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HISTORIA SPORT

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Baloncesto

La inteligente metamorfosis de Will Clyburn

El estadounidense ha sabido adaptarse con maestría a su nuevo 'statu quo' tras la grave lesión de rodilla que sufrió en el CSKA

Will Clyburn, tras lesionarse de gravedad hace seis años

Will Clyburn, tras lesionarse de gravedad hace seis años / CSKA MOSCÚ

David Rubio

David Rubio

Para la gran mayoría, el 25 de octubre de 2019 fue un día más de otoño, San Frutos de Segovia y sus hermanos Santa Engracia y San Valentín para los cristianos (entre otros santos). Sin embargo, en Moscú se sabe poco de este santoral y ese día la Iglesia Ortodoxa rusa se centra en los Santos Crisanto y Daría. Sin embargo, para Will Clyburn fue de largo el peor día de su carrera deportiva.

El estadounidense había cerrado el curso 2018-19 en el mejor momento de su carrera. Campeón de la Euroliga con el CSKA con el premio al 'Jugador Más Valorado' de la Final a Cuatro de Vitoria y elegido en el cinco ideal de la competición. Era la gran estrella de uno de los mejores equipos del Viejo Continente y el objeto del deseo del resto de 'grandes' de la máxima competición europea.

Nacido en Detroit el 17 de mayo de 1990, el alero había encontrado la estabilidad perfecta en la capital de Rusia después de ver cómo quedaba fuera del draft en 2013 y se veía obligado a buscar suerte en Europa. Antes de fichar por el CSKA, había pasado por el ratiopharm Ulm alemán, por el Hapoel Holon israelí y por el Darussafaka turco.

Will Clyburn, con el CSKA ante el ASVEL tras su grave lesión

Will Clyburn, con el CSKA ante el ASVEL tras su grave lesión / EFE

El blaugrana se encontraba muy cómodo a las órdenes de Dimitrios Itoudis y desplegó su mejor baloncesto. Dotado de un salto espectacular, Clyburn trufaba cada partido con acciones llenas de talento y de explosividad. Mates inverosímiles, penetraciones en extensión, tiros de dos tras botes y algún triple que otro. No era un tirador, pero dominaba todos los registros.

Aquel 25 de octubre de 2019, el de Michigan despertó en Berlín y se preparó como cada día de partido. Sin embargo, su mundo se apagó ante más de 13.000 espectadores en el Mercedes-Benz Arena cuando un mal gesto lo llevó al suelo. Se estremeció de dolor. Se había roto el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha.

Diez meses después, Clyburn regresó en un amistoso el 26 de agosto de 2020 ante el Runa (102-67) con nueve puntos, seis rebotes y +19 de valoración en una primera muestra de lo mucho que había trabajado desde aquel momento fatídico en la capital alemana 306 días atrás.

Will Clyburn no ha olvidado su faceta más física

Will Clyburn no ha olvidado su faceta más física / EFE

Poco a poco, el jugador formado entre Marshalltown CC en Iowa (2008–2010), Utah (2010–2011) e Iowa State (2012-13) fue entendiendo su nueva realidad, intentando menos penetraciones con espectaculares mates y más lanzamientos triples. Cuando mejor estaba en Rusia lanzaba menos de tres triples por partidos, mientras que en Bolonia intentaba más de cuatro.

"Solo busco campeonatos, un legado, dejar mi nombre grabado en la Euroliga como ganador", ha comentado tras brillar en los dos partidos de Euroliga con 23 puntos que no bastaron ante el Hapoel (103-87) y que fueron clave en la victoria en la pista del Panathinaikos (96-103). "Soy un guerrero", se definió a su llegada a Barcelona.

Sus cifras en estos dos partidos ejemplifican ese nuevo Clyburn que se ha ido reinventado con los años y que sigue siendo una estrella a sus 35 años y pese a esa grave lesión en 2019. Lanzó cinco triples en cada encuentro, con tres anotados en Sofía y cuatro en Atenas (un sensacional 70%). Eso sí, ya ha regalado alguno de sus 'vuelos' hacia el aro. Si le respeta el físico... ¡ojito!