Arthur, el 'menino' orgullo de Goiania

Arthur destacó en su etapa en el Goiás

Arthur destacó en su etapa en el Goiás / Archivo familiar

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Arthur rompe el tópico del jugador pobre surgido en una favela de una de las grandes capitales brasileñas.  Sus raíces están en Goiania, en el centro oeste del país, donde nació un 12 de agosto de 1996, en una familia abastada, propietarios de confecciones de ropa femenina.

El nuevo volante del Barça sí que siguió la lógica brasileña de convertir las calles en un imaginario estadio. En su caso, en una zona residencial. “Mi barrio era muy tranquilo, por eso jugaba en la calle con mis hermanos y con mis amigos, algunos de los cuales mantengo hasta ahora, recuerdo que lo hacía descalzo y que, en varias ocasiones, me hice daño en la rodilla y en el dedo gordo del pie… desde siempre el fútbol era lo que más me gustó”, indica Arthur.  

En su infancia, su gran compañero de batallas era su hermano Paulo Henrique, tres años mayor que él. “En todos los fregados, allí estábamos los dos juntos, nos llevábamos muy bien, siempre hemos sido muy próximos”, explica el ahora jugador del Barcelona. 

En la escuela, tuvo contacto con el futsal, la modalidad practicada en todo Brasil para ir adquiriendo técnica. En su caso, es muy palpable, que los driblings, los giros, los cambios de dirección, la dinámica y la visión de juego de las pistas le ayudaron a definir el estilo que después practicaría como volante.

Después de estar tres años en la ‘escolinha’ de Niltinho Maravilha, el gran club de la ciudad. “Fue mi padre quien me incentivó a fichar, porque para mí todo era algo muy lúdico”, expone el centrocampista. Allí empezó una etapa de 7 años que se extendería hasta finales de 2010, cuando dio el salto al Gremio. 

“Cuando Arthur llegó al Goiás se incorporó a nuestra ‘escolinha’ y tuvo algunas participaciones en el futsal antes de hacer el salto al fútbol 11”, explica Leonardo Días, coordinador de la base del club. Y, desde niño, Arthur sobresalía con el mismo estilo de juego que ha convertido en su gran marca personal. “Lo hacía todo simple, con eficacia y eficiencia, desde aquella época sabíamos que tenía potencial para llegar arribar, siempre jugó una categoría por encima de su edad. Era un ‘menino’ muy disciplinado”, relata.

Su hambre de balón le llevó a situaciones inusitadas. Cuando ya jugaba a fútbol 11 en el Goiás, participaba en un torneo de futsal a escondidas de su club. “Este otro equipo le pedía para que no contase nada al Goiás, Arthur ya tenía 12 años y ya estaba federado”, narra su padre. 

Lo de jugar simultáneamente se convirtió en un hábito. “A causa de su calidad jugaba en dos categorías con el Goiás, en la que le tocaba por la edad, era el ‘10’ jugando de centrocampista creativo y en la que jugaba contra 

adversarios más grandes, lo hacía en el doble pivote”, explica Aílton Melo.