FC Barcelona
Dos años del 'caso Negreira': la tribu y la verdad
El 15 de febrero de 2023 estalló uno de los escándalos más importantes de la historia del fútbol español

José María Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / SPORT
El ‘caso Negreira’ estalló el 15 de febrero de 2023, hoy hace exactamente dos años. Los periodistas Jordi Martí, Adrià Soldevila y Sique Rodríguez, del programa ‘Què t’hi jugues’ de la ‘Cadena Ser’, dieron a conocer el pago de 1,4 millones de euros a una empresa propiedad de José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), entre 2016 y 2018, año en el que cesaron los pagos coincidiendo con el final de la vicepresidencia de Negreira, que estrenó su cargo en 1994.
En 2018, Josep Maria Bartomeu era entonces presidente del Barça y, tras ser consultado por los responsables de esta información, aseguró que puso fin a los pagos por un tema de recorte de gastos. También explicó que los pagos se llevaban realizando, por lo menos, desde 2003. Esta misma versión la dio Sandro Rosell, mientras que a Joan Gaspart no le constaba nada y Joan Laporta no quiso hacer ningún comentario. El caso está judicializado y en fase de instrucción.

Joan Laporta y Joan Gaspart, en una imagen de archivo / EFE
Sin duda, la información publicada generó una onda expansiva de la que aún hoy siguen notándose sus réplicas. El ‘caso Negreira’ ha supuesto un antes y un después en el fútbol español y las consecuencias para el Barça, más allá de las que se deriven a nivel judicial, las está sufriendo el club desde el primer día. Muchos de los actores que forman el mundo del fútbol (LaLiga, RFEF, CTA, clubs…) sospechan que los pagos tenían como objetivo último influir en los arbitrajes de forma directa.
Sin embargo, el Barça pudo acreditar que el servicio consistía en una serie de informes arbitrales realizados por Javier Enríquez (hijo del vicepresidente del CTA), una práctica habitual en muchos clubs cuya intención es informar a jugadores y técnicos (en este caso del Barça) del tipo de arbitraje que debían esperar. De hecho, ahí está la clave de todo.

El juez del caso Negreira acuerda citar a declarar a los investigados Rosell y Bartomeu / EFE
La supuesta corrupción deportiva no es demostrable
Para que se pueda hablar de corrupción deportiva (también existen presuntos delitos de administración desleal y falsedad documental, que interesan poco o relativamente a quienes se han mostrado más beligerantes atacando al club blaugrana), es imprescindible acreditar que hubo pagos directos a los árbitros que debían pitar al Barça, algo que, hasta la fecha, y pese a las sucesivas prórrogas de la fase de instrucción, las investigaciones policiales no han podido demostrar.
Los esfuerzos a la hora de encontrar evidencias sobre ello por parte de la Guardia Civil no son menores. Y es que, en el caso de corroborar este punto, el club blaugrana quedaría en una posición muy delicada. De momento, no hay nada de nada, lo que permite al club mantener que estas cantidades desmesuradas de dinero (8,4 millones en total) se pagaban por, en teoría, asesoramiento en materia arbitral. El Barça ha podido aportar 629 informes realizados por la empresa de Javier Enríquez entre 2014 y 2018.
El pago continuado al vicepresidente del CTA es una torpeza intolerable, pero la torpeza de momento no es ningún delito
De todas formas, tal y como señaló el propio Enríquez Negreira ante la Agencia Tributaria cuando empezó a ser investigado, el club buscaba tener alguien de confianza en el CTA y no sentirse perjudicado por la labor arbitral. Obviamente, se trata de una torpeza inexplicable por parte de todas y cada una de las presidencias que han pasado por el club, por lo menos, desde la de Joan Gaspart. La torpeza, sin embargo, no es un delito.
El Barça, el mayor interesado en que se celebre el juicio
En el fondo, quien más prisa tiene para que se celebre el juicio y haya una resolución al caso es el propio Barça. La entidad está sufriendo una campaña de acoso y derribo mediática desde hace ya dos años, lo que le ha generado un desgaste reputacional enorme, no solo a nivel español, sino también a nivel internacional. Mientras no exista una sola prueba que documente el pago directo o indirecto a través de Enríquez Negreira, la sombra alargada de la duda seguirá existiendo, mientras que para ciertos sectores del fútbol español ya son certezas.

Negreira comparece ante el juez que investiga los pagos que le hizo del FC Barcelona / EFE
Clubs como el Sevilla o el Athletic se han mostrado muy contundentes a la hora de denunciar públicamente los pagos que durante tantos años se realizaron al vicepresidente del CTA. El Real Madrid, por su parte, se presentó como acusación particular (también lo hizo la RFEF y un grupo de socios del club, entre otros), algo que Joan Laporta, presidente actual y también implicado en su día en los pagos (cuadriplicó las retribuciones a Negreira durante su primer mandato) interpretó casi como una traición por parte del único socio con quien comparte el proyecto de la Superliga.
El Barça necesita una salida que solo puede llegar por la vía judicial. Todo lo que estaba en manos del club para defenderse ya se ha hecho: Laporta dio explicaciones durante dos horas en abril de 2023, pero sus argumentos no sirvieron para esclarecer de forma definitiva todo lo ocurrido durante quince años porque eso solo pasará ante un juez, que deberá decidir si hubo irregularidades y, sobre todo, si se cometió algún tipo de delito.
Una práctica éticamente reprobable
Por eso cinco presidentes, Laporta, Bartomeu, Rosell, Reina y Gaspart mantuvieron en octubre de 2023 una reunión para establecer una estrategia común. Y es que, de momento, no existe ni una sola prueba que certifique la corrupción deportiva, pero tampoco ninguna duda de que la práctica mantenida por el Barça durante tantos años no tiene nada de ética y es absolutamente reprobable. Ni siquiera el sentirse perjudicado durante décadas por los estamentos arbitrales justifica esta práctica prolongada en el tiempo y realizada durante diferentes mandatos presidenciales.

Negreira, explorado por un forense para certificar si sufre demencia / EFE
Son muchos los clubs que han querido y siguen queriendo influir en los arbitrajes. Sin ir más lejos, es evidente la incompatibilidad que supone que la mujer de Carlos Megía Dávila, ex árbitro de Primera División y hoy delegado de campo del Real Madrid, Yolanda Parga, sea informadora arbitral de Primera División y responsable del arbitraje femenino. El Getafe, por ejemplo, incorporó en 2019, nada más colgar el silbato, a Mejuto González a su estructura profesional, una tendencia creciente en muchos clubs. Son ejemplos de decisiones cuyo objetivo es, mediante todas las herramientas que estén en sus manos, tener el respeto del colectivo arbitral. Por supuesto, la manera en que lo hizo el Barça es reprobable porque el fin no justifica los medios, pero el fin acaba siendo el mismo para todos.
La verdadera pelea, de momento la única que se está librando, está en lograr que la opinión pública haga suyos los postulados de uno y otro lado. Mientras no se juzguen los hechos y se pueda escuchar a todas las partes, el ‘caso Negreira’ se ha convertido en un arma arrojadiza utilizada por el madridismo sociológico para dudar de los éxitos pasados del Barça e incluso condicionar su crecimiento actual. Seguramente por ello, Javier Enríquez declinó la invitación de este diario para, dos años después de estallar, analizar el caso.
Tres jueces instructores en dos años
Antes quiere hacerlo en sede judicial, donde incluso ha habido cambio de magistrado porque el juez que se ocupaba del proceso desde julio de 2023 (Silvia López fue quien inició la instrucción), Joaquín Aguirre, se ha jubilado y ha dado el relevo a la jueza Alejandra Gil (que también estuvo al frente del ‘Barçagate’). Gil, en principio, se encarga del caso de forma temporal hasta que se cubra la plaza titular del Juzgado de Instrucción nº1 de Barcelona, que debe salir a concurso. De esta manera, lo lógico sería que la actual jueza instructora volviera a alargar la fase de instrucción, lo que significaría que la resolución seguiría prolongándose en el tiempo.

La afición de San Mamés recibió al Barça con estos billetes / SPORT
Se trata de una circunstancia que, como decíamos, no beneficia en nada al Barça, que, mientras no pueda defenderse en sede judicial, solo puede hacerlo a nivel mediático, donde el relato impuesto desde que estalló el caso está perdido porque quien lidera la ofensiva, con la ayuda inestimable de actores secundarios como el Sevilla o el Athletic, son los altavoces mediáticos del Real Madrid. No solo su canal de propaganda, ‘Real Madrid TV’, sino también todos los satélites comunicativos que tiene alrededor en forma de medios de comunicación y redes sociales.
Una campaña de desprestigio para cambiar el relato
Los ataques han sido tan furibundos que incluso han logrado cambiar el relato históricamente imperante en el fútbol español, cuyo consenso mayoritario apuntaba al conjunto madridista como el más beneficiado a lo largo de las décadas. El objetivo es doble: desprestigiar los éxitos pasados y recientes y convencer de, en este caso de forma endogámica, el perjuicio causado a nivel arbitral al Real Madrid.
La verdad ha dejado de interesar y lo único que satisface a las hordas de seguidores acríticos e incondicionales es la defensa de la tribu
Esta ofensiva tan cruda ha logrado, de forma paralela, que el barcelonismo, también de forma mayoritaria, haya cerrado filas en torno al club blaugrana, ejerciendo de dique de contención ante los ataques del enemigo. En el fondo, el ‘caso Negreira’ ha acabado convirtiéndose en una nueva guerra de trincheras en la que, mucho antes que la verdad, lo que prevalece es la defensa de lo propio.
Nada que no esté al orden del día en otros frentes de la actualidad social y política. El populismo, la falta de autocrítica y la búsqueda de un enemigo común son herramientas muy útiles para evitar el escrutinio real por parte de quienes deberían, a un lado y a otro, mantener una actitud racional, reflexiva y responsable ante posturas tan enfrentadas como interesadas. La verdad ha dejado de interesar y lo único que satisface a las hordas de seguidores acríticos e incondicionales es la defensa de la tribu.
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