Los 'Hispanos' se citan con Egipto en la final

La selección española vuelve a una final de los Juegos del Mediterraneo por primera vez en 17 años

A los de Jordi Ribera les costó, pero consiguieron doblegar a Serbia en las semifinales (42-38)

Imagen de los 'Hispanos' tras el partido ante Serbia

Imagen de los 'Hispanos' tras el partido ante Serbia

SPORT.es

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La selección española de balonmano volverá a pelear, diecisiete años después, por la medalla de oro en unos Juegos Mediterráneos, tras certificar este lunes el pase a la final de los de Orán, en la que se medirá el próximo miércoles (17:30) con Egipto, al imponerse por 42-38 a Serbia en las semifinales.

España-Serbia

Juegos del Mediterraneo

42
38
Alineaciones
España (22+20)
Sergey Hernández; Odriozola (6, 2p), Garciandia (4), Tarrafeta (4), Nieto (3), Folqués (3) y Gallego (1) -equipo inicial- Roberto Rodríguez (ps), Bazán (3), Valera (1), Miguel Martínez Lobato (-), Izquierdo (-), Chema Márquez (6), Serrano (5, 1p), Dani Fernández (6) y Alberto Martín (-)
Serbia (21+17)
Bomastar; Vorkapic (3), Milic (7), Ivan Popovic (4), Milosavljevic (5), Borzas (7) y Grozdanic (7, 2p) -equipo inicial- Jandric (ps), Trnavac (ps), Kojadinovic (2), Pavlovic (-), Golubovic (-), Veljko Popovic (3), Vignjevic (-), Sotic (-) y Petric (-)

Tras el plácido camino transitado hasta la penúltima ronda, el conjunto español afrontó este lunes ante Serbia la primera prueba para conocer el auténtico nivel del novedoso grupo conformado por Jordi Ribera para afrontar los Juegos Mediterráneos.

Si los 'Hispanos' pensaban que como en los encuentros anteriores les bastaría con unos minutos de la máxima intensidad defensiva para romper el encuentro, no tardaron en comprobar que para doblegar a Serbia deberían luchar hasta el último segundo.

Máxime ante las dificultades defensivas del conjunto español, incapaz de controlar durante toda la primera mitad a los "cañoneros" serbios Uros Borzas y Milan Milic, que encontraron siempre la distancia necesaria para exhibir todo su potencial de lanzamiento.

Un trabajo defensivo en el que en esta ocasión España no pudo contar con las paradas de Sergey Hernández, inconmensurable en las jornadas precedentes, que abandonó la pista mediada la primera mitad sin ninguna intervención en su casillero.

Todo lo contrario que el serbio Milan Bomastar, guardameta del Ademar de Léon, que cerró el primer tiempo con un total de ocho paradas, dos de ellas a lanzamiento de penalti.

Problemas defensivos que Jordi Ribera trató de resolver pasando a una defensa 5-1 con Kauldi Odriozola en la posición de avanzado, que si bien limitó la capacidad de lanzamiento exterior de Serbia, permitió al pivote Ivan Popovic campar a sus anchas en la línea de seis metros.

Una circunstancia que posibilitó a Serbia, que dirige el español Toni Girona, situarse a falta de menos de siete minutos para llegar al descanso con una más que inquietante ventaja de dos tantos (14-16), que obligó a pedir con urgencia tiempo muerto al seleccionador español.

"Si queremos pasar a la final habrá que hacer algo, habrá que defender, habrá que mover las piernas", clamó Ribera, que con sus palabras pareció activar definitivamente a sus pupilos.

Y es que si hasta entonces España había realizado demasiadas concesiones en defensas al conjunto balcánico, en el tramo final del primer tiempo comenzó a recordar al equipo que había arrollado a todos sus rivales a base de defensa, defensa y más defensa.

Una mejoría que permitió a los 'Hispanos' no sólo enjugar su desventaja, sino llegar al receso por delante en el tanteador (22-21), algo que se antojaba tremendamente complicado apenas unos minutos antes.

Actividad defensiva que no mermó en el arranque de la segunda mitad en el que el conjunto español pareció dar definitivamente con la tecla para contener el ataque balcánico.

Si en la primera parte los cañoneros serbios siempre encontraron el metro necesario para lanzar con comodidad, en la segunda la defensa española provocó con sus constantes salidas que lo que antes era gol se convirtieran en paradas de un Sergey Hernández, que poco a poco fue mejorando sus cifras.

Todo lo contrario que Bomastar que acabó en el banquillo incapaz de repetir su sobresaliente actuación del primer tiempo, antes los fáciles lanzamientos del equipo español que, por fin, pudo sacar a relucir su veloz juego de contragolpe.

Una circunstancia que permitió a España situarse con una renta de cinco tantos (36-31) a falta de diez minutos para la conclusión, que obligó a Serbia a arriesgar apostando por un ataque con siete jugadores de campo.

Fórmula que de poco sirvió a los de Toni Girona, pues si los balcánicos encontraron con asiduidad la portería española, a cada tanto serbio respondieron los "Hispanos" con una acción de Chema Márquez, que con sus goles y asistencias mantuvo estable la ventaja del equipo español.

Tal y como reflejó el 42-38 final que permitió a España volver a disputar una final de los Juegos Mediterráneos, diecisiete años después de que el equipo, entonces dirigido por Juan Carlos Pastor, lograse su único oro en el torneo en los Juegos Mediterráneos de Almería 2005.