Ana Peleteiro: "En Madrid todo el mundo me regalaba los oídos"

Ana Peleteiro, imagen de la campaña 'Run for the Oceans' de Adidas

Ana Peleteiro, imagen de la campaña 'Run for the Oceans' de Adidas / JAVI FERRÁNDIZ

David Rubio

David Rubio

Ana Peleteiro estuvo en Barcelona escasos días antes de lograr en Huelva su billete para los Juegos de Tokio con un salto de 14.33 metros. La triplista será una de las grandes opciones españolas en esa cita japonesa del año 2020 y a comienzos del otoño en penoso invento de la IAAF de organizar un Mundial de Doha... poderoso caballero 'don Dinero'.

Con una enorme confianza tras proclamarse campeona europea absoluta en pista cubierta en Glasgow con unos sensacionales 14,73 metros (récord de España)la gallega se muestra ambiciosa de cara a sus próximas objetivos.

La gallega explicó sus objetivos y repasó su trayectoria para SPORT aprovechando su presencia en la Ciudad Condal como imagen de la campaña 'Run for the Oceans' de Adidas, de la que es imagen junto a otros deportistas como Ricky Rubio, Gisela Pulido, Chema Martínez o la nueva 'niña prodigio' Salma Paralluelo.

Con lo comprometida que está con estos temas, esta iniciativa de Adidas le gustará especialmente, ¿no?

Esto depende mucho de lo que te hayan enseñado en casa. Toda mi familia está supercomprometida con el medio ambiente y siempre hemos reciclado. La educación que me han dado mis padres en este sentido ha sido excelente. 

El objetivo es concienciar de los problemas que crean los plásticos en el mar…

Y Adidas lo ha plasmado como una terapia de choque. La gente empatiza muchísimo con los animales. Son seres vivos inofensivos que están en su mundo, no molestan a nadie y nosotros los estamos perjudicando de una forma evitable. Eso hace que la gente se eche a la calle e intente hacer algo para mejorar el problema. Si a eso le añades el 'boom' del 'running', es la mezcla perfecta. Con las redes sociales, los deportistas somos publicidad pura y dura, así que debemos influir para cosas buenas.

Barcelona es una ciudad especial para usted...

Estuve entrenando en la Mar Bella y me acordé muchísimo de cuando calentaba en el Mundial junior de 2012. Además, estuve en el Barça, me trataron muy bien y estoy muy contenta de ello. Esta ciudad solo me ha dado cosas buenas y le tengo mucho cariño.

¿Mucha gente no entendió que aquel oro lo ganó una niña

Totalmente. Fue un gran error. Esas cosas están para aprender, aunque parece que eso aquí nos cuesta un poquito. 

Como ahora con la heptatleta María Vicente

Se está cometiendo el mismo error y me da pena. Yo lo pasé muy mal, pero mi familia estuvo siempre a mi lado y si estoy ahora aquí es gracias a que ellos jamás me pusieron los pies por el cielo. No se puede convertir cada cosa pequeñita en algo mucho más grande, porque al final te llevas un 'palo' de órdago en el Mundial absoluto. 

¿Le falló mucha gente?

Sí. ¿Sabes qué pasa? Cuando eres joven, crees que todo el mundo te quiere y cuando dejas de ganar ves realmente quién está ahí. A mí me vino bien y, como dice Iván (Pedroso, su entrenador y mito del salto de longitud), lo que sucede, conviene. O sea que sí, lo pasé muy mal, pero gracias a eso tengo una estabilidad que no es normal para alguien de mi edad.

¡Parece mentira que solo tenga 23 años!

Con 16 años yo llevaba la vida de una niña de 16 años. Vivía en un pueblo, salía con mis amigas a los cumpleaños, a fiestas… Compaginaba mi vida normal con los estudios y hacía atletismo tres veces por semana. Se me daba bien y gané un Mundial junior que nadie esperaba. Tuve el día perfecto y me salió. Cuando la gente decía que había entrenado demasiado y que estaba acabada, yo decía que no. Yo estaba de fiesta por ahí, ¿sabes? Y tenía claro que cuando me lo pidiesen mi cuerpo y mi mente, me centraría. Y al final fue la 'cartera'. Vi que o me ponía en serio o tendría que volver a vivir de mis padres e irme de Madrid. Me quedé sin Juegos Olímpicos en Río y mi cabeza dijo, ya, se acabó, ya me he perdido dos Juegos y no puedo perderme los terceros. Y vaya si se notó.

¿Llegó a pensar que no volvería a pasar de 14 metros?

En Madrid tuve problemas psicológicos. Me preguntaba por qué me costaba tanto saltar 14 metros si antes entrenaba tres días a la semana y entonces lo hacía cinco o seis. No veía que descansar y cuidarse es incluso más importante. Mi problema era que no buscaba cómo ser la mejor. Yo hacía lo mismo que las demás y saltaba lo mismo que las demás. Y me faltaba alguien que me lo dijese. Todos me regalaban los oídos.

¿Esa persona es Iván Pedroso?

Totalmente. Es campeón olímpico, tiene nueve mundiales y mil cosas más. Llegó y me dijo, 'chavala, que tú eres campeona del mundo júnior y eso es una mierda. Es muy bonito para el currículum, pero así en el absoluto no te comes un rosco'. Así me lo dijo. Tal cual. Al principio lloré un montón en Guadalajara, pero me sirvió para madurar muchísimo.

Usted ya se había ido a Lisboa para cambiar cosas...

Me fui a Portugal queriendo que Iván fuese mi entrenador. ¿Qué pasaba? Era muy brusco irme de la Blume por problemas psicológicos para entrenar a media hora en tren de Madrid. Era como cuando un futbolista quiere ir del Madrid al Barça y pasa antes por el Chelsea, por poner un ejemplo. 

Vamos, que ha ido madurando de golpe.

En el CAR (de Sant Cugat) lo tenía todo. Me hacían la cama, la comida, la merienda y me daban palmitas. Eso es la leche si eres una persona madura, pero a mí me estaban sobremimando. En Lisboa me lo pagaba yo todo, estaba sola en otro país con un grupo de entrenamiento nuevo y encima me lesioné. Y mira que soy gallega, pero no entendía ni 'papa' el portugués. El ‘palo’ que me pegué en Lisboa me hizo madurar de golpe. Aprendí muchísimo y estoy orgullosa de haber tomado esa decisión. A Guadalajara ya me trasladé con mi pareja (Nelson Évora) y allí acabé de florecer.

Usted empezaba a saltar cuando Nelson Évora ganó el oro en Pekín

Jaja sí. Yo hacía fondo y velocidad. Y a mi padre le encanta Portugal, tanto que hasta se siente portugués. Así que vimos juntos cómo Nelson fue campeón olímpico en 2008. Yo tenía posters suyos en mi habitación, ¿sabes?. ¿Quién me iba a decir que sería mi actual pareja y que ganaríamos medallas juntos? Yo empecé con el triple porque quería hacer lo mismo que aquel portugués que ganaba medallas y además era negro como yo.

Él también estuvo más de un lustro sin ganar medallas desde 2009...

Es el claro ejemplo del sacrificio. Yo me inspiro en eso cada día. Cuando veo su pierna llena de cicatrices me conciencio aún más de que debo cuidarme al máximo. Él me insiste en que no abuse de nada y en que lo dé todo en los entrenamientos con cabeza. Hay que saber medir entre el currar mucho y el cuidarse mucho. A veces quieres hacer un salto más o una serie más y puede ser negativo.

Su reacción cuando ganó el Europeo Indoor no tiene nada que ver con la del Mundial junior. ¿Por qué?

En Barcelona fue algo espontáneo. Hice marca personal en cada salto, la mejoré en 70 centímetros y nadie esperaba que pudiese ganar. Era una niña. Y en Glasgow llevaba dos años con un problema en la espalda sin entrenar triple. Solo saltaba en las competiciones. Y tras mis idas y venidas con ciertas personas de la Federación, que todo el mundo estuviese allí delante con mi familia también en la grada, fue demasiado. Era alegría, pero también decir a algunos. ¿Dudabais de mí? Pues estoy aquí y ahora es un Europeo absoluto. Yo necesitaba esa medalla.

¿En qué ha cambiado ese oro a Peleteiro

¡En nada! En querer trabajar más y en creerme que puedo mejorar, porque ese salto de 14,73 tiene errores. Aún no he tocado techo. Ese oro me ha dado más ganas de querer ser mejor.

¿Qué le dice Iván?

Que estoy entrenando muy bien. Hace un mes me parecía que no estaba dando el máximo y le comenté que me daba miedo haberme acomodado. Y él me decía, 'pero Ana, si estás entrenando genial, ¡estás haciendo marca personal en todo!' Me he vuelto una persona superexigente y eso es bueno. Y me dijo 'tranquila, que si estuvieses entrenando mal, te daría dos bofetadas para que se te pasasen las tonterías'. A mí el título europeo ya se me ha olvidado. No quiero vivir de rentas como me pasó en 2012 con el Mundial júnior.

¿Esas cosas son el Mundial de Doha, los Juegos de Tokio y los 15 metros?

Son tres objetivos que están en mi cabeza, pero antes hay que dar muchos pasos e intentar ir alcanzándolos poco a poco. Sería una alegría para mucha gente y... rabia para otros. ¡Y eso también me encanta, jaja!

¿No me dirá para quiénes, verdad?

No. 

¿Le da vértigo ser una de las esperanzas para Doha?

Para nada. Es lo normal. Si vengo de ganar el Europeo en pista cubierta, lo lógico es que me exijan el máximo en el Mundial. No me parece malo que se me dé como candidata a medalla. Después, a nivel personal si llego con la séptima marca y acabo octava, no estaré contenta. Si quedo sexta, podría estarlo.

¿Qué pediría a la temporada?

Solo salud. Si estoy sana puedo prometer metros y muchas más cosas. Y a la gente le diría es que confíen en mí, porque estoy trabajando para que lleguen más cosas buenas.