Así explicaba su dura infancia Adama: "Me querían bandas callejeras"

Adama Traoré marcó un golazo en Europa League

 El exazulgrana participó en el empate a tres de los Wolves ante el Braga marcando el tercero de su equipo / MEDIAPRO

Guillem Balagué

Guillem Balagué

La Florida de l’Hospitalet es el barrio más denso de Europa. Se alzó en los cincuenta para dar cobijo a los que vivían en barracas. De los Bloques Florida, enclave emblemático de la Florida, es Adama Traoré, vecino de otros muchos que llegaron a Catalunya buscando una mejor vida. Hoy juega con el Wolverhampton en Cornellà y habla en exclusiva con SPORT para repasar su pasado y también su presente.

¿A quién llamas primero al acabar un partido? 

A mi familia, normalmente me llaman mis padres.

¿Qué te han contado de su llegada a España?

Mi padre llegó entre los 23 y los 25 a casa de un familiar. Estuvo unos años trabajando y cuando ya estaba un poco más asentado, con su casa y su trabajo fijo, en la Nissan, trajo a mi madre, que se dedica a limpiar.

¿Tú naciste en Hospitalet?

Nací en Barcelona, en la Maternidad, al lado del Camp Nou. He pasado casi toda mi vida en una parte de Hospitalet que se llama los Bloques [de la Florida], que es como un pequeño pueblo con bastante gente de fuera, inmigrantes, diferentes culturas. Mi hermano y yo empezamos a jugar a fútbol en las calles, con mis amigos, en los Bloques, un lugar donde vivían muchos gitanos.

¿En plazas o en terreno de juego?

Era una pista como de fútbol sala, en medio de los Bloques, que ahora ya no está. A mi hermano y a mí nos conocían porque yo ya jugaba en el Barça y él en el Espanyol, todo el barrio quería jugar contra nosotros. Había gente que venía de Santa Eulalia, de Collblanc, de todos lados. Hacíamos un pequeño torneo, nuestro equipo contra todos. Según íbamos ganando la gente decía, “oye, hay dos morenos muy buenos” y se venían equipos para intentar ganarnos. 

¿Eras consciente de lo que te enriquecía toda esa mezcla cultural y el deporte? 

La verdad es que sí. Mis padres nos metieron [en el fútbol] porque querían que trabajáramos la disciplina en un deporte que a mí me gustase y que estuviese centrado en eso. En la zona donde yo crecí había bastantes peleas, bastantes bandas, problemas. Nosotros, mi hermano y el grupo que jugábamos al fútbol, daba igual de qué banda fuese o de que cultura viniese, el fútbol lo unía todo. 

¿Os juntábais en el mismo equipo gente de todas partes?

Era una mezcla. Mis amigos de siempre y yo jugábamos con los gitanos, con algunos marroquíes, con dominicanos, españoles, otros africanos... El que te parecía que era bueno lo ponías en tu equipo. El ambiente era bueno, cada uno traía sus bebidas. Para entrar en el partido tenías que conocer a alguien, pero una vez admitido no había ningún problema. Incluso a veces se ponía un árbitro por si había algún tipo de discusión. 

¿Por qué no hay más profesionales de etnia gitana o ascendencia africana? ¿No quieren ser profesionales o no les dejan? 

No se trata de que no les dejen. Yo doy gracias a Dios y a la gente que me ha ayudado a ser profesional, pero también depende de lo que tú quieras en la vida. Puede ser más fácil o más difícil, dependiendo de la situación que cada uno tenga, pero si tú quieres algo lo trabajas y a partir de ahí poco a poco va llegando. 

¿A ti te tentó alguna vez alguna banda? 

Sí, sí, sí. Muchas veces. A mí, a mi hermano, a un amigo dominicano, a todos. En ese momento pertenecer a una banda era algo popular. Pero nosotros teníamos diferente mentalidad, queríamos ser futbolistas, no queríamos estar en ninguna banda, en ningún tipo de peleas. Y se veían peleas casi cada día.

¿Tú has visto peleas?

¡Yo he estado en ellas! Sí, sí, claro. En el colegio en el que estaba había bandas. Y se peleaban entre ellas constantemente. Han hecho un grandísimo trabajo en Hospitalet, se ha tranquilizado todo mucho. 

¿Has visto pistolas también? 

He visto, y también he visto peleas con bates, cuchillos, botellas, de todo.

Yo soy de Barcelona y es como si me hablaras de otro país. 

Sí, lo sé. Muchas veces, fuera de Hospitalet, si en tu DNI ponía que eras de Hospitalet había ciertas discotecas que no te dejaban entrar. Y eso tampoco está bien, porque yo soy un ejemplo de que no te define el sitio donde has nacido, sino cómo te han criado, cuál es tu mentalidad y cuáles son tus objetivos. 

¿Vas a Hospitalet aún?

Sí, claro. Ahora no está la pista, y me gustaría en un momento dado poner un campo, porque también es bueno para los jóvenes no centrarse en otras cosas sino en algo sano, en el deporte... Competimos, ganamos o perdemos, nos llevamos el premio (incluso había apuestas) y se paraba la vida en ese momento.

¿Algún jugador que fuese muy bueno, se metiera en alguna banda y dejara el fútbol?

Muchísimos. He jugado con ellos o contra ellos en los Bloques, con una calidad increíble, pero el hecho de dejarse llevar por las drogas, por las bandas, por las relaciones, al final se perdieron. Las bandas iban por zonas. Según dónde pasabas te decían, “pero tú de qué banda eres, de dónde vienes, por qué estás aquí”. Si no los conocías, o no habías tenido roce con ellos, te podían meter en un problema. Y entonces quizá tú cogías esa rabia y te hacías de la banda contraria. Muchas veces sucedía así, por eso es complicado, tienes que saber lo que quieres, estar centrado. Vengas de donde vengas, aunque el barrio sea caliente, hay siempre gente noble que tiene las cosas claras.  

Cuando vives en la calle y te mezclas con otras culturas, ¿se madura más pronto?

Sí, porque lo ves todo, ves las peleas, cómo funcionan, cómo funciona una banda, o la policía que investiga a las bandas, ves como funcionan las calles, cómo se mueven los estupefacientes.Y lo más importante es que tienes que decidir rápido. Por ejemplo, en una pelea, tienes que decidir si lo que quieres es seguir el camino recto, seguir trabajando, seguir con todo lo legal. Si quieres lo ilegal lo tienes ahí al lado, te lo van a dar rápido. 

Tú debiste pensar muy pronto que si no era en el Barça ibas a triunfar en otro lado, porque querías ser profesional

Tuve algunos problemas con el Barça que prefiero guardarme para mí, pero no me fuí de la mejor manera. Tuve que tomar una decisión. Si el Barça, que era el club que yo amaba, no me daba la oportunidad o no coincidíamos, me tenía que ir. Yo no tendría ningún problema en irme al Madrid. El Barcelona es mi casa, pero mi mentalidad es ser lo mejor posible día a día y lo que tenga que llegar, llegará. 

¿A ti también te han tenido que echar de los gimnasios para que dejaras de hacer ejercicio, como a Cristiano Ronaldo?

Yo de pequeño ya tenía esa virtud de ser veloz, pero a la hora de las frenadas sufría bastante, tuve pubalgia, tendinitis, y debía trabajar para que mi musculatura pudiese sostener mi forma de jugar explosiva. Empecé a hacer trabajos específicos. No de pesas, sé que la gente no me cree. Hago gimnasio, pero un trabajo distinto al que se hace normalmente. Siempre me tienen que parar, porque uno siempre quiere más.

Cuándo vas a los Bloques y te ven así ¿te reconocen o te preguntan qué has hecho?

Después del primer año volví y me preguntaban ‘¿qué te ha pasado, cómo te has puesto así? ¡y ese cambio físico!’. Y les decía, bueno, el fútbol inglés, es lo que hay. Y la novia, ‘¡No veas cómo te has puesto!’. Siempre con la broma.