'Aniversario' Dembélé: ya se vislumbra el nuevo 'Mosquito'

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Como repite de forma persuasiva Al Pacino en 'Un domingo cualquiera', el fútbol es cuestión de pulgadas. Y Dembélé sigue conquistando una tras otra en este inicio de curso. Justo cuando se cumple un año de su fichaje por el Barça. El Ousmane del Dortmund aún está lejos, ya casi tanto como la timorata versión que mostró en su primera temporada. Síndrome, por cierto, que también experimentaron otros exazulgranas franceses como Abidal o Henry.

Los 105+40 millones de euros que se pagaron por él -el refuerzo más caro de la historia del Barça antes de la llegada de Coutinho- pesaron como una losa. No solo eso. Tener la misión de sustituir a Neymar y encima lesionarse de gravedad en el tercer partido de liga son obstáculos muy difíciles de sortear. Sobre todo a nivel mental para un chico de 20 años que a los 18 todavía era un 'desconocido' que ni siquiera había salido de su país.

Su golazo ante el Chelsea permitía soñar con un buen final de curso, pero el intento de reacción se quedó a medias mientras se multiplicaban las voces críticas ya no acerca de su rendimiento, sino de una supuesta falta de profesionalidad: dieta cuestionable, impuntualidad en los entrenamientos y poca relación con los compañeros. Esto último, provocado por su mínimo conocimiento de castellano.

Ante tal escenario, el Barça coqueteó con una venta. Nunca se le puso el cartel de transferible pero el club se vio tentado por la posibilidad de recuperar parte de la inversión. También Dembélé dudó. Y más aún cuando se anunció el fichaje de Malcom, 'rival' directo del francés. PSG y Arsenal se interesaron por él, aunque el discreto Mundial del jugador, pese a proclamarse Francia campeona, condenaba aún más al Barça a un traspaso a la baja.

"Quiero que Dembélé se quede". Así de escueto y tajante se mostró Ernesto Valverde a principios de agosto. El 'Txingurri' se autoimpuso el reto de 'recuperar' al extremo, al que se le prometió cariño a cambio de más esfuerzo e implicación, tanto dentro como fuera del campo. Cuando ni siquiera ha terminado agosto, los resultados son ya evidentes.

Ousmane ha sido titular en los tres partidos oficiales y se erigió como el héroe tanto en la Supercopa de España como frente al Valladolid. Dos goles que suponen una gran dosis de confianza, aunque lo que más se le pide al francés no es la finalización, sino desbordar una y otra vez partiendo desde la banda para atraer rivales y generar espacios para Luis Suárez, Messi y también Coutinho. En Zorrilla, el galo se acercó a lo que Valverde espera de él: encaró con desparpajo y se le vio con la arrancada eléctrica que exhibía en Dortmund.

La expresión corporal de 'Dembouz' también ha cambiado. Sus compañeros se han acercado a él todavía más y el galo ha respondido haciendo lo propio. No es casual, pues, que todos corrieran a abrazarlo tras su obús en Tánger. Este sábado, en Valladolid, Ousmane fue directo a Sergi Roberto para agradecerle la asistencia. De inmediato se unió Messi, consciente de que el joven crack necesita tanto goles como cariño.

Todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero lo más complicado parece ya hecho. Dembélé se ha subido al carro y ahora solo necesita que su reacción tenga continuidad. Si las lesiones le respetan, seguro que su calidad hará el resto. Saluden al nuevo 'Mosquito'.