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Carles Aleñá: El fútbol grabado en los genes

La vida de Carles Aleñá, desde muy pequeño, ha girado alrededor del balón y del fútbol, su gran pasión

Aleñá, junto a Xavi durante su etapa en las categorías inferiores del Barcelona

Aleñá, junto a Xavi durante su etapa en las categorías inferiores del Barcelona / sport

IVAN SAN ANTONIO

Carles Aleñá tenía tres años y paseaba sentado en un cochecito que empujaba su madre. En la falda siempre llevaba un balón, uno de los muchos que sus padres le regalaron siendo niño. Decenas de ellos. Porque Carles solo quería balones. Y porterías para jugar en el jardín, que se estropeaban cada año y cada año había que cambiarlas. Y camisetas y equipaciones de fútbol. Del Mallorca, de la Juventus, de México, de la selección de Italia, del Barça, claro.

Llegaban en la maleta de su padre, Francesc Aleñá, exfutbolista, cada vez que regresaba de un viaje. Con él se pasaba los fines de semana jugando en el jardín. Los ratos en los que no daba patadas a un balón los pasaba ojeando la prensa deportiva, interesándose por las fotografías de futbolistas y preguntando por ellos. Tanto le interesaba el fútbol que aprendió a leer mientras pasaba las páginas de SPORT. Tampoco se perdía ni un solo partido de los que televisaban, sin importarle rivales o categoría. No sorprendió a nadie cuando, a los cuatro años, pidió que le inscribieran en un equipo.