil con el baloncesto, fue como remontar una diferencia de 20 puntos para, después, encajar dos triples consecutivos. Remar a contracorriente desgasta y a la plantilla azulgrana le costó lo que no está escrito olvidar el tropiezo ante los de Diego Martínez.

Es cierto, el Barça supo reaccionar en Mestalla. Al menos, a nivel de resultado. La realidad es que ya en ese choque al equipo se le veía sin el áurea ganadora de los últimos meses. Y cuando la mente pesa, las piernas más todavía. Después, dos empates consecutivos ante Atlético y Levante han terminado por dar la puntilla a un vestuario convencido de que su destino cambió con la remontada del Granada en el Camp Nou. Aquella noche hizo un daño irreparable en la moral de los jugadores y se convirtió después un lastre insuperable de cara al 'rush' final. Momentos que, para bien o para mal, marcan una temporada.