El año más convulso
Hace hoy un año Leo Messi enviaba un burofax para forzar su salida del Barça
Todo lo que ha pasado desde entonces ha llevado al '10' al PSG
El 25 de agosto de 2020, hoy hace exactamente un año, llegó a las oficinas del Barça un burofax. Lo enviaban los representantes legales de Leo Messi y en su texto pedían acogerse a una cláusula del contrato que unía al futbolista con el club. El ’10’, de esta manera, hacía oficial su voluntad de abandonar el Camp Nou.
¿Qué pasó para que el mejor futbolista de la historia, crecido desde los trece años en el fútbol base blaugrana, quisiera dejar el club de su vida? Y, sobre todo, ¿por qué, casi un año más tarde (el pasado 5 de agosto el Barça emitió un comunicado anunciando que Leo no seguiría), después de dar marcha atrás y estar a minutos de firmar su último gran contrato con la entidad, jugará con la camiseta del PSG?
20-8-2020 Leo comunica al club que quiere rescindir
Pocas veces Leo Messi cambia su expresión. Quizá celebrando algún gol importante o en la intimidad. El rostro, sin embargo, no lo dice todo. El argentino multiplicó por mil la amargura que supuso el 4-0 de Liverpool tras el 2-8 en Lisboa. La cosa venía de lejos porque la última vez que había levantado la Champions fue en 2015, junto a sus amigos Neymar y Luis Suárez. El uruguayo resultó clave a la hora de enviar el burofax. La forma en la que Koeman le comunicó que no contaba con él (Leo estaba con él cuando recibió la llamada), lo precipitó todo. Pero la idea rondaba por su cabeza desde hacía semanas porque el futbolista había intentado, sin suerte, ponerse en contacto con el entonces presidente, Josep Maria Bartomeu, para hacerle saber su deseo de poner punto y final a su etapa en el Barça.
Las razones son íntimas, pero se resumen en la sensación de bucle decadente eterno: nada cambiaba y todo lo hacía a peor. A nivel deportivo todo seguía igual y, aunque se llegó a decir, él nunca fue responsable de la marcha de Ernesto Valverde, al que defendió. No tuvo ‘feeling’ con Quique Setién (prácticamente nadie en el equipo lo tuvo) y creyó que Bartomeu le había engañado cuando envió a Doha a Óscar Grau y Eric Abidal para negociar con Xavi. El egarense, pensó, nunca había sido una opción real.
Como tampoco lo fue cuando llegó Ronald Koeman, que, en una de sus primeras decisiones, ejerció de brazo ejecutor del club para echar a Luis Suárez. Messi dijo basta y, muy a su pesar, concretó en un burofax la idea que barruntaba desde hacía semanas y no había podido trasladar a Bartomeu porque no le respondía los mensajes ni le cogía el teléfono. Leo decidió dar un paso al frente y oficializar su intención de dejar el club al que había llegado en 2000 de la mano de su padre siendo un niño.
Un antes y un después
El burofax supuso un antes y un después. Messi dio un paso muy difícil de dar y, pese a que se interpretó como un arrebato, fue una decisión meditada y, sobre todo, la única carta que creyó tener para llegar a un punto de inflexión en su carrera deportiva. Pero los planes a veces no salen como uno quiere y su postura chocó frontalmente con la de Josep Maria Bartomeu. El presidente se negó de forma tajante a aceptar su adiós.
La cláusula de su contrato estuvo a punto de acabar en los juzgados porque el dirigente se refería a la letra pequeña del mismo, que, según se explicó en su día, aseguraba que su capacidad liberatoria acababa el 10 de junio, mientras que el burofax llegó el 25 de agosto. Leo Messi y sus abogados no lo entendían así, pero Bartomeu no quiso saber nada del asunto. La única opción que le quedaba al futbolista era acudir a los tribunales para ejercer el supuesto derecho a rescindir su relación con el club: “Él me dijo todo el tiempo: ‘Ya hablaremos, que no, que esto y lo otro’, pero nada. Por decirlo de alguna manera, el presidente no me daba ‘bola’ a lo que le estaba diciendo”, aseguraba en una entrevista a ‘Goal’.
Tensión en la zona noble
La tensión en la zona noble del Camp Nou podía cortarse aquellos días con un cuchillo. Algunos de los directivos optaban por aceptar la decisión de Leo Messi. Eso sí, a medias. Porque el argentino quería marcharse libre (la cláusula), mientras que quienes daban el sí a su adiós pedían que mediara un traspaso porque aún tenía un año de contrato firmado. Quien mandaba decidió que ni una cosa ni la otra: Leo no se mueve y la única opción que le daba era pagar los 700 millones de euros de su cláusula de rescisión. Bartomeu se enrocó de tal manera, aguantando todo tipo de presiones, que el futbolista, el 4 de septiembre, concedió una entrevista a ‘Goal’ en la que anunció que se quedaba para no iniciar una batalla legal con el Barça.
4-9-2020 El jugador, ante la negativa del Barça, cumplirá su contrato
Messi estaba convencido, y así lo expresó en la entrevista, que la pandemia trastocaba la letra pequeña del contrato en cuanto a la fecha límite, pero acabó asumiendo que jugaría, por lo menos, otro año en el Camp Nou: “La verdad que hace tiempo que no hay proyecto ni hay nada, se van haciendo malabares y van tapando agujeros a medida que van pasando las cosas”, pensaba entonces. Pese a ello, no le quedó otro remedio que seguir: ”Jamás iría a juicio contra el club de mi vida, por eso me voy a quedar en el Barcelona”, cerró el argentino, poniendo punto y final a un culebrón que parecía muerto. Bartomeu se había salido con la suya y, seguramente, la gran mayoría de los culés se sintieron satisfechos. Pero la vida da muchas vueltas...
7-3-2021 Voto a Laporta
“Con Messi lo arreglo en un asado”, dijo Laporta en una entrevista a ‘La Vanguardia’ antes de las elecciones del 7 de marzo. El hoy presidente del Barça ganó los comicios de calle y una de sus bazas fue la renovación de Leo.
El propio futbolista votó por primera vez como socio de la entidad y nadie duda de que su voto fue para Laporta. Antes, durante y después de tomar el cargo, el dirigente mantuvo reuniones y contactos con Messi y su entorno para pactar una renovación que, cada vez que se le preguntaba por ello al presidente, respondía que “progresa adecuadamente”.
2-8-2021 Un acuerdo con lágrimas
Tanto que, el pasado 2 de agosto, SPORT anunció el ”acuerdo total” para su renovación. Cinco años. Costó tanto llegar que, incluso después de darse las manos, todo se rompió. LaLiga imponía la firma con CVC, el fondo inversor que, según Tebas, ha venido a salvar la competición. Eso sí, a cambio de renunciar a la Superliga. Además, las presiones internas también hicieron mella. Una parte importante de la directiva no aceptaba el esfuerzo económico y los avales hicieron el resto. Adiós, Leo.
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