Un proceso de 9 meses

Bugatti fabrica la unidad 100 del Chiron, un coche montado a mano

El proceso de fabricación dura hasta 9 meses en los que todo el vehículo es montado a mano por 20 operarios.

Los trabajadores de la planta de Molsheim que hacen posible el exigente ensamblaje del Chiron.

Los trabajadores de la planta de Molsheim que hacen posible el exigente ensamblaje del Chiron. / BUGATTI

Àlex Soler

Àlex Soler

Cualquier superdeportivo es exclusivo, ya que su elevado precio hace que muy pocos puedan permitirse el lujo de aparecer en un concesionario y llevarse uno a su casa. Sin embargo, marcas como Bugatti elevan la exclusividad a lo extremo, fabricando unidades limitadas de sus vehículos a un precio que, en el caso del Chiron, su último modelo, supera los 2,5 millones de euros, por lo que aún menos gente puede permitirse uno de estos monstruos de 1.500 CV.

El plan de la marca estipulado para el Chiron es fabricar solo 500 unidades a un ritmo de 70 al año en la planta de Bugatti en Molsheim, Francia. Esta semana, marcando un hito especial en la fase de producción del hiperdeportivo francés, ha salido de su fábrica el Chiron número 100, que parte con destino a la Península Arábiga, donde un comprador ha pagado por él 2,85 millones de euros.

PRODUCTO DE UN PROCESO ARTESANAL

Cada Bugatti Chiron es casi como un hijo para cada uno de los 20 trabajadores que lo fabrican. No en vano, este vehículo tarda en ensamblarse de seis a nueve meses en un proceso casi artesanal. El tiempo de producción varía según el nivel de personalización que el cliente desee para su unidad. En el momento de la compra, se pueden elegir entre 23 colores, ocho tipos distintos de fibra de carbono para el exterior, 31 colores para el habitáculo, 11 para los cinturones, 18 para las alfombrillas y 30 tonos de contraste para las costuras. Una vez pedido, se designan 20 trabajadores para esa unidad y todas las piezas son encargadas.

Antes de iniciarse el montaje, se comprueba que todas las piezas son perfectas y que encajarán. Entonces, todas y cada una de ellas se pintan individualmente a mano durante tres semanas. Para poder finalizar una pieza y pasar a la siguiente, ésta debe pasar un estricto control de calidad y ser aprobada.

EL CORAZÓN, UN W16 TETRATURBO

Paralelamente a la pintura, el W16 de 8.0 litros y cuatro turbocompresores es fabricado en la planta de Volkswagen en Salzgitter, donde se prueba durante ocho horas junto a la caja de cambios automática DSG de siete velocidades antes de mandarse a Molsheim para su montaje final. Como el resto del coche, varios operarios lo montan pieza a pieza en un proceso que ocupa 12 estaciones de trabajo. Este motor desarrolla una potencia de 1.500 CV y 1.200 Nm de par y permite al Chiron acelerar de 0 a 100 en apenas 2,4 segundos y a 300 en solo 9,6 segundos. Su velocidad máxima supera los 455 km/h.

Una vez el W16 está listo, tres operarios pasan una semana montándolo en el vehículo. Según apunta la marca, en Molsheim solo hay dos plataformas de montaje, por lo que solo pueden pasar dos unidades a la vez por este proceso. Durante este proceso se incorporan los distintos componentes que contribuyen al buen funcionamiento del motor, como los elementos de refrigeración.

Con el motor ya en el chasis, el monocasco de carbono y la parte trasera del vehículo se unen mediante 14 pernos de titanio de 34 gramos cada uno. Después, se montan los neumáticos y se incluyen los líquidos necesarios para el óptimo funcionamiento del coche. En este momento, los operarios arrancan por primera vez el W16 y lo escuchan rugir.

LAS PRIMERAS PRUEBAS

Aún a falta de montar varias partes, es en este momento cuando el Chiron se lleva a una sala de pruebas, donde se simula una ruta de entre dos y tres horas y 60 km. Esta prueba es vital para comprobar que el proceso de montaje ha ido bien, las cifras son correctas y todos los elementos funcionan a la perfección. Una vez superada esta prueba, los operarios pasan cuatro días para terminar de montar todas las piezas de la carrocería en un proceso de delicadeza y precisión extremas. 

Solo después de este trabajo, el Chiron es sometido a un test de estanqueidad en una ducha de media hora y, en caso de superarlo, se procederá a montar todo el interior, proceso que lleva tres días más para el montaje y otro más para incorporar un material protector antes de salir a la última prueba en la pista. 

LA RECTA FINAL

Tras todo el montaje, el Chiron es sometido a 300 kilómetros de pruebas en el aeródromo de Colmar, junto a la fábrica, donde se lleva el motor al máximo de su capacidad para probar que el vehículo se encuentra listo para satisfacer las expectativas de su propietario, que ya lleva medio año esperando su hiperdeportivo. Tras superar el test, un operario hará una revisión final al conjunto, quitando el vinilo, limpiando el coche y puliéndolo. Después de este proceso, un tunel de luz será el último examen a superar por el vheículo, donde otro operario se pasará hasta seis horas buscando cualquier fallo que pudiera haber. Con todo superado y el visto bueno de todos los departamentos, el Bugatti Chiron está listo para ser entregado.

Vea al Bugatti Chiron haciendo la prueba del 0-400-0 en Motor Zeta.

Tras este proceso es compernsible entender porque la unidad número 100 supone un hito tan importante para los trabajadores de Molsheim, que han superado este largo y complejo proceso un centenar de veces. Aún quedan 400 por construir y para terminarlos todos aún dedicarán cerca de cinco años más.