Albertini, organizador dentro y fuera del campo

Albertini pasó como un rayo por el Barça

El Expediente X de Dometrio Albertini / Marta Fernández

Francesc J. Gimeno

Francesc J. Gimeno

El italiano Demetrio Albertini tuvo un paso efímero por el FC Barcelona que se plasmó en una trayectoria que no se correspondió con el prestigio que acumuló durante las once temporadas que defendió la camiseta del Milan. El centrocampista permaneció apenas seis meses en el Camp Nou con un balance de seis partidos oficiales disputados (cinco de Liga y uno de Champions League).

En diciembre de 2005, pocos meses después de haber abandonado la disciplina del Barcelona (llegó el mes de enero anterior), anunció que colgaba las botas y ponía punto y final a una brillante carrera futbolística que le había permitido ser protagonista en uno de los mejores momentos de la historia del Milan. Il Metronomo, como le bautizaron en el arranque de su carrera por su facilidad para llevar la batuta y marcar el ritmo del juego, se formó en las categorías inferiores del equipo 'rossonero' e hizo sus primeras apariciones en el primer equipo de la mano de Arrigo Sacchi.

Tras debutar en la Serie A en enero de 1989, tuvo otra aparición fugaz en aquel mítico Milan que encadenó dos Copas de Europas consecutivas en 1989 y 1990 antes de marcharse cedido al Padova para acabar de completar su proceso de formación (temporada 1990/1991). Al año siguiente regresó a San Siro y no tardó en convertirse en el dueño de la sala de máquinas de aquel Milan que de la mano de Fabio Capello volvió a reinar en Italia y también en Europa, donde finiquitó el mítico Dream Team de Johan Cruyff en la final de Atenas en 1994. Albertini fue uno de los protagonistas de aquel partido. Firmó la asistencia a Desailly en el 4-0 definitivo.

puerta de salida

Pero la llegada de Carlo Ancelotti al Milan cambió su situación. El técnico le abrió la puerta de salida, porque su apuesta era un joven Pirlo. Tras once años defendiendo la camiseta 'rossonera', tuvo que cambiar de aires. Su destino fue el Atlético, donde apenas estuvo una temporada (2002/2003) antes de regresar a Italia para enrolarse en la Lazio y el Atalanta. Pero ya iniciada la campaña 2004/2005 recibió la llamada de su amigo Frank Rijkaard y no se lo pensó dos veces. En enero de 2005 aterrizaba en el Barcelona. En sus seis meses de estancia, apenas acumuló seis partidos oficiales. Su aportación fue testimonial, aunque su último partido como profesional lo disputó con la camiseta blaugrana el 13 de marzo de 2005.

En diciembre de 2005 anunció oficialmente su retirada. Esa misma campaña se celebró su partido de despedida, que contó con la presencia de todas las estrellas del Barcelona.

Tras colgar las botas, Albertini siguió vinculado con el fútbol, pero desde los despachos. Primero trabajó en el sindicato de futbolistas italianos y luego dio el salto a la Federación Italiana, donde en 2007 se convirtió en vicepresidente. En 2014 fue el jefe de la delegación de la selección italiana en el Mundial de Brasil y luego formalizó su candidatura a la presidencia de la Federación. En agosto de ese año perdió la batalla electoral frente a Carlo Tavecchio.

Desde entonces ha repartido su tiempo entre la gestión del Parma -fue designado coauditor tras la intervención judicial del club- y la agencia de marketing y organización de eventos deportivos Dema4, de la que es director mánager. Y también ha mantenido algún flirteo con la política.