SEGURIDAD VIAL

Protección a los grupos más vulnerables en carretera

Hay personas que cuentan con más probabilidades de estar involucradas en un accidente de tráfico.

Persona mayor al volante

Persona mayor al volante / DGT

Los niños, los jóvenes y las personas mayores, tanto conductores como peatones, tienen más probabilidades de estar presentes en un mayor número de accidentes. Por lo que, si te encuentras en alguno de estos grupos o con alguno de ellos, debes tener especial cuidado en la carretera.

Lo primero que hay que saber es que los accidentes de tráfico son la principal causa de mortalidad para los jóvenes de entre 15 y 29 años. La mayoría de ellos coinciden en producirse durante la noche o la madrugada, en las grandes ciudades y sus alrededores y durante los meses de verano, Navidad o fines de semana, además de coincidir muchos de ellos en producirse en un ambiente festivo, de diversión y alcohol.

Hay distintas razones por las que los jóvenes son, precisamente, uno de los grupos más vulnerables en la carretera. Lo cierto es que la falta de experiencia del conductor, que sobrevalora sus capacidades en gran cantidad de ocasiones, repercute en elevar esa probabilidad de sufrir un accidente de tráfico. Por otro lado, encontramos que los jóvenes suelen asumir demasiados riesgos, muchos más que los que asumiría un conductor con más experiencia. El exceso de velocidad y el incumplimiento del resto de normas de tráfico también contribuyen a ello.

Las personas mayores, por su parte, también forman otro de los grupos más vulnerables. Y es que las personas de edad avanzada pueden tener más accidentes en situaciones concretas como, por ejemplo, cuando se encuentran en un momento en el que deben dar una respuesta rápida, como intersecciones, incorporaciones y salidas de vías donde se circule a gran velocidad. El principal problema que existe en estos casos es la pérdida de las capacidades psicofísicas en este grupo de personas. Frecuentemente, cuentan con dificultades de visión, ya que, con los años, el campo de visión se estrecha, dificultando la visión de los extremos. La pérdida de la audición también es común, con dificultad para diferenciar los sonidos y distinguir su procedencia. Por último, la necesidad de tomar ciertos medicamentos puede acarrear problemas que afecten la conducción.

Cuando las personas mayores son peatones en vez de conductores, también existen otras dificultades. Este grupo puede tener dificultad para calcular la velocidad de los vehículos y problemas de orientación cuando no reconocen las calles por donde pasan. Las dificultades auditivas y visuales pueden impedirles oír cuando se acerca un vehículo o apreciar los colores de un semáforo cuando la calzada sea muy ancha. Además, muchos pueden tener dificultades físicas para moverse, por lo que es importante conocer los problemas que pueden tener para poder colaborar en su seguridad siempre que sea posible.

Por último, encontramos a los niños como peatones en los grupos vulnerables. Las estadísticas nos muestran que, generalmente, los atropellados son niños de entre cinco y nueve años, en calzadas anchas, a la salida del colegio y atravesando una vía fuera de una intersección. Los pequeños cuentan con dificultades de audición, ya que no son capaces de distinguir el ruido de un vehículo que se aproxima, además de impedimentos con la visión debido a su baja estatura. Y si a todo esto le sumamos, además, bajo control de la atención, desconocimiento de las normas de tráfico y de seguridad vial, dificultad para calcular distancias y velocidades, dificultad para controlar su actividad física –con posibilidad de que puedan salir corriendo en cualquier momento– y incapacidad para identificar el peligro, ya tenemos todas las causas por las que los atropellos a niños son más que frecuentes.