Así juega Carles Aleñá

Nuestro compañero Ivan San Antonio lo explicaba hace unos meses en SPORT en un perfil que hizo sobre Carles Aleñá. De pequeño, quería ser como Rivaldo. “No me llamo Carles, me llamo Pivaldo”, decía cuando aún no sabía pronunciar bien algunas consonantes. Ahora ya ha crecido y este verano realizará la pretemporada con el Barça. 

LA POSICIÓN DEL JUGADOR EN EL CAMPO

Ese deseo de querer ser como el jugador brasileño, le llevó a comenzar jugando en su misma posición, la de extremo izquierdo. Pero poco a poco su juego ha ido evolucionando. Primero ocupo la posición de pivote en el centro del campo, pero donde se ha consolidado es en la de interior izquierdo.

con una VOCACIÓN muy OFENSIVA

A partir de su etapa en el cadete B, es cuando su juego ha evolucionado más destacando como un jugador eminentemente ofensivo. Sabe asociarse perfectamente con sus compañeros, tiene una pierna izquierda de oro y tiene mucha llegada y un buen disparo. Es un futbolista con gol, hasta el punto que en categorías inferiores muchas veces ha estado entre los máximos goleadores de su equipo. A ello le podemos unir una gran visión del juego y, en general, una notable inteligencia táctica que le permite compensar las deficencias que pueda tener.

FUERTE POR ARRIBA en el juego aéreo

Aunque de pequeño parecía que le costaría crecer, la verdad es que Aleñá ha llegado al metro ochenta de altura. Ello le convierte en un jugador que puede tener las características típicas de los “bajitos” tipo Iniesta o Xavi (que no pasan del 1,70), pero a la vez con mayor facilidad para el juego aéreo. 

LO QUE TIENE todavía QUE MEJORAR

Entre las cosas que tiene que mejorar está el aspecto defensivo. Cada vez es más importante en el fútbol y su gran vocación ofensiva hace que Carles tenga que trabajar más este aspecto. También debe encontrar una mayor regularidad, mejorar algo su pierna derecha y cuidarse mucho físicamente.

UN JUGADOR POTENTE EN DISTANCIAS CORTAS

Precisamente hablando de sus características físicas, destaca por su gran capacidad de aceleración, que le convierte en un jugador muy potente en las distancias cortas. No lo es tanto en las distancias largas, pero teniendo en cuenta su posición en el campo, eso no sería un gran problema para él. Su gran corpulencia hace que los preparadores físicos de los equipos por los que ha pasado tengan que tener cuidado con el trabajo de fuerza que deba hacer. Además, Aleñá es capaz de mantener una gran cantidad de esfuerzos al mismo tiempo, lo cual le convierte en un futbolista muy resistente.