Así fue mi encuentro con Pep Guardiola

Guardiola y Menotti charlaron durante horas en Buenos Aires

Guardiola y Menotti charlaron durante horas en Buenos Aires / sport

César L. Menotti

César L. Menotti

Hay una relación de muchos años con Pep. Y decidimos juntarnos el pasado viernes en General Pacheco, en casa de Joan Patsy. Es un lugar cerrado, alejado de Buenos Aires, donde se puede estar tranquilo. Tiene cancha de golf y está bien, sobre todo para descansar, porque antes de un España-Argentina no le habrían dejado descansar en la capital. Comimos unos langostinos buenísimos, empanados, y un pescado riquísimo, salmón supongo, con una salsa. No sé quién cocinó, pero estaba todo riquísimo. Y bebimos vino, un buen vino. Lo puso él.

Nos juntamos para seguir investigando y aprendiendo juntos, y disfrutando de alguien que está tan comprometido con el buen juego. Me hace feliz. La pasamos bien y lo veo muy bien, con muchas ganas, siempre activo ante tantos desafíos que tiene ahora. Pep es un hombre que pertenece a la cultura también y pudimos charlar de Buenos Aires, además de fútbol, el de Inglaterra, pero también el de Argentina. Charlamos de todo un poco, una conversación cordial y afectiva. 

Yo creo que Pep es el Che Guevara del fútbol. Siempre decía que el revolucionario gana o muere en la pelea y, como él, su idea es inquebrantable y lo la va a modificar nunca: quiere jugar bien, quiere adueñarse del espacio y de la pelota. Y quiere manejar los tiempos del partido. Es un entrenador que tiene una representatibidad y ha sido revolucionario por el hecho de que ha invadido hasta en Italia. A partir del éxito en Barcelona, se acabó el líbero y el ‘stopper’ y los tres volantes de contención. Eso lo logra el éxito del Barcelona, lo afirma en el Bayern y lo está afirmando ahora. Por eso le dije que es el Che Guevara. Gana o muere. Es increíble que un entrenador gane en Catalunya, en España, sea campeón en Alemania y gane otra vez en Inglaterra. Y así se hace más fácil a estadía en otro país.

Ahora está muy concentrado en todo lo que le pasa en Inglaterra. No hablamos de jugadores en concreto porque está preocupado por la cantidad de partidos que hay, que en el City tiene una Copa más, preocupado por este ‘impás’ y por cómo llegarán los jugadores. Le preocupa que no se distraigan para lo que les viene. Lo que pasa es que está en una ciudad chiquitita y eso lo exige a trabajar más cada día.

En Inglaterra le ha costado también imponer su juego, lo que pasa es que es un comunicador excelente y permanentemente trabajando. En su tarea está muy comprometido con la idea, pero también con el trabajo de la idea. Y ensaya horas y horas. Y los futbolistas han respondido. Lo más importante de un entrenador es reforzarse con el crecimiento de sus jugadores y ahí está De Bruyne, que es una máquina hoy. Esa es la virtud máxima de un entrenador. Ha hecho de él un jugador de excelencia y eso es mérito del técnico. 

Cada vez que nos juntamos veo que es un apasionado. Los dos somos parecidos porque nos hacemos preguntas, pero a veces no encontramos respuesta. Uno de los problemas es el manejo de los tiempos: si acelero, me salgo de la curva y me mato; si freno primero, me pasan. Es el equipo el que tiene que sostener eso. Ahí coincidimos los dos en que Messi es un genio porque es el futbolista el que tiene que estar convencido y manejar esos tiempos. Mirad lo que aprendió. Primero era determinante en veinte o trenta metros, luego empezó a ser un armador de equipo y luego un asistente. Siempre están los que asisten y hacen pocos goles. Y los que hacen muchos goles, pero no asisten. Y Messi asiste y hace goles. Tuvo la suerte también de estar más criado en Barcelona que en Argentina, rodeado de tipos muy comprometidos, serios, que no hablan tonterías. Como Piqué, Busquets, Iniesta, Xavi... 

Juntarnos a charlar con Pep es disfrutar siempre.