Mazda 3

Prueba del Mazda 3, asalto al segmento premium

El nuevo Mazda 3 presenta un diseño cuidado, un habitáculo de calidad y una marcha muy cómoda y suave.

Nuevo Mazda 3.

Nuevo Mazda 3. / ÀLEX SOLER

Àlex Soler

Àlex Soler

Mazda definió la llegada del nuevo Mazda 3 como “el inicio de una nueva era”, una nueva generación de su compacto que llega con un diseño renovado y con una gama de motores que incluye por primera vez el Skyactiv-X, un propulsor de gasolina que, según la marca, será de los más eficientes del mercado. De momento, el Mazda 3 ya ha llegado a España, y lo hace con dos opciones bajo el capó, el Skyactiv-D, diésel, y el que monta la unidad probada, el Skyactiv-G atmosférico de gasolina de 2.0 litros y 122 CV de potencia.

Estéticamente, el nuevo Mazda 3 vuelve a destacar por su diseño, muy cuidado y atractivo. Llama la atención la ausencia de líneas, presentando una fluidez en su silueta difícil de ver en otros modelos del mercado. Pese a la evolución estilística, sigue presentando todos los elementos característicos de la marca, como su gran parrilla y unos grupos ópticos finos que se extienden hasta el lateral tanto delante como detrás. La línea del techo, que cae hasta la trasera, le confiere algo de deportividad a un modelo que da gusto mirar. El color de la unidad de prueba, el rojo, le queda simplemente genial. En proporciones es casi igual a su predecesor, pero pierde ocho litros de maletero (358 litros), no excesivamente generoso aunque sigue admitiendo la mayoría del equipaje para escapadas largas.

En el interior es donde Mazda demuestra que puede competir con los coches premium, con un habitáculo formado por materiales de calidad y con la última tecnología para satisfacer a su conductor. El nuevo volante sigue la línea del anterior, con una redistribución de los controles, el cuadro de instrumentos sigue apostando por lo analógico, aunque incluye Head-Up Display, y el diseño general de líneas rectas le aporta amplitud. La pantalla central no es táctil y es algo pequeña (8,8 pulgadas) en comparación con otros modelos del mercado, pero de nuevo Mazda consigue un sistema de infoentretenimiento muy intuitivo y fácil de usar.

Luces y sombras

El nuevo Mazda 3 con motor Skyactiv-G, que cuenta con etiqueta ECO gracias a su condición de ‘mild-hybrid’, se presenta como un coche muy cómodo, especialmente apto para viajes largos. Su posición de conducción es baja y la visibilidad es buena. Pese a su calidad de ECO su consumo será algo elevado (en la prueba, por orografía montañosa, siempre marcó una cifra cercana a los ocho litros).

En marcha se muestra como un vehículo muy lineal, con una aceleración suave, en ocasiones demasiado suave, y una calidad de rodadura muy elevada. Es ideal para disfrutar de la conducción y sus suspensiones, aunque rígidas, filtran las imperfecciones de la carretera sin demasiados problemas. Se echa en falta más contundencia a la hora de acelerar, ya que su par máximo de 213 Nm, bajo en comparación con vehículos equivalentes, no se consigue hasta revoluciones altas, con lo que es un bloque poco elástico.

Por contra, la dirección es precisa y rápida, los cambios de apoyo los cubre sin problemas y sus frenos son tan suaves como contundentes. Además, su caja de cambios, manual de seis relaciones, aunque hay en opción una automática con las mismas velocidades, es perfecta, con una palanca con recorridos cortos y directos y un tacto muy fino que no da lugar a error. La sensación general es que el chasis podría soportar un motor con más carácter sin contratiempos.

En definitiva, estas características lo hacen un compacto ideal para cubrir largas distancias y el interior ofrece espacio para cinco adultos altos sin ningún problema, aunque el asiento central de la banqueta es el más incómodo. El habitáculo está bien insonorizado pero el motor, sobre todo al acelerar, se deja notar bastante.

Es un coche en el que prima la seguridad y la comodidad y en eso el fabricante japonés es una referencia. Ofrece lo último en tecnología de seguridad y la calidad del interior, junto al gran trabajo realizado en el apartado de controles, lo hacen un coche en el que gusta sentarse y conducir. Eso sí, aunque se le demande, no será el compañero ideal cuando se busque algo de ‘marcha’. El precio de la unidad probada, el Mazda 3 con acabado Zenith, motor Skyactiv-G de 122 CV y transmisión manual es de 26.115 euros.