La afición del Barça sí que estuvo a la altura de Anfield

La afición del Barça estuvo a la altura y Anfield lo reconoció dedicando una ovación a los desplazados

La afición del Barça estuvo a la altura y Anfield lo reconoció dedicando una ovación a los desplazados / Valentí Enrich

Lluís Bou

Una ola de ilusión vestida de blaugrana aterrizó en el condado de Merseyside a primera hora de la mañana. Sonrisas, cánticos y un pensamiento general de que esta vez la posibilidad de alcanzar la final del Wanda no se podía escapar inundaron a una ciudad que se aferraba a un rayo de esperanza para intentar levantar algo que parecía imposible: un 3 a 0 en contra frente al FC Barcelona de Messi.

Bastaba con pasear la mirada por los 'pubs' de la ciudad británica para darse cuenta que se trataba de un día especial. El reloj no alcanzaba las 12 del mediodía cuando ya había gente vestida con los colores del Liverpool. A pocos metros de distancia, los aficionados del Barça que se habían desplazado para celebrar el pase a una nueva final europea rechazaban los fantasmas de Roma y estaban convencidos de lograr el boleto para Madrid: “No tengo miedo, es imposible que se nos escape”, clamaba un joven aficionado. Su padre, que hacía el primer desplazamiento con el Barça para vivir la mística de Anfield, no se mostraba tan seguro: “Miedo no hay, pero todavía no está hecho. Hay que meter un gol para estar tranquilos. ¿Un resultado? 1-1, gol de Messi”, aseguraba mientras recordaba que 33 años antes había estado en Sevilla viendo como el Steaua y los penaltis le arrebataban una Champions que el Barça creía tener ganada.

Las horas avanzaban y la hora de la verdad se acercaba cada vez más. El Wanda pasaba por sobrevivir en el mítico Anfield Road, un estadio de 134 años que, de la misma manera que el Camp Nou, es un auténtico templo del fútbol. Casi 2 horas antes del pitido inicial, una multitud ‘red’ se agrupó para recibir el autocar del equipo con bengalas, bufandas y banderas que daban color al cielo gris y nublado que presidía la ciudad. ‘This is Anfield’, decían algunas de las banderas. Por los aledaños del estadio, con la estatua de Bill Shankly dando la bienvenida a los presentes, miles de aficionados del Liverpool esperaban el inicio del partido pegados a una cerveza.

Tan solo hace falta subir las escaleras que te llevan al interior de Anfield para notar la esencia del fútbol. Minutos antes de que los jugadores saltaran al verde, se hizo el silencio. Bufandas al aire para que casi 50.000 almas entonaran el himno más mítico del fútbol.

"Walk on, walk on, with hope in your heart, and You'll Never Walk Alone”

Después de esto, 90 minutos en los que se forjó una de las humillaciones más grandes de la historia blaugrana, con un equipo abatido y un Anfield en llamas que hacía temblar el suelo. A pesar de Roma, a pesar del estilo y a pesar de recibir un gol en el minuto 7 para que el pánico se instalara también en la gradería, la afición del Barça se volcó como pocas veces con los jugadores. Estos no respondieron, pero los desplazados no fallaron en ningún momento.

La Champions era el sueño de Messi y del equipo, pero también era el sueño de cada una de las personas que nos desvivimos para poder acompañar al club y disfrutar de sus éxitos en cualquier rincón del mundo. Un sueño que, por mérito del Liverpool y por demérito propio, se ha visto triturado de la manera más cruel posible. Después de que se confirmara la debacle, la rabia y la tristeza más profunda se apoderó de los aficionados que habían rascado sus bolsillos para estar en Merseyside con el Barça. A estos sentimientos, la indignación también hizo presencia al ver como solamente Ter Stegen y Sergio Busquets vinieron a agradecer el apoyo y a disculparse por no haber estado a la altura. Los otros, directamente a los vestuarios, sin ni siquiera un mínimo gesto.

De nuevo, los altavoces de Anfield dieron paso al himno sagrado. Esta vez, cantado por ambas aficiones, tuvo un bonito final. Al acabar, la totalidad de la parroquia del Liverpool se giró hacia el sector visitante para dedicar una cálida ovación, que fue devuelta con aplausos de la gente del Barça. De esta manera, aficionados del Liverpool y del Barça se dedicaron un homenaje y sí tuvieron el reconocimiento que no mostraron los jugadores blaugranas. Pero, aunque el equipo no acompañara, la afición sí que estuvo a la altura.