El dilema de Higgins

El escolta del Barça vuelve a estar lastrado por una fascitis plantar en el pie izquierdo

Ahora evalúa si pasar por el quirófano o someterse a un tratamiento conservador

Cory Higgins, durante la Final Four del año pasado

Cory Higgins, durante la Final Four del año pasado / EFE

Josep González

Josep González

Cory Higgins no está teniendo suerte con las lesiones. El escolta del Barça vuelve a estar, una vez más, ante otro contratiempo físico que amenaza con lastrar su presencia en las pistas cuando se encara el tramo final de la temporada.

A principios del pasado mes de noviembre, una lumbalgia ya tuvo al jugador estadounidense casi dos meses en la enfermería. Ello coincidió con la ausencia de Abrines desde diciembre, por lo que el club acudió al mercado y fichó a Dante Exum hasta el 28 de febrero.

Ahora, una molesta fascitis plantar en el pie izquierdo que le impide jugar al cien por cien pone en un dilema al dos veces ganador de la Euroliga con el CSKA. No es la primera. En julio de 2020 ya tuvo que operarse para solventar otra fascitis plantar crónica, aunque aquella vez se trataba del pie derecho.

La disyuntiva para Cory Higgins será decidir si pasa por el quirófano u opta por un tratamiento conservador. Si se somete a una operación, estaría al menos dos meses y medio de baja y tampoco se asegura que el problema se solucione definitivamente. Si decide esquivar el quirófano y apostar su recuperación por fisioterapia y descanso, puede solucionar la lesión a corto plazo, pero del mismo modo nada le aseguraría no volver a recaer.

PIEZA CLAVE EN EL BARÇA

Aunque finalmente no sea operado, se antoja harto difícil que Higgins pueda recuperase para llegar a tiempo en condiciones a la Copa del Rey (del 17 al 20 de febrero en Granada). La decisión, ahora mismo, está en sus manos y el club esperará hasta la próxima semana, una vez que valore todas las opciones y las opiniones de varios expertos que sigue recabando. El problema es también para Jasikevicius. El técnico blaugrana tiene en Cory Higgins a una pieza fundamental en el equipo. El escolta, que llegó del CSKA Moscú en julio de 2019 tapado por la figura de Nikola Mirotic, ha dado sobradas muestras de que es un jugador decisivo.

El californiano, de 32 años y ahijado de Michael Jordan, lleva siendo uno de los jugadores más desequilibrantes del basket europeo desde que aterrizó procedente de la NBA. Exhibiendo técnica, visión de juego, eficacia y defensa, Higgins ha cumplido con nota a las expectativas con las que llegó al Palau y que hicieron que el Barça lo renovase hasta 2024