Ansu en el Sevilla: historias de un benjamín incomparable

¡Se le caen los goles! Control, velocidad, precisión y golazo de Ansu Fati para adelantar al Barça en Balaídos

Javier Giraldo

Javier Giraldo

El domingo, Ansu Fati se enfrentará por primera vez al Sevilla, el club en el que jugó durante un año y medio, del verano de 2010 al otoño de 2012 y que fue determinante en su formación como jugador, pero también como persona. 

Estas son algunas de las historias que forjaron a Ansu Fati; una parte de la huella sevillana -y sevillista- del sorprendente delantero del Barça

-¿De dónde ha salido este niño?

La primera gran aparición de Ansu en el Sevilla tuvo lugar en el Mundialito que organiza cada año en Portugal Ricardo Godoy, un torneo que ahora se lleva a cabo en la Costa Daurada de Tarragona. Ansu estaba en edad de prebenjamín, pero el entrenador del alevín del Sevilla, Ernesto Chao, le invitó a saltar dos categorías para ver cómo se desenvolvía. Jugó contra niños tres años mayores que él. 

Su exhibición fue tal que en un partido ante un equipo brasileño, los rivales reclamaron ver sus papeles para que acreditase que solo tenía ocho años. Ansu sacó su pasaporte, donde consta que nació el 31 de octubre de 2002. 

El Sevilla, por cierto, acabó ganando ese torneo, tras derrotar en la final al Ajax. En ese equipo también jugaba un futbolista que acabaría en el Barça, el malagueño Nils Mortimer, ahora en el Barça B. 

-Cicatrices en las piernas

Cuando Ansu se incorporó al Sevilla, algunos de sus compañeros se sorprendían al mirarle las piernas. Estaban llenas de cicatrices y de marcas. No había explicación aparente. Algunos entrenadores de la cantera del Sevilla se preocuparon. ¿A qué respondían esas heridas cicatrizadas? 

El propio Ansu les resolvió las dudas. "En Bissau jugábamos en la calle y chocábamos a menudo con las puertas y las paredes de las casas, que están hechas de chapa metálica", les respondió. 

-Las botas -y la camiseta- de Jesús Navas

Un día, después del entrenamiento, Ansu se acercó con su entrenador al centro comercial situado junto a la ciudad deportiva del Sevilla. Necesitaba unas botas. Se probó unas, pero poco antes de pagarlas, se quedó prendado de otras, de color violeta, que le recordaron inmediatamente a las que solía usar Jesús Navas, uno de los ídolos de Ansu. Tímidamente, preguntó si se las podía probar. Se las acabó llevando y pocos días después, Navas se las firmó. 

Pasaron los años. Jesús Navas se fue al Manchester City y regresó al Sevilla. Ansu creció en la cantera del Barça hasta llegar al primer equipo. Y viajó al Sánchez Pizjuán con el Barça, el pasado mes de junio. Pero no jugó, y no se atrevió a llamar a la puerta del vestuario rival para pedirle a Navas su camiseta. Lo hizo días después, a través de otro empleado del club, para tener, por fin, la camiseta de Jesús Navas. 

En Bissau jugábamos en la calle y chocábamos a menudo con las puertas y las paredes de las casas, que están hechas de chapa metálica

Pascual y María del Mar, figuras clave

El pequeño Ansu pasó muchas horas en casa de Pascual y María del Mar, director de banco y abogada, matrimonio que acogió al chico como si fuese su tercer hijo. Solía ser Pascual el encargado de llevar a Ansu desde Herrera hasta Osuna: allí, en Osuna, a unos 85 kilómetros de Sevilla, Ansu se subía al autobús fletado por el Sevilla para recoger a los niños y de otros puntos de Andalucía y llevarlos a los entrenamientos. 

Pascual y María del Mar fueron otros padres para Ansu. Le ayudaban cada día con los deberes y en su adaptación a Herrera. Han pasado los años, pero Ansu no se olvida de sus grandes mentores de Herrera, con los que mantiene el contacto. 

-Dos bocadillos, por si acaso

Era habitual que Ansu fuese a merendar antes o después de los entrenamientos en el bar de la ciudad deportiva del Sevilla. Solía pedir un bocadillo de tortilla de patata caliente. Hasta ahí, todo normal. Lo extraño llegó cuando se supo que cada día, María del Mar, la mujer que le acogió y le cuidaba en Herrera, le preparaba también un bocadillo para llevarse. 

Los técnicos del Sevilla le preguntaron qué hacía con el bocadillo que le preparaba María del Mar en Herrera. La respuesta les dejó con la boca abierta. "Nos dijo que en su país no comías hasta que no tuvieras asegurada la comida del día siguiente. Por eso se guardaba el ‘bocata’ que traía de Herrera y se comía el de tortilla en la ciudad deportiva", cuentan desde el club. 

-Un extranjero en Sevilla

Ansu Fati solo obtuvo la nacionalidad española en septiembre del año pasado. Hasta entonces, jugaba como extranjero, circunstancia que antes de los 18 años obliga a los clubes a ser especialmente cuidadosos con su trayectoria y sus posibles movimientos de mercado. En su caso, Ansu se benefició de una normativa de la Junta de Andalucía que permite a los clubes inscribir a futbolistas menores extranjeros –para facilitar su integración- siempre y cuando estén empadronados en Andalucía. 

Nos dijo que en su país no comías hasta que no tuvieras asegurada la comida del día siguiente. Por eso se guardaba el ‘bocata’

-Amargo adiós

Su salida del Sevilla no fue todo lo plácida que pudo haber sido: la versión del club andaluz es que Ansu estuvo unos meses sin jugar en el Sevilla, poco antes de irse al Barça, porque el club azulgrana le pidió al jovencísimo futbolista que no jugase más con el Sevilla para no encariñarse y que su salida del club no fuese tan difícil. En el Sevilla aseguran que nunca se negaron a darle la libertad al jugador, aunque no ocultan que les habría gustado una comunicación más fluida con el padre de Ansu, el encargado por entonces de tomar la decisión de firmar por el Barça. 

Cuentan en el Sevilla que hace poco más de un año y medio, cuando el futuro de Ansu no estaba tan claro como ahora, su padre llegó a ofrecérselo nuevamente al Sevilla, para jugar en el Sevilla Atlético. La idea del padre de Ansu, siempre según la versión sevillista, es que tanto Ansu como su hermano Brahima, que por entonces jugaba en el Vilafranca, pudieran integrarse en el Sevilla Atlético.