La maratón de las Vaporfly

Kipchoge entrando a meta con sus polémicas zapatillas

Kipchoge entrando a meta con sus polémicas zapatillas / AFP

Albert Gracia

El fondo vuelve a ser territorio keniano por mucho que el tozudo Bekele quiera decir lo contrario. A las pruebas me remito. El sábado amanecimos con la más absoluta de las locuras: bajar de las dos horas en una maratón. Una idea impensable, utópica y hasta incluso romántica que ni los más optimistas llegaron a alcanzar soñar. 

Pero ahí llegó Kipchoge para ser el primero, aunque la IAAF no homologara la marca por todos los condicionantes externos que marcaron la prueba y que ayudaron al africano a elevarse al olimpo de los dioses del atletismo de fondo. Las 41 libres, el vehículo cortavientos y las zapatillas, esas tan criticadas zapatillas de las que tanto se ha hablado, beneficiaron a un Kipchoge al que nadie le quitará ser un auténtico extraterrestre en el día de hoy.

El keniano bajaba su propio récord del mundo, logrado en Berlín el año pasado (02:01:39), y lo hacía bañado en oro tras toda la pantomima que se montó a su alrededor. Nike e INEOS tuvieron en Viena su ‘stand’ soñado con un récord inhumano, su logo en primer plano durante toda la prueba y la llegada de las nuevas zapatillas que ya han revolucionado el atletismo.

Porque tras la gesta de Kipchoge algunas miradas ya apuntaban a esas coloridas zapatillas, como si corrieran solas. Pero tras el récord del mundo de Brigid Kostei ya apareció un nombre más que peligroso: el dopaje tecnológico con las Vaporfly y las VaporflyNext% o Alphafly que utilizó Eliud. Ambas demostraron ayudar a brindar esos récords del mundo. ¿Y los anteriores? Ahora cada vez será más fácil derribar marcas si las zapatillas permiten pequeñas ventajas, aunque siempre tocará correr. 

Duelo de intereses

¿La IAAF no va a hacer nada al respecto? Vayamos por partes. La institución internacional ya advirtió de que abriría una investigación para determinar si las zapatillas cumplen con la normativa establecida y, por lo tanto, pueden ser usadas sin ningún peligro. Aun así, esa investigación todavía no se ha producido pese a que Sebastian Coe, el presidente, aseguró que se haría antes del 2020.

Las mentes peor pensadas saben que no se llevará a cabo por la estrecha relación entre Nike y Coe, que fue imagen de la marca durante 38 años hasta que entró a presidir la IAAF. Así, las nubes seguirán sobrevolando dos marcas estratosféricas que tuvieron suertes distintas: la de Kipchoge no fue homologada y, en cambio, la de Kostei en la maratón femenina, sí.

La keniana hizo saltar la banca rebajando el mejor tiempo de la historia en un minuto y 21 segundos (2:14:04). Las zapatillas de la keniana eran un modelo inferior a las de Kipchoge, aún en pruebas, pero siguen estando en el ojo del huracán, pese a que logró la hazaña dejando al resto muy por detrás. 

Una auténtica locura

Ahora solo se habla de esas dichosas zapatillas pero lo que ha hecho Kostei es una auténtica salvajada teniendo en cuenta que hace tan solo cuatro años acabó la maratón de Oporto con un tiempo de dos horas y 47 minutos. No estaba preparada para ello pero se puso manos a la obra y sus marcas han ido bajando en picado en los últimos años, logrando en Chicago en 2017 asomarse a la barrera de las 2 horas y 20 minutos (2.20:22).

Y el domingo logró algo que ya venía meditando. Tras la prueba se veía en el olimpo: “Me sentía muy bien y sentí que mi cuerpo tiraba hacia adelante, y más a más. Así que fui a por el récord”. Un récord tan grande como empañado por las Vaporfly, que han demostrado marcar diferencias, aunque siguen dependiendo del que corre. La natación vivió una situación parecida con el poliuretano. Veremos lo que considera la IAAF. Mientras, a los atletas les tocará seguir corriendo.