Balde, un velocista con nivel

Albert Rogé

Albert Rogé

Muchos conocieron por primera vez a Alejandro Balde tras verlo en la portada de nuestro periódico. Su aparición sorprendió pero su nombre no es nuevo. En la Masia hace tiempo que lo tienen marcado en mayúsculas. Es de esos jugadores que desde pequeño se intuye que llegará al primer equipo. Aún no lo ha hecho. Casi podríamos decir que solo ha aparecido un ratito con el Barça B. Pero va por el buen camino y Ronald Koeman ya le ha apuntado la matricula. 

La noticia saltó mientras Alejandro Balde está encarando el tramo final de su recuperación. En el amistoso ante el Cornellà, el lateral izquierdo tuvo que abandonar el césped del Johan Cruyff en camilla. Todo hacía presagiar lo peor. Tras una pretemporada espectacular en el Juvenil A, Garcia Pimienta le subía al filial. Su oportunidad duró poco pero por suerte, el parte médico informaba que ‘solo’ estaría seis semanas de baja.

Ahora, ya en la recta final, vislumbra la luz al final del túnel. Y esa luz tiene nombre y apellidos. Ronald Koeman. El entrenador holandés lo quiere en dinámica del primer equipo. No le preocupan sus 17 años. Ya tiene a jugadores como Ansu Fati y Pedri jugando con esa edad. Le quiere cerca. Para mimarlo. Para que vea lo que es el primer equipo y, en el momento que salga Juniorpueda dar un paso adelante. Hasta ese momento, la idea es que siga jugando en el Barça B para coger ritmo de competición.

Balde tiene una mezcla explosiva en sus venas. Su padre Saliu es de origen africano (Guinea Bissau) y su madre es dominicana aunque él ya nació en Barcelona. Ellos querían que Alejandro arrancara su carrera en el atletismo. También lo querían así en el colegio donde los profesores, en las carreras que se realizaban, hacían salir a Alejandro más tarde que el resto de compañeros. Les daban ventaja. Eso sí, el primero en llegar siempre era él. Sin embargo, a Balde le gustaba el fútbol. Parte de “culpa” la tiene su hermano Edy, que en la Plaça dels Porxus (Barcelona), donde sus padres tenían un local, daban patadas al balón. Además, Edy, jugaba en el Sant Marti Condal con siete años. Alejandro siempre lo iba a ver y en un encuentro les faltaba un jugador. El entrenador llamó al pequeño de la familia, que solo tenía cuatro años, para que entrara a jugar. Alejandro lo hizo muy bien y allí ya vieron que el fútbol era lo suyo. Arrancó en la escuela de Sant Gabriel, con seis, pero a mediados de año ya le subieron al Prebenjamín. Esa campaña jugaba de delantero y marcaba muchos goles. El Barça y el RCD Espanyol iban detrás de él. Balde quería jugar de azulgrana pero en el club demoraron mucho su respuesta y prefirieron aceptar la del conjunto blanquiazul. Allí, también de delantero, volvió a destacar y ya se disiparon todas las dudas. Tenía que ser del Barça sí o sí. Y así fue. El sueño sigue. Balde ya acaricia el primer equipo. Qué siga así.