Entrevista SPORT

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ATLETISMO

Nawal El Moutawakel, la primera mujer árabe en ser campeona olímpica: "54 segundos me cambiaron la vida"

La atleta marroquí reinó en los 400 metros vallas femeninos en Los Ángeles 84: lo hizo contra todo pronóstico para iniciar una carrera de éxito que ha mantenido fuera de las pistas con cargos como la vicepresidencia del COI

Nawal El Moutawakel, exatleta marroquí y alto cargo deportivo, durante los pasados premios Laureus.

Nawal El Moutawakel, exatleta marroquí y alto cargo deportivo, durante los pasados premios Laureus. / MARISCAL / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Madrid

Nawal El Moutawakel (Casablanca, Marruecos, 1962) ha roto tantas barreras que a su paso siempre hay algún rastro de los techos de cristal que esta atleta ha derribado a lo largo de su vida. Primero, como atleta, convirtiéndose el 8 de agosto de 1984, en los JJOO de Los Ángeles, en la primera mujer africana y de un país islámico, Marruecos, capaz de ganar un oro olímpico con el que nadie contaba.

Fue en los 400 metros vallas, una disciplina que, en su modalidad femenina, se estrenó en una prueba olímpica a la que Nawal llegó como outsider. Sus escasos 1,62 y su inexperiencia en grandes combates le descartaban para la máxima presea, que ganó desde el coraje con el que puso a todo un continente que ahora domina el atletismo. Pero hace más de cuatro décadas, el nombre de esta atleta rompió moldes, hasta el punto de que fue el que llevaron muchas niñas que nacieron tras su triunfo.

Fue y es un ejemplo para diferentes generaciones que admiran y respetan un currículum extenso como el que llevó a ser vicepresidente del Comité Olímpico Internacional. Formó parte del comité de evaluación de las carreras en las que Madrid hincó la rodilla, una ciudad a la que ha regresado en los últimos años en calidad de fundadora de los Premios Laureus. A ella, los 54,61 segundos que tardó en cubrir 400 metros que le bañaron en oro le cambiaron la vida. Y de paso, la de todas las mujeres de un país que empezaron a sentirse, como mínimo, igual que el resto.

Tus visitas a Madrid ya son frecuentes, aunque no tanto como cuando formaste parte del comité evaluador que dejó fuera de la carrera olímpica a esta ciudad. ¿Cómo te sientes?

Aquellos fueron otros tiempos. Yo siempre me siento bien y ha sido una alegría poder asistir al 25º aniversario de los Premios Laureus, de los que soy fundadora, así que es una forma fantástica de celebrarlo.

¿Qué significa para ti a estas alturas estar entre las leyendas del deporte?

La iniciativa Laureus es muy buena. Habla del deporte y de lo que puede hacer por todo tipo de comunidades. Es una forma fantástica de mejorar la vida de las personas y ha impactado en la mía. He visto, personalmente, lo que pueden hacer 54 segundos de carrera en 400 metros vallas. Me cambiaron la vida para siempre. Fue la transformación de cero a héroe. Y si yo lo logré, cuando no tenía muchos recursos para mejorar, creo que inspirar a las generaciones más jóvenes significa mucho.

Nawal El Moutawakel, en su visita a Madrid como representante del COI en 2009 para valorar la candidatura madrileña.

Nawal El Moutawakel, en su visita a Madrid como representante del COI en 2009 para valorar la candidatura madrileña. / EFE

¿Qué otros ejemplos inspiradores destacarías como ejemplos a seguir?

Pues todos los que han formado parte de la iniciativa Laureus, como Nadia Comaneci, Boris Becker, Emerson Fittipaldi, Michael Johnson o Edwin Moses. Héroes que visitan zonas y barrios remotos para hablar con la gente que construirá el futuro. Conectan con los jóvenes y significa mucho para ellas. ¡Qué manera tan fantástica de transformar el mundo! Por eso me afilié a esta idea desde el primer día, hace ya 25 años. Desde entonces, hemos tocado el corazón de cientos, miles y millones de niños en todo el mundo. Se pueden contar los proyectos por cientos y miles: en Kenia, África, Marruecos, Sudáfrica, India... Por toda Asia, Europa, Sudamérica o Norteamérica. La lista es larga. Estoy muy agradecida por todos esos héroes que dedican su tiempo, su amor y su energía a ayudar a los demás. Por esto estoy muy contenta de volver a Madrid.

Este año, además, hemos tenido a muchas atletas en los Laureus como nominadas a Deportistas del Año. Desde Faith Kipyegon, de Kenia; a Sifan Hassan, de Países Bajos; o Sydney McLaughlin-Levrone, como tú, especialista en los 400 metros vallas en EEUU.

Siempre es bueno ver mujeres en el podio cuando, hace décadas, ni siquiera podían asistir a algunos eventos como espectadoras. Hoy son ellas las que dan vida. Todos recordamos al barón Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, quien en su época no era muy partidario de las mujeres. Verlas hoy, compitiendo por igual en muchos eventos, es un orgullo. Lo hemos comprobado en París, los primeros JJOO donde se ha visto la igualdad de oportunidades para las mujeres. Es decir, compitiendo en todos los deportes. Es algo fenomenal. Será un momento histórico para todos nosotros. En mis 400 metros vallas, cuando competí en Los Ángeles 1984, fue la primera vez que esto ocurría para las atletas femeninas. ¡Mi héroe por aquel entonces era Edwin Moses. ¡Hoy está aquí! Hacía cola para verle, porque le admiraba.

Nawal El Moutawakel celebra su oro en los 400 metros vallas en los JJOO de Los Ángeles 1984.

Nawal El Moutawakel celebra su oro en los 400 metros vallas en los JJOO de Los Ángeles 1984. / OLYMPICS

¿Qué sentías durante todo el bloqueo que sufristeis antes de poder competir en igualdad de condiciones?

Siempre me preguntaba por qué no se permitía a las mujeres competir en los 400 metros valla. Por eso siempre quise correr como él, pero sentía que no podía, era muy bajita, y él tenía un cuerpo mucho más resistente. Pero seguí sus consejos, sus técnicas y su método científico para correr (consistía en dar 13 pasos consistentes entre cada una de las vallas frente a los 15 de sus rivales). Cuando ahora ves todas las barreras que están rompiendo las mujeres solo puedes decir: ¡Guau! Sin tabús, sin barreras... Para mí, esos 400 metros vallas fueron una carrera de por vida.

Es decir, que aquel oro en Los Ángeles de 1984 ayudó a Nawal con todo lo demás...

Fueron una escuela y una buena lección de cómo superar los obstáculos. A veces, te caes y tienes que aprender a levantarte y volver a correr. Aprendimos tantas cosas, tantas lecciones de nuestros fracasos hacia el éxito y la excelencia... Y eso tratamos de inculcar a las generaciones que vendrán a través de los Laureus, dándoles oportunidades e instalaciones.

Obviamente, estamos ante un gran año para el deporte femenino. Tú que eres pionera africana, ¿qué te parece que el Comité Olímpico Internacional haya escogido a la zimbabuense Kirstie Coventry como la primera mujer para liderar el COI?

Es una alegría tremenda. Para nosotros, representa la cima de todo lo que hemos soñado. Sabemos que hace varias décadas, la remera estadounidense Anita DeFrantz se atrevió a presentarse a esta carrera a la que ha llegado primero Coventry. En ese momento, nuestra organización no estaba lista. Hoy, Kirstie Coventry, campeona olímpica, ganadora siete medallas, ministra de Deportes, miembro del COI durante tantos años, madre, esposa; lo ha conseguido. Pero, sobre todo, es inteligente, talentosa e inteligente. Y obtuvo la puntuación más alta entre las mujeres, entre los atletas, entre todos los miembros, porque obtuvo la mayoría absoluta en la primera ronda. Así que con ella, vamos a trabajar hasta el final, mano a mano.