Historia SPORT

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La ascendencia de 'Radio Ter Stegen', capitán sin brazalete

El germano no ha parado de crecer desde que aterrizó en Barcelona y su liderazgo queda latente en cada partido: su voz es la que más retumba sobre el rectángulo de juego

Llegó en 2014, pasó un año a la sombra de Bravo y se adueñó de una portería que ya no se entiende sin su presencia; ha crecido personal y deportivamente en una ciudad que ama

¿Cuántas veces tendremos que santificarte, Marc?: Ter Stegen fue decisivo...¡una vez más!

Ter Stegen paró un penalti más que clave en la remontada del FC Barcelona para colarse en la final de Copa del Rey / RFEF

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Pocos nos imaginábamos aquel verano de 2014 que Marc-André Ter Stegen alcanzaría el nivel de adaptación y de excelencia en el que está asentado en la actualidad. Con 22 años de edad y con experiencia tan solo en su club de toda la vida, el Mönchenglabach, Ter Stegen tenía una misión complicadísima e históricamente tan solo reservada a los más grandes: conseguir consolidarse en la portería de un equipo en el que esa figura siempre ha tenido un peso especial, unas responsabilidades por encima del resto de equipos del panorama internacional.

Para más inri, llegaba para ocupar el vacío de un futbolista que se había convertido en leyenda como Víctor Valdés. Y, por si eso fuera poco, tenía que codearse y pelear por el puesto con un portero de entidad y mucho más consolidado que él como Claudio Bravo. Después de un año en el que el chileno ocupó las funciones de guardameta principal, desde el área deportiva del club se entendió rápidamente que no se podía tapar la eclosión de Marc y que el potencial del germano podía ser espectacular.

UN CRECIMIENTO IMPARABLE

Desde entonces se hizo dueño y señor de los tres palos del Barça. Un hábitat que ha defendido a un nivel estratosférico. Ha logrado lo más difícil: eliminar de un plumazo cualquier duda y que el debate sobre la portería haya pasado a la historia en el entorno de un club sobre el que una mínima chispa puede tornarse en un incendio improvisado. Ter Stegen ha crecido tanto en lo mental como en lo deportivo. Su juego de pies, su agilidad, su dominio por arriba. En todas las facetas no ha dejado de evolucionar desde aquel lejano 2014.

Un factor clave ha sido obviamente la adaptación a una ciudad con la que tuvo un flechazo instantáneo. Vivió un par de años en el barrio de Gràcia, en el corazón de la urbe catalana. Allí incluso se le vio en varias ocasiones paseando o circulando en su patinete eléctrico. Algo tan mundano como poco habitual entre los futbolistas de la primera plantilla, que evitan los focos y el mezclarse con la gente de a pie conscientes del agobio que les suele rodear.

SU VOZ IMPERA EN LA NORMALIDAD DE LA PANDEMIA

Decíamos que Marc ha crecido dentro del rectángulo de juego. Su ascendencia en el plantel barcelonista ha crecido a medida que su dominio del idioma (actualmente impecable) y su rendimiento y confianza dentro del vestuario aumentaban. Hoy en día, en esta normalidad tan extraña sin ambiente en las gradas y en la que podemos escuchar todos los sonidos que nos dejan los partidos sobre el césped, la voz de Ter Stegen es la que impera por encima de los demás. El arquero alemán enciende su dial de radio y no para a lo largo de los 90 minutos.

Diríamos que prácticamente compite con Piqué, otro que no cesa de dar indicaciones. Marc-André, desde esa perspectiva privilegiada del portero, sitúa a la defensa, da instrucciones y, sobre todo, anima y felicita a sus compañeros. Y eso, para jugadores jóvenes y que dan sus primeros coletazos como Mingueza, Pedri o Ilaix vale un mundo. No necesita el brazalete (seguro que lo veremos muy pronto entre el listado de capitanes) para ejercer como uno de los líderes.