Historia SPORT

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El Barça, con el antifascismo por bandera

El club blaugrana estudia declararse antifascista, antirracista, antihomófobo y antisexista

El único club profesional con esta condición es el St. Pauli de la segunda división alemana

El público volverá al Camp Nou al inicio de la Liga 2021-22

El público volverá al Camp Nou al inicio de la Liga 2021-22 / EFE

Adrià Fernández

Adrià Fernández

Odio eterno al fútbol moderno. Bajo este lema entienden muchos que otro tipo de fútbol es posible. La vorágine capitalista en la que se encuentra inmerso el sector desde hace años está cada vez más alejada del vínculo que le une con sus aficionados y raíces.

Uno de los equipos que rema a contracorriente en el panorama futbolístico actual, un auténtico rara avis, es el St. Pauli de la Segunda División alemana, el primer y único club profesional en el mundo que se ha declarado antifascista, antirracista, antisexista y antihomófobo. Según ha podido saber SPORT, tal y como informó el ‘Què T’hi Jugues’ de la Cadena Ser, el Barça está trabajando en seguir los pasos del club de los ‘piratas’. Varios socios han transmitido a la junta directiva de Joan Laporta dicha inquietud y el club ve con buenos ojos dar este paso tan importante para el club y posicionarse a favor de dichas luchas sociales.

Proyecto en desarrollo

A pesar de que todavía es una idea embrionaria, por primera vez en la historia del club la voluntad existe. La iniciativa podría aparecer en la siguiente asamblea de socios compromisarios, aunque también podría materializarse a través de una declaración institucional, haciendo el trámite más ágil.

En el seno de la nueva junta directiva de Laporta tienen muy claros los valores del Barça, quieren avanzar en el refuerzo de los derechos humanos y esta es una de las maneras en que el club lo contempla para conseguirlo. El propio Laporta, en su primera etapa como presidente del Barça, expulsó a los Boixos Nois del Camp Nou en 2005. Este grupo de aficionados radicales, relacionados con la extrema derecha, no se ha extinguido todavía, pero su entrada como colectivo al estadio blaugrana está totalmente denegada.

Carles Viñas, doctor en Historia Contemporánea por la Universitat de Barcelona (UB) y coautor del libro ‘St. Pauli. Otro fútbol es posible’ explica que los orígenes del club del Elba eran burgueses, vinculado a las élites locales. “No fue hasta mediados de los años 80 cuando el club dio un giro. Al campo apenas asistían unas 2.000 personas y la mayoría de edad avanzada. Es entonces cuando empieza a tomar protagonismo un movimiento alternativo que le da la vuelta a la dinámica del club”, comenta Viñas quien destaca que “el gran salto cualitativo se produjo cuando el movimiento de estos aficionados se instaura también en la junta directiva”.

Ir un paso más allá

Declararse antifascista debe ir acompañado de acciones que lo hagan tangible. Significa situarse. No enviar simplemente un lema de cara a la galería como si de un brindis al sol se tratase. Es necesario predicar con el ejemplo; de igual manera que hace el Barça con el ‘Més que un Club’.

Del dicho al hecho. El club de Hamburgo decidió no renovar el contrato con la marca que le vestía, Under Armour, por hacerlo también con el ejército estadounidense. La próxima temporada vestirán una equipación producida por ellos mismos de manera sostenible. Los antifascistas también despidieron en 2019 a su jugador Cenk Sahin por haber publicado en sus redes sociales mensajes de apoyo a los bombardeos del ejército turco sobre la población siria. Otro ejemplo más: el antiguo nombre del estadio era un homenaje a uno de sus expresidentes, Wilhelm Koch. Sus socios tomaron la decisión de cambiarlo debido a sus relaciones con el Tercer Reich por el actual Millerntor-Stadion.

Arraigados con la historia

El St. Pauli no renuncia a sus raíces y continúa siendo un equipo de barrio, aunque está instalado en la categoría de plata del fútbol alemán. A pesar de su inexistente palmarés, el equipo antirracista congrega alrededor de 20 millones de aficionados en el mundo. Precisamente, por dicha condición y declaración de intenciones. Es un equipo diferente y, bajo el lema St. Pauli ist die einzige möglichkeit (St. Pauli es la única opción) sus aficionados demuestran que el fútbol, más allá de un entretenimiento para ellos, es un estilo de vida.

El equilibrio entre el mito y la mercantilización del club es una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza supone para los aficionados locales. El barrio despierta cuando el St. Pauli juega, pero en época prepandémica, raro era el día en el que no se veían turistas se acercaban a los aledaños de su estadio y hacían largas colas en su tienda. 

“Es un club profesional y, como todos, debe competir. El equilibrio se mantiene estableciendo unos límites: no vender tus valores para ganar. Renuncias y sabes que no ganarás, pero mantienes tus valores intactos. El verdadero triunfo es su arraigo e identidad”, comenta Natxo Parra, uno de los 80 miembros del St. Pauli Fan Club de Catalunya y autor del libro sobre el equipo del Elba, junto al propio Viñas.

Dicho Fan Club fue creado en 2010 y es uno de los 600 que hay repartidos en el mundo. En Mondragón, municipio de Gipuzkoa, existe otro, en Valladolid y Mallorca, también, pero dejaron de estar activos. Sus miembros, amantes del fútbol, empezaron a seguir al conjunto alemán desde una perspectiva más ideológica y política. Cada vez que el St. Pauli disputa un partido, varios de ellos se reúnen en su local del Poblenou para verlo juntos y una vez al año intentan ir al estadio para vivir un partido en directo.

Un ejemplo a seguir

“El St. Pauli es un mito por cumplir unos mínimos y empieza a ser una necesidad que se haga extensible con el auge de la extrema derecha. Si el club da este paso, habrá que vigilar todo: tanto jugadores como directiva. No puede, por ejemplo, formar parte del equipo alguien que haya hecho unas declaraciones homófobas diciendo que no quiere a homosexuales en el vestuario. Este tipo de comportamientos no podrían quedar impunes”, asegura Parra.

Si el Barça acaba haciendo efectiva esta voluntad y consigue posicionarse de esta manera, más de un club podría seguir sus pasos. “Sería un altavoz importantísimo para la causa antifascista, antirracista, antisexista y antihomófoba. Política y fútbol es un binomio indisociable desde su creación. Es absurdo tratar de mantenerlo al margen porque el fútbol no vive en una burbuja de su entorno. Las selecciones, los campeonatos, las banderas, los escudos, los himnos, las camisetas, los colores… todo es político e intentar hacer creer que esto no existe es hacer trampa”, comenta Viñas.

El fútbol es lo más importante de entre las cosas menos importantes. Lo personal es político; y el fútbol, también.