'Proyecto Hamza': El baloncesto dice sí a la vida

Proyecto Hamza viaja de El Masnou a Marruecos

Proyecto Hamza viaja de El Masnou a Marruecos / Hamza Driouich

Sergio Vera

Sergio Vera

A veces se tiende a valorar la carrera de un deportista tan solo por sus triunfos. Ser campeón del mundo, ser campeón olímpico, ganar una liga escolar... el ser o no ser desde bien pequeños sustentado simplemente por la sed de triunfo. Sin embargo, el deporte ha acabado por enseñarnos que en más que menos ocasiones la victoria vital reside simplemente en tener la oportunidad de enriquecerse y crecer sintiéndose partícipe de algo. Hamza Driouich tiene 19 años y el baloncesto le cambió la vida.

Ahora con 'Proyecto Hamza' quiere contribuir a que niños como él lo fue tengan la oportunidad de abrir los ojos gracias al deporte de la canasta. Una iniciativa que cuenta con el apoyo del programa 'BQ Solidari' de la Federació Catalana de Basquet y que nació de la experiencia vital de este joven catalán de origen magrebí de El Masnou y uno de esos caprichos del destino que unió su historia vital con la de un barrio humilde de Casablanca (Marruecos).

"Gracias al baloncesto, hoy estoy en la universidad", explicaba el mismo protagonista en Catalunya Radio hace unos días. Hamza inició su aventura con el baloncesto en este pueblo de El Maresme y rápidamente se convirtió en uno de los centros de su vida.

LA HISTORIA DE HAMZA

LA HISTORIA DE HAMZAHamza fue un jugador ejemplar en un Masnou Basquetbol que no dudó en becarle para evitar que los problemas económicos de su familia le impidieran seguir disfrutando de su pasión. Él hizo todo lo que estuvo en su mano para seguir ligado al deporte a toda costa. Ayudó como entrenador, colaboró con las mesas de anotación para intentar costear parte de la temporada y siempre fue una referencia para sus compañeros en todos los equipos de los que formó parte. 

Una actitud ejemplar que sin embargo contrastaba con los cada vez más problemas que ocasionaba en el colegio. La mala actitud se tradujo en una expulsión del centro y ahí llegó el punto de inflexión. "Era el único marroquí de clase. Me sentía diferente. Siempre tenía la sensacion que tenia que hacer algo para ser igual que el resto y trataba de llamar la atención. Fui bastante problemático en la ESO. Mis padres se enteraron de todo y eso llegó al bàsquet", recuerda. Y ahí su entrenador Xavi Sánchez tomó cartas en el asunto: O rendía en el colegio o se acabó el baloncesto.

El cambio de chip fue automático y Hamza experimentó en sus propias carnes el beneficio de una de las funciones sociales que juega el deporte. Hamza cambió radicalmente su actitud trasladando todo a la escuela la misma capacidad de trabajo, sacrificio y compañerismo de la que hacía gala en cualquiera de sus equipos. El deporte le hizo entender que emprender ese mismo camino en todos los aspectos de su vida era elemental. Ahí ganó su partido.

Teaser Projecte Hamza from Projecte Hamza on Vimeo.

RUMBO A CASABLANCA

RUMBO A CASABLANCAUna lección aprendida que ahora tratará de compartir con jóvenes en riesgo de exclusión social en Casablanca que desde hace bien poco también cruzaron sus vidas con el baloncesto en un país como Marruecos donde la tradición con el deporte de la canasta es prácticamente inexistente. El joven Zajaria Bougriane se puso en contacto con Hamza a través de Facebook en busca de ayuda para continuar un proyecto que había inicado en la escuela Chabab ain sebaa para ayudar a combatir el fracaso escolar entre los niños del barrio. El deporte como excusa para llevarlos a la escuela y el baloncesto como transmisor de valores. 

La iniciativa fue todo un éxito y Zajaria buscó en Hamza asesoramiento, material y ayuda para poder sostener la ilusión de sus jugadores. Así nació 'Proyecto Hamza' quien gracias a la Federación Catalana de Basquet y al programa 'BQ Solidari' llevará un más que necesario material a Zajaria y de la mano del técnico Vidal Sabater impartirá un curso de formación para entrenadores.

Entre el 30 de enero y el 6 de febrero, Hamza Driouich podrá ayudar con su experiencia a muchos niños que como él han encontrado en el baloncesto una puerta abierta con la que conectarse a la vida: "Quiero enseñarles lo que es el esfuerzo, luchar por lo que uno quiere. El camino no es fácil y muchas veces nos rendimos cuando estamos a un paso de conseguir nuestras metas. Quiero que vean que el deporte es algo más que pasar una tarde jugando y volver a casa".