100 años del nacimiento de Mariano Martín

Mariano Martín, del que se han cumplido 100 años de su nacimiento, marcó una época en la delantera del FC Barcelona

Mariano Martín, del que se han cumplido 100 años de su nacimiento, marcó una época en la delantera del FC Barcelona. Fue uno de los grandes arietes que defendieron el pabellón azulgrana en una de las etapas más difíciles de la entidad. Gratitud eterna hacia esa generación de futbolistas... / ANTONI CAMPAÑÁ BANDRANAS

David Salinas

David Salinas

El pasado 20 de octubre se cumplieron 100 años del nacimiento de Mariano Martín, mítico goleador del FC Barcelona que integró una de las delanteras más efectivas y recordadas del equipo azulgrana, la de los principios y mediados de los cuarenta. Martín fue un destacado componente de esa estirpe de arietes que conjuntaban velocidad, potencia, valentía, técnica y una demoledora capacidad para alojar el balón en las redes rivales. Dejó una profunda huella entre la afición de su época por su clase y enorme calidad humana.

Mariano Martín Alonso nació en Dueñas (Palencia) el 20 de octubre de 1919. Sin cumplir los dos años se mudó junto a sus padres Julián y Basilisa, y cinco hermanos, a Barcelona. Los Martín Alonso dejaron los campos de cultivo palentinos por la capital catalana, en la que su progenitor había encontrado colocación en el Cuerpo de Guardias de Seguridad. Se instalaron en Sant Andreu

“El pieles”

El pequeño Mariano se inició en el fútbol en las polvorientas calles del barrio, destrozando calzado precario y ayudando a la economía familiar trabajando primero en una fábrica de almidón y, después, como recadero, empaquetador y dependiente en una peletería de la Rambla de Catalunya, de ahí que le apodaran “el Pele” o “el Pieles” en las pachangas callejeras.

El primer equipo de Martín fue el Santa Eulalia, entidad católica que promovía actividades como el fútbol y el teatro. Pasó entonces a la Peña Font, donde jugó de extremo derecho y destacó por su rapidez, tesón, intachable deportividad y fogosidad. No tenía 17 años cuando estalló la guerra civil, en la que se vio obligado a servir en Aviación, “aunque en ningún momento prestó servicio activo con las armas”, apuntó Juan Hernández Petit en el pequeño volumen biográfico que Ediciones España dedicó a Martín en 1943.

Finalizado el conflicto bélico, volvió a jugar con la Peña Font y empezó a trabajar en una tienda de electricidad, propiedad del padre de su futura esposa, Dolores López. Con 20 años era un portento físico y el Sant Andreu le echó el ojo. Empezó en el equipo reserva pero pronto fue reclamado para jugar con el primero de la mano de Pepe Planas, un histórico defensa del FC Barcelona. Debutó en Vic con victoria (1-2) y poco después, por necesidades del equipo, se alineó de ariete contra el Horta, anotando cuatro goles. Ya no se movió de allí. Como cuatribarrado, ganó el Campionat de Catalunya (categoría B) la temporada 1939-40.

Rumbo a Les Corts

Fichó por el Barça gracias a Planas, que requirió de sus servicios cuando tomó el timón de la nave azulgrana en marzo de 1940. El ascenso de Martín fue imparable. Goles y más goles, hasta un total de 128 en 145 partidos oficiales. Ganó dos Ligas (1944-45, con Pepe Samitier, y 1947-48, con Enrique Fernández), una Copa (1942) y la Copa de Oro (1945).

Sus goles (cuatro y le anularon otro) también salvaron al Barça del descenso a Segunda en la promoción contra el Murcia (5-1) el 28 de junio de 1942, una semana después de anotar un doblete en la final de Copa contra el Athletic (4-3). En el curso siguiente, 1942-43, se convirtió en el primer Pichichi del Barça en Liga: 32 goles en 23 partidos.

La colección Vida y Deporte también publicó una biografía de Martín, escrita por Rienzi, y el delantero, hablando de la final de Copa de 1942, recordó una escena vivida en el vestuario, al que llegó aletargado después del esfuerzo y sufrir un terrible golpe al anotar el gol de la victoria en la prórroga: “A mi lado tenía a Rosalén, que de pronto se puso cara a la pared como si fuera a descolgar su ropa de la percha y vi que para lo que se volvía era para que no le viesen llorar. Lloraba silenciosamente, y no sé si por contagio o porque el espectáculo de aquel compañero también me sirvió de reactivo, la cosa es que me puse también a llorar como un chicuelo, y limpiándome las lágrimas con los puños pude ver el espectáculo del vestuario. Todos estábamos bajo lo mismo: la alegría del triunfo apenas nos dejaba hablar”.

Marcado por las lesiones

Las lesiones en la rodilla —especialmente la que sufrió a los 25 años— lo llevaron al quirófano en más de una ocasión y en 1948 tuvo que dejar el Barça. Pero no dio su brazo a torcer. Quería seguir jugando. Y lo hizo. En el NàsticSant AndreuZaragoza y otra vez en el Sant Andreu, donde colgó las botas en 1952, con 33 años y al lado de Pepe Planas, el entrenador que lo llevó al Barça

El secreto de su éxito, como explicó en 1964 en una entrevista a Marca, fue “la velocidad que alcanzaba en mi carrera en los últimos cinco metros. Además, supe estar siempre en la boca de gol, tanto en los encuentros difíciles como en los fáciles. Estar en la boca de gol era la misión del ariete, y procuré cumplirla a rajatabla, sin desaprovechar ocasiones de enviar el esférico a la red”.

Igualmente, Martín siempre se mostró agradecido con los compañeros con los que jugó. Solía decir en todas las entrevistas que no sería nadie sin jugadores como Josep Escolà, uno de sus 'asistentes de cabecera'. "Ellos —por los centrocampistas— hacían lo más difícil: lanzar a los delanteros. Nuestro trabajo era más fácil que el suyo, sin lugar a dudas".

Cuando colgó las botas se dedicó al comercio de artículos deportivos —Deportes Martín— que había fundado en 1943 junto al que había sido su compañero de equipo Benito García en la Plaça d’Urquinaona. Negocio que con el paso de los años ha ido experimentando varias transformaciones, operando en la actualidad como Benito Sports.

Mariano Martín, que en 1954 tuvo una fugaz aparición en el séptimo arte junto a SamitierKubala Ramallets en el film Once pares de Botas, falleció en Cabrils el 9 de septiembre de 1998. Se le echó de menos, como al también grande Josep Escolà, en la vuelta de honor que protagonizaron los ex jugadores del Barça el día que se abrieron los actos del Centenari en el Camp Nou.