Historia SPORT

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EL RIVAL: Arrasate y el 'lavado de imagen' histórico de Osasuna

Chengue Morales, Cruchaga y Gravesen en un Osasuna-Madrid

Chengue Morales, Cruchaga y Gravesen en un Osasuna-Madrid / EFE

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Quién no se acuerda de aquellos equipos míticos que tenía Osasuna a principios de la década de los 2000, de lo difícil que era puntuar en el Sadar y de lo que se llegaba a sufrir con el ambiente infernal y el altísimo ritmo y agresividad que imponían las escuadras de Javier Aguirre, Camacho y compañía. Durante un buen puñado de años el cuadro rojillo se dedicó a sacar todo el jugo a sus virtudes y a minimizar al máximo sus defectos. ¿En qué se traducía? En practicar un juego directo descarado aprovechando la planta y el olfato de los Webo, Chengue Morales, Milosevic o Iván Rosado, que marcaron una época convirtiendo el coliseo pamplonés en un fortín. 

Todo ello bien adornado por futbolistas de banda puros, extremos de la talla de Delporte, Valdo o David López que se encargaban de surtir balones a las torres para que se fajaran. El resto de piezas, los Patxi Puñal, Muñoz, Cruchaga, Josetxo, Izquierdo, Corrales y compañía, se dedicaban a mantener el orden defensivo, no cometer errores y complicarse la vida poco o nada. Tiempos en los que, cabe recordar, Osasuna logró finalizar cuarto y disputar una previa de Champions, la gran hazaña de la historia del club (fue el Hamburgo quien apeó del sueño de la máxima competición continental al equipo por aquel entonces entrenador por el ‘Cuco’ Ziganda).

Más de una década después,  <strong>Jagoba Arrasate ha vuelto a conceder una licencia para soñar con algo grande </strong>a la fiel afición rojilla. Pero lo ha hecho cambiando esa filosofía histórica, apostando por el balón y explotando otro tipo de virtudes. Sin duda, el resultado ha sido excelente.