Pros y contras: así encajará Malcom en el Barça de Valverde

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El fichaje de Malcom -la alternativa a la incorporación de Willian- ha tenido un gran impacto como ocurre con las noticias que llegan sin avisar. Su perfil, aunque distinto al del jugador del Chelsea, subraya el tipo de jugador que quería la dirección deportiva: un futbolista con capacidad para desequilibrar, que además añadiera una cuota de gol importante.

A partir de ahí los nombres que se han barajado -Griezmann, Willian y Malcom- dejan entrever la posibilidad de explotar más el 4-3-3. Más aún teniendo en cuenta que en la plantilla ya se encontraban jugadores como Dembélé o Coutinho. 

El Barça ha buscado con el ya exjugador del Girondins un extremo capaz de ofrecer soluciones a los cerrojos defensivos que aplican los rivales. Lo ha recordado en las últimas horas Poyet, el último entrenador del brasileño: Malcom era el diferente, el jugador capaz de ganar partidos del Girondins.

Lo ha demostrado ante rivales muy físicos en la liga francesa. Es un jugador capaz de salir del regate por dentro y por fuera, que sobre todo marca diferencias cuando arranca tanto por su aceleración como por lo pegada que lleva la pelota en carrera

Malcom es más extremo que Willian, un jugador que encajaba más con el 4-4-2 que acostumbra a plantear Valverde. De ahí que sea más acertada la comparación con el extremo de la Juventus Douglas Costa. 

El nuevo refuerzo del Barça tiene en su zurda su mejor activo. Y destaca también por su relación con el gol. Si disparo es una amenaza constante y no solo por su potencia. Con su golpeo le da un efecto difícil de medir para los porteros porque el balón sube y baja muy rápido.  

Las incógnitas

Más allá de las cualidades innegables del futbolista, el Barça suma a su plantilla un jugador formidable en la conducción con el balón pero con más dificultades para el juego de asociación.

Malcom no está acostumbrado al ecosistema azulgrana. Y además es un jugador que tiende muchísimo a conducir por dentro. El espacio que acostumbran a ocupar tanto Messi (la temporada pasada fue habitual verle dando consignas a Dembélé para abrir el campo) como Suárez. 

Su incorporación no soluciona, asimismo, otro de los problemas que están penalizando al Barça en los últimos años. A la plantilla le faltan jugadores que ataquen el espacio, que no quieran el balón al pie. Suárez acostumbraba a ser ese jugador, pero en los últimos tiempos no es capaz de asumir tanta actividad en el campo.

Jordi Alba es seguramente el jugador que a día de hoy tiene más capacidad para ser el receptor de esos pases al espacio que es capaz de generar Messi.

Su fichaje, además, deja a Dembélé en una situación complicada. También a la dirección deportiva. Si Malcom se consolida en el once parece muy poco probable que exploté el francés. Y si Dembélé es titular, el papel del brasileño (un jugador por el que se han pagado más de 40 millones) será el de revulsivo.